2

1K 91 7
                                        

Harry no creyó del todos las palabras del moreno, menos aún cuando, al salir de su oficina, se detuvo a escuchar la manera en la que Louis le hablaba de su alfa a su amigo.

Los ojos del castaño despedían un brillo que jamás se había molestado en observar, asi como su sonrisa sincera que provocaba que líneas al costado de sus ojos se dibujaran, pero su enojo fue mayor al notar que el aroma del castaño se volvía mas dulce al nombrarlo.

"No te pago para que hables de temas sin importancia" gruñó el rizado con sus ojos oscurecidos y el amargo de su aroma.

"Perdón, Señor" Louis se levantó de su asiento agachando su cabeza en sumisión.

"Por la luna Harry, ¿Cuál es el problema? Solo los estábamos esperando, Louis ya tiene todo listo"
Liam intervino.

"No te estoy hablando a ti, solo quiero que no se desconcentre"

"Se hacer bien mi trabajo y separarlo de lo personal" espetó el castaño, arto del comportamiento de su jefe.

El silencio los rodeó incomodandolos. Harry comenzó a caminar hacia la sala de juntas, dejando a los demás observándose entre ellos.

"Has algo con ese aroma, nos distrae" acotó el moreno siguiendo los pasos del rizado.

Louis se sintió triste por haber causado tanto revuelo, regañaria mucho a el alfa rubio por su atrevimiento.

"No te sientas mal, es normal que nuestra pareja nos marque con su aroma" trató de consolarlo Liam.

"Niall no es mi pareja, solo somos muy buenos amigos"

"Oh, aún así no tendrían porque molestarte por esto. Hablaré con Harry sobre esto"

"No, señor. No quiero más problemas"

"Llámame solo Liam, o Li... Y no te preocupes por hazz, talvez está estresado. No le hablaré si así lo quieres, pero no dejes que su mal humor arruine el tuyo ¿Entendiste, cielo?"

"Gracias Se-Liam" sonrió hacia el Omega.

El resto de el día intento mantenerse lo más lejos de su jefe, haciendo su tarea como acostumbraba y sin que le importara su seño fruncido.

El resto de el día intento mantenerse lo más lejos de su jefe, haciendo su tarea como acostumbraba y sin que le importara su seño fruncido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



El aroma de su asistente todavía dansaba en el aire, aún después de haber pasado un tiempo que se había retirado de su oficina.

Era inútil decir que ese aroma dulce y picante a la vez no encendía su interior como nunca antes alguien lo había logrado. Su piel picaba por mover cada uno de sus músculos y salir a buscarlo para no dejarlo escapar. Pero su sentido común lo mantenía cuerdo para no hacer una locura.

El sabía que tras esa apariencia desalineada y conservadora había algo más que anhelaba descubrir. Anhelaba con ansias arrancar el sueter a cuadros enorme que le impedía poder vislumbrar la figura que resguardaba bajo toda esa tela. Pero rescataba ese vaquero negro ajustado que remarcaban sus muslos rellenos que lo llamaban a recorrerlos.

Mi Secretario PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora