Capítulo 42

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La siguiente semana pasó en un abrir y cerrar de ojos; Jimin tuvo dos exámenes y sus padres lo llevaron a una gala, así que es innecesario decir que la segunda semana escolar del año había sido completamente caótica para él.

Era miércoles y había acordado ir a casa de Seokjin esa tarde para iniciar su proyecto de economía. Tenían que elegir una compañía exitosa y básicamente escribir toda su historia en una presentación de PowerPoint. Era fácil, pero a Jimin realmente le gustaba ir a casa de Seokjin porque sus padres raramente estaban en casa y no había nadie fastidiándolos, ni siquiera su hermano pequeño.

Caminó con Seokjin hacia la escuela de Namjoon para que pudiera hablar con su novio y darle un beso de despedida. Era lindo y también asqueroso al mismo tiempo. Jimin se ofreció a esperarlo cerca de la parada de autobús, así no tendría que molestarse en verlos chuparse la cara el uno al otro.

Pero se quedó mirando a Yoongi, quien estaba apoyado contra la pared, fumando con Namjoon, cuando alguien le dio un ligero jalón en su chaqueta. Era un niño pequeño con la ropa sucia, que parecía un indigente.

—¿Puedes darme algo de dinero?

—No. Vete. —contestó Jimin y se alejó de él. Odiaba a los mendigos. 

Observó luego cómo el niño caminó a través del patio de la escuela, directo hacia Yoongi, Namjoon y Seokjin.

«Esto va a ser bueno», pensó.

Su boca se abrió cuando vio al niño extendiendo su mano hacia Yoongi y este realmente buscando entre sus bolsillos para colocar finalmente un billete en la pequeña mano del infante. El niño le sonrió y le agradeció, antes de correr lejos con una enorme y radiante sonrisa en su rostro.

Jimin clavó la mirada en el suelo hasta que Seokjin regresó por él, ligeramente avergonzado de haber sido grosero con el pequeño.

Seokjin los condujo hasta su casa en su nuevo Porsche Spyder que había recibido por Navidad. Todo el mundo en su clase había recibido autos por Navidad. Taehyung obtuvo un Bugatti Veyron. A Jimin todavía le gustaba más su Lamborghini sobre todos los demás, si era honesto, y sabía por hecho que era el más costoso de todos ellos.

Cuando llegaron a casa de Seokjin, él tomó una botella de agua y dos vasos antes de que ambos subieran las escaleras.

Llevaban treinta minutos trabajando en su proyecto cuando sonó el timbre, sobresaltando a Jimin un poco.

—¿Esperas a alguien? —le preguntó a su amigo.

—Nam dijo que vendría, así que probablemente sea él. Tenía algunas cosas de las cuales ocuparse antes, por eso no vino con nosotros.

Jimin asintió y esperó a que Seokjin bajara y dejara entrar a Namjoon. A él realmente le agradaba Namjoon porque era alegre y muy divertido.

—Así que has estado engañándome con Park Jimin. —dijo Namjoon con dureza tan pronto como entró en la habitación y lo vio en el escritorio.

Seokjin tragó saliva. —Sí.

Jimin se habría defendido si no hubiera visto la sonrisa de Namjoon, la cual significaba que estaban bromeando.

—¿Puedo ordenar pizza? —preguntó Namjoon cinco minutos más tarde después de haberse tirado sobre la cama.

Seokjin asintió.

Namjoon bostezó. —¿De cuál quieres?

Jimin se volvió a mirar a Namjoon, quien ahora estaba recostado sobre su abdomen con el celular en su oreja.

—Pepperoni, por favor.

Namjoon asintió y repitió la orden en el celular.

—¿Viene seguido? —le preguntó Jimin a su amigo mientras este escribía en su laptop.

BEBÉ, EL CIELO ESTÁ EN TUS OJOS. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora