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Sus ojos permanecian cerrados mientras sus sentidos estaban centrados en las manos que recorrían su cuerpo en una sutil y delicada caricia. Reprimió el deseo de sonreír como idiota al sentir los besos depositados en su mandíbula que culminaron en la pequeña marca depositada sobre la base de su cuello.

Un estallido de sensaciones inundó su sistema al sentir la humedad y caliente lengua paseándose en el lugar calmando el ardor del cual no pensaba quejarse.

"Se que estás despierto, alfa tramposo".
Estuvieron encerrados durante cuatro días, en los que Harry atendió a su Omega como era debido, aprovechando que el suyo abarcó solo los dos primeros días.

Pero está vez era distinto, está vez se habían enlazado y el rizado no estaba dispuesto a dejarlo salir a ningún lado todavía. Todo era muy reciente, su alfa estaba en un nivel de posesividad que provocaba un alerta extremo en él.

"No estoy haciendo trampa si solo pretendo disfrutarte" gruñó ajustándolo más a su costado con su brazo, su otra mano se paseó por el muslo del omega bajo las mantas para culminar apretando uno de sus glúteos.

"Alfa" gimió removiendose.

"Quédate quieto, Omega"

"Debemos levantarnos, el mundo sigue girando ¿Sabes?"

"Lo sé, solo déjame hacer algo" Louis se mantuvo sumiso, derritiéndose entre los brazos de su alfa, mientras Harry acariciaba con su nariz desde el pelo del castaño, su mejilla hasta llegar a su cuello, donde deposito besos y lamió la marca que aun se mantenia fresca en la piel del cuello del castaño.

Perdió la cuenta del número de veces que la volvió a reabrir, urgido por la necesidad inmensa de caer en la realidad de que lo había hecho. Su pecho vibraba en un rugido.

Louis era tan suyo como él le pertenecía.

El celular en su mesa de luz comenzó a sonar insistente, gruñendole antes de contestarlo, negándose a soltar a su Omega.

"Por fin atiendes cachorro, a tu madre casi le da un ataque"

"¿Qué pasó, papá?"

"¿Qué pasó? Estamos a unas cuadras de tu casa. Nos detuvimos un momento porque ella se empeña en llevar algo para almorzar"

"¿Están viniendo?"

"Ya sabes cómo es ella, si tú no vas a vernos, la tendrás a ella encima de ti"

"Pero..."

"Pero nada, prepárate"

Louis se detuvo a mirarlo, sintiendo la ansiedad en su pecho, una sensación ajena a su cuerpo. Harry intentaba procesarlo, reprimiendo su rugido. Iban a invadir su espacio y no sabía si podría mantener la calma, aunque se tratara de sus padres.

"Tranquilo, estaremos bien" el castaño beso a el alfa, liberando de su aroma para calmarlo.
"Pero quiero nuestro nido en la habitación"

"No te alejes de mi"

"Solo serán tus padres, no te preocupes"

A estas alturas no sabía si sus padres lo amaban o eran sus mayores haters

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A estas alturas no sabía si sus padres lo amaban o eran sus mayores haters. Desde que pusieron un pie dentro del departamento, se vió despojado de su Omega, recibiendo un tiron de oreja y una reprimenda por parte de ambos mayores al escucharlo gruñirles.

Mientras los omegas se encargaban de preparar la lasagna que habían comprado en un restaurante, los alfas se encontraban hablando en la sala. O mejor dicho, Harry continuaba mirando a su padre con el seño fruncido mientras éste no paraba de hablar.

"Es bueno saber que en tu cerebro haya habido el suficiente movimiento de neuronas como para que reaccionaras a tiempo y marcarás a este precioso. ¡Maldito suertudo!" Desmond lo apretó entre sus brazos.

Harry no podía refutar algo en su contra, porque era verdad. Si no hubiera reaccionado y actuado a tiempo, seguramente el Omega se encontraría entre los brazos de cualquier otro alfa. Eso hizo gruñir a su lobo.

"Ahora falta que nos den nietos" hablo Anne, mientras ponía los platos sobre la mesa. Ya se había encargado de llenar su rostro de besos amorosos y cumplidos por ser parte de la familia. Louis depositaba la fuente con comida en el centro de la mesa intentando esconder su sonrojo, Harry no tardó en acercarse a su lado, luego de escapar de los asficciante brazos de su padre.

"Mamá, basta. Lo vas a espantar" el rizado lo abrazo, permitiéndole esconderse en su pecho, aspirando el aroma de ambos mezclados. Estaban fascinados de la manera en que hasta en esos detalles congeniaban.

"Nada de eso, ¿O me van a decir que no han estado practicando?". Los mayores se tentaron de la risa al verlos avergonzados, mirándolos con asombro.

"Comamos, los dejaremos descansar un momento" los salvó Desmond a penas pudo parar de reir.

"Perdón por esto" susurró Harry sólo para el castaño, besando su sien. No lo sentía incómodo con sus padres presentes, eso solo le dió tranquilidad a él mismo.

"Es solo un día con la familia ¿No?"
Por la Luna, el pecho del rizado se hinchó ante las palabras de su Omega, su lobo se pavoneo al sentirse orgulloso de su compañero. Su sonrisa se amplió y su aroma se intensificó al perderse en el brillo de los ojos azules.

"Te amo Omega" soltó sin poder contenerlo. Su padre tenía razón, era un maldito suertudo. Besó los labios del castaño con delicadeza, solo intentando demostrar de esa manera todo lo que no podía decir con palabras.

Cómo lo debían de suponer los mayores, Harry no permitió que al tomar asiento, Louis ocupará una silla a su lado, él se sintió más tranquilo sentandolo sobre su regazo, dándole de comer como si de un cachorro se tratara. Pero lo entendían, pues solo se trataba de un alfa consintiendo a su Omega.

Jodidamente cursi.

Luego del almuerzo, los padres de Harry continuaron avergonzando a su cachorro enorme, contando historias y recuerdos de cuando era pequeño y hacia salvajadas que les ponían los pelos de punta.

Louis reía con ellos, dándole de vez en cuando besos a el alfa que lo tranquilizaban y le permitía esconderse en su cuello para intentar ocultar la vergüenza con la que cargaba.

Definitivamente eran sus haters.



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Mi Secretario PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora