Princesita pirata.

- number eigth

Disclaimer: One Piece pertenece a Eiichirō Oda.

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—Umiko esto no está a discusión, recoge tus juguetes. —advirtió al borde del colapso. —Yo te pregunte si era antes o después de la cena, no si es que querías.

—¡No quiero!

—¡Luffy!

—Hija, hazle caso a Nami. —comentó vagamente mientras pescaba. —Podemos llegar al acuerdo que si haces caso me acompañas a pescar.

—Pero yo quiero pescar. —se quejó mientras corría a la baranda donde Luffy con su ya desarrollado sentido de padre puso una mano para que no cayera.

—Si recoges y no haces una rabieta en el camino, puedes pescar.

—Pero papá–

—Capitán. —Le recordó Usopp que también estaba pescando a un lado.

—Umi, recoge tus juguetes, es una orden.

—Sí capitán. —Se fue marcando los pies mientras iba a ordenar su desorden, seguida de Nami ya más calmada pero sosteniendo un poco su cabeza.

Umiko tenía cuatro años, el tiempo pasaba volando y se iba en segundos, la pequeña ya se había vuelto en toda una pequeña niña, dejando su carita de bebé regordeta y comenzando a tener una pequeña voz en la mesa para la hora de comer, con sus cabellos azabaches y su tez clara parecía una verdadera hija biológica de Luffy, lo cual solo le causaba risa al resto de la tripulación.

Hablando de tripulación, la princesa fue instruida desde pequeña que se dirigiera en mayor parte a Luffy como capitán, ya que habían vuelto al Nuevo Mundo y los reporteros los rondaban ansiosos de información.

Umiko recogía algo molesta sus juguetes, papeles y lapices, dejando a escondidas un papel cerca de ella que Nami notó.

—¿Qué tienes ahí, princesa? —Nami hizo un movimiento hacia el papel pero Umiko lo tomó rápidamente y se lo apego al pecho.

—¡No! Es para papá.

—Entiendo, para Luffy. —se arrodillo para quedar a la altura de la menor. —¿No me quieres mostrar porque es un secreto?

Ella no negó, pero vio el papel antes de mostrárselo a su tía. —Es que tía Nami dibuja muy bonito.

Nami era la mejor navegante que había en los mares, lo sabía, pero que lo mencionara la pequeña le calentaba el corazón.

El dibujo que tenía en sus manos era bastante bueno para ser realidad, estaba algo mal pintado pero estaba segura que recibió ayuda de alguno de los demás para que un círculo saliera tan bien, podría apostar a que fue Robin o Ussop.

—Es precioso tu dibujo. —le felicitó entregando la obra de arte.

—¿Enserio?

—Claro que si ¿quieres que te acompañe para entregarlo?

—Quería pedirle ayuda al tío Franky para que quedara en la pared. —hizo la mímica como si fuera a quedar pegado en el aire.

—Eso se arregla rápido. —Nami le ofreció la mano y ambas caminaron hacia el taller.

Nami entró seguida de la pequeña y observaron como el lugar estaba atravesando un remolino de inspiración del constructor del barco. —¡Franky!  —llamó.

—Hermana Nami, ahora mismo estoy trabajando y estoy suuper concentrado. —Contestó desde algún lugar entre la madera y la lata.

—Oh. —Umiko tiro de la mano de la mayor levemente. —Mejor volvamos tia Nami.