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Cuando Len-hee se despertó no encontró a Shi Oh a su lado, lo cual le pareció raro, pues no había sentido cuando se levantó, justo en ese momento entro el con una bandeja en las manos, sonriendo. Sin poder controlarlo los ojos de ella se fueron automáticamente a el abdomen de Shi Oh.

Que buena va a ser mi nueva vida.

Shi oh noto esa mirada y sonrió con picardía.

-¿Que pasa? Tengo algo en el abdomen, mis ojos están arriba.- Hablo burlándose de ella quien se puso roja al darse cuenta de que lo estuvo mirando por mucho tiempo.

- ¿Qué dices? Mejor ven, tengo hambre.- Hablo mirando a otro lado.

El se acercó y puso la bandeja en las piernas de Len-hee, tomo su rostro y la hizo mirarlo.

- No te avergüences, me gusta que me pongas atención, porque solo a mí me tienes que mirar, a nadie más.- Luego de decir eso, la beso mientras la empujaba para quedar arriba de ella. Len-hee se separó del beso y sonrió.

- ¿Qué haces?- Dijo Len-hee mientras miraba a Shi Oh.

- ¿Qué parece que estoy haciendo?- Hablo mientras hundía su cabeza en su cuello dejando besos en esa zona.
Ella se reía, porque también le daba cosquillas.

- Bueno ya basta, tenemos muchas cosas que hacer hoy, no hay tiempo para esto.- Dijo sacándose a Shi Oh de encima y comenzando a comer.

- Amoor, tenemos tiempo de sobra, y todavía es muy temprano.- Hablo el, con un tono de súplica.

- ¿Cómo me dijiste?- Ella estaba sorprendida, pues nunca pensó que el sería el primero en hablar de esa forma.

-¿Amor? Perdón si no te gusta, ya no lo haré.- Respondió el un tanto desanimado.

- No digas eso, no me molesta.- Se acercó a el tomando su rostro. - Me gusta, mi amor.- Dijo dándole un beso, a lo que el la miro con una sonrisa llenando su rostro de besos mientras se reía.

(...)

Después de desayunar, se cambiaron y cuando salieron del hotel las calles eran tan lindas, no había caminado por esa calle y se podia apreciar bien, eran angostas pero ese era su encanto, algunas calles estaban llenas de plantas y flores, en otras habia mesas afuera, algunas tenían escaleras, y otras unas pequeñas canaletas a los costados y algunas estaban completamente desiertas, era como si cada calle fuera un mundo diferente, las casas estaba hechas de una manera determinada y cuando salieron a un lugar mas concurrido pudieron ver la variedad de tiendas y monumentos que habia, todos manteniendo la sencillez pero aún asi llamando la atención.

Estuvieron paseando por toda la mañana y para almorzar quisieron ir a un restaurante en el cual fueron bien recibidos, comieron felices platicando sobre como querían que fuera su casa, o donde querían que estuviera.

- Pues yo quiero que la casa esté cerca de algún lago o playa, este lugar es algo caluroso y sería lindo tener un lugar en dónde refrescarnos sin caminar tanto.-  Comento Len-hee mientras comía.

- Tienes razón, yo quiero una casa grande, los niños querrán espacio para jugar.- Hablo Shi Oh pensativo.
Ante ese comentario Len-hee se atragantó con la comida, tomo agua rápidamente mientras Shi Oh la miraba preocupado.

-¿Estás bien?¿Qué pasa? No te gusta la idea.- Pregunto el, mirandola atento.

- Si, si estoy bien, claro que me gusta la idea, pero no creí a ti te gustará.- Respondió ella acomodando un mechon de su pelo tras su oreja, avergonzada.

- Claro que me gusta, quiero formar una familia contigo y estar felices lo que me resta de vida, nunca pienses lo contrario.- Hablo el tomando su mano de forma cariñosa.

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