Capítulo 4 | La Amenaza

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¿Un sueño?, me dije a mi misma mientra me miraba en el espejo del baño , recién me despertaba e intentaba recordar las últimas horas, cada recuerdo parecía borroso pero aun estaba ahí, me toque los labios con los dedos recordando el beso de Noha, ¿Había soñado todo?, es imposible, se que paso, se que fue real, el beso, el espejo y las sombras, aunque haya parecido una locura, estaba segura que no lo había imaginado, sucedió, fue real, me convencí a mi misma.

__Saaaaaaaam... ¿Que tanto haces?.__ Escuche gritar a mi hermano Alex del otro lado de la puerta,__ Por favor... ya apúrate, llegaremos tarde.__ dijo impaciente, mire la hora y efectivamente se había hecho muy tarde, sin darme cuenta había pasado veinte minutos frente al espejo cuestionando si fue real o no lo que viví la noche anterior.

Me cambié rápidamente, jean con bota-mangas anchas y una camiseta holgada, cómoda, con el logo de Soda Stereo, recogí mi cabello rizado en una especie de moño dejando mi frente y rostro totalmente al descubierto, tome mi mochila y salí deprisa.

__¿Por que te demoraste tanto?.__ dijo Alex impaciente. Max estaba recostado en el marco de la puerta, relajado aunque su mirada cargaba con cierta intriga.

__ Me dormi.__ respondí mientras atinaba a tomar una manzana de la frutera y guardarla como desayuno para el camino.

Estábamos saliendo a los empujones y corridas prácticamente cuando de repente la voz autoritaria y severa de mi padre nos hizo clavar los pies en el suelo, dejándonos inmóviles.

__Alex.__ dijo de un grito mientras bajaba por las escalinata. __ Ven para aquí, toma , necesito que antes de ir a la escuela me compres estas cosas.__ dijo mientras le entregaba una papel con una lista de analgésicos y al final ordeno.__ una botella de vino, también.

Alex leyó el mandado que se le indicaba y lo miro con lastima, sabía que iba a ser otro día mas, en el cual se iba a embriagar, consumir pastillas para olvidar y entrar en estado de depresión nuevamente, era lo único que hacía desde que llegamos al pueblo, ni siquiera se había encargado de buscar trabajo, no se cuanto tiempo más podríamos vivir así, hasta cuando nos alcanzaría el dinero, apenas habíamos invertido lo recaudado en la refacción de las habitaciones del castillo.

__Papá ... No crees que deberías dejarlo.__ dijo enfrentándolo Alex cuidadosamente, no sabia como podría reaccionar.

Mi padre le clavó una mirada furtiva y con un grito le dijo.__ Te ordeno que me traigas eso y deja de cuestionarme. __ Alex solo asintió, bajó la mirada y salió de la casa apurado por conseguir lo que mi padre le mandaba.

__ Los veo en la escuela.__ dijo y se adelantó con pasos largos.

Mi padre nos daba miedo, nos intimidaba, era un hombre alto, robusto, de voz potente y carácter rígido. Lo que él decía se hacía , y si se lo desobedece pues... te las tenías que arreglar con él y su cinturón. Ni mis hermanos, ni muchos menos yo nos animábamos a cuestionar nada porque no sabíamos que tan duro nos podía castigar.

junto con Max nos adentramos por el camino del bosque ya que era un atajo hacia la escuela, íbamos caminando en silencio hasta que Max interrumpió.

__ ¿ Crees que papá realmente nos quiere?.__ dijo con un tono de inocencia en su voz, como si fuera un niño.

__ Somos sus hijos Max, nos debe querer, pero sufre... como todos.__ dije tratando de encontrar una respuesta a su pregunta.

__ Nosotros también sufrimos y él parece no darse cuenta... Si nos quisiera haría el intento de hacer de nuestra vida menos miserables.__ dijo lamentándose. __ A veces me da ganas de irme lejos, escaparme y no volver...__

__ ¿ Y qué es lo que te detiene?... Dentro de unos meses terminas la escuela y tendrás la mayoría de edad, podrás irte a donde quieras, independizarte si así lo deseas Max... __

ARGANIA : HEREDEROS DE UNA MALDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora