Capítulo 36

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Jimin se apartó de Yoongi antes de que las cosas pudieran acalorarse demasiado.

—Hace frío afuera. —se quejó.

Yoongi sonrió y se dio la vuelta para avanzar hacia la puerta.

Jimin lo siguió dentro después de que la puerta fuera abierta y esperó a que Yoongi la cerrara.

—Entonces... ¿tu mamá no estará en casa?

—Relájate, ella no nos molestará cuando lo esté. Salió con la mamá de Namjoon, así que se tardará un rato.

—¿La mamá de Namjoon?

Yoongi asintió y dejó caer sus llaves en la pequeña canastilla cerca de la puerta antes de quitarse la casaca y colgarla.

—¿Quieres algo de beber? —le preguntó.

Jimin frunció el ceño ante la inesperada amabilidad.

—Uh... ¿Qué tienes?

—Aguas residuales o agua del retrete, tu elección.

Jimin en realidad lo tomó en serio por un segundo, pero luego entendió el sarcasmo.

—Me gustaría un poco de té. —respondió.

—Te gustaría un poco de té. —Yoongi repitió.

Jimin asintió. —Dos de azúcar y un poco de...

—No soy un jodido Starbucks.

Jimin suspiró. —Me gustaría un poco de agua entonces.

—Eso sí tenemos.

—¡Pero no agua del caño!

—Seguro.

Yoongi tomó un vaso de la alacena y sirvió el agua en él antes de entregárselo a Jimin. Se dio la vuelta de nuevo y tomó un vaso más pequeño para servirse un poco de whisky.

—¿Qué estás haciendo? ¿En serio vas a beber alcohol?

—¿Entonces ahora puedes ver también? ¡Vaya, bien por ti!

Jimin exhaló sonoramente colocando el vaso en la mesa antes de mirar alrededor de la habitación, pretendiendo estar ocupado.

—¿No vas a chuparme el pene o qué? —Yoongi le dió un empujón con el entrecejo fruncido.

Y Jimin se atragantó con el aire.

—¿Disculpa? No soy una mascota para que me estés empujando así y definitivamente no...

Jimin no logró terminar porque Yoongi lo empujó contra el mostrador y lo besó fruscamente.

—Necesitas aprender a callarte la jodida boca —habló Yoongi contra sus labios—. Un día esa bonita boquita tuya va a meterte en un gran problema.

Jimin tragó saliva y Yoongi presionó un beso en su cuello antes de tomar la parte posterior de sus muslos, levantándolo. Jimin instantáneamente se agarró de los hombros de Yoongi para no caerse de espaldas y enredó las piernas alrededor de su cintura.

—¿Vas a cargarme hasta arriba? —preguntó incrédulo. 

Pero Yoongi ya estaba caminando hacia las escaleras.

—Sé que te gusta. —le contestó.

Jimin soltó una risita y confirmó lo dicho besándole el cuello.

Ambos llegaron a la habitación en cuestión de segundos, y Jimin necesitó todo de sí para no decirle a Yoongi que se fuera a la mierda por dejarlo caer tan descuidadamente sobre la cama.

BEBÉ, EL CIELO ESTÁ EN TUS OJOS. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora