Harry era un completo idiota.
Louis era su invisible secretario que se escondía tras sus enormes gafas, suéteres a cuadros y pantalones ajustados.
Harry nunca voltearia a ver a su secretario, menos teniendo la cantidad de omegas, betas y alfas que c...
Los ojos de Harry estaban abiertos de par en par mientras tapaba su boca con sus manos, no podía creer lo que estaba viendo. Permaneció estático por unos minutos detallando a su Omega y la belleza que irradiaba.
¡Mierda, mierda, mierda!
Un hermoso lobo color blanco, que brillaba con las luces que rodeaban el nido estaba frente a él sin dejar de mirarlo. El Omega se removió llamando su atención, dando vueltas en su lugar, chocando con el sillón al hacerlo.
El rizado no dudo en acercarse a la bella criatura, tranquilizandolo al tocar con su mano el suave pelaje del lobo.
"Tranquilo, amor. Estoy aquí" su lobo estaba hecho un loco en su interior, suplicándole que lo dejara salir. "Diablos, eres tan hermoso" jadeó mientras el Omega fregaba su rostro en el pecho del rizado.
"Dejame hacer algo" susurró buscando la mirada brillosa de la criatura.
Harry retrocedió, comenzando a desnudarse. Su sonrisa se ensanchó antes de comenzar su transformación, hasta quedar en cuatro patas delante del lobo blanco.
El Omega chilló emocionado, saltando mientras se acercaba a el lobo castaño, comenzando a restregarse contra éste, marcandolo con su aroma. El lobo castaño lamió el rostro del mas pequeño, gimoteando feliz al mirarse a los ojos.
Verde y azul brillando con intensidad.
Louis camino en sus cuatro patas hasta adentrarse a el nido, arrojándose entre las mullidas almohadas, llamando a su alfa con pequeños gruñidos jugetones, quien obedeció sin pensarlo, recostandose a su lado, lamiendo su ocico para luego descender hasta su vientre.
Todo ese momento se redujo a reconocerse mutuamente, sus lobos estaban más que felices. Después de lamerse y restregarse entre ellos, el alfa se levantó y caminó fuera del nido, volviendo a su forma humana.
El lobo blanco gimoteó ante su ausencia. "Vamos cielo, dejame verte de nuevo"
Louis cerró sus ojos, concentrándose en su parte humana, transformándose sin moverse del nido. "Alfa" lo llamó.
"Cariño, eres tan precioso" lo halagó sentándose a su lado con las piernas estiradas. Ambos estaban desnudos, sin sentir vergüenza. "Los amamos a ambos, tanto mi lobo como yo estamos de acuerdo en lo perdidamente enamorados que estamos de ustedes"
"Nosotros también nos sentimos igual" respondió subiendose sobre el regazo del alfa, con ambas piernas rodeando la cintura del rizado.
Harry sonrió antes de tomar su rostro entre sus manos y unir sus labios. Ambos sintiendo lo íntimo que estaba siendo ese momento, mucho mas de lo que fue compartir sus celos juntos.
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Sus besos se intensificaron en el momento que Louis gimió sobre los labios del rizado. Sus manos recorrían el cuerpo ajeno, apretando sus pieles mientras sus caderas se mecían buscando mas fricción entre sus intimidades.
"Te necesito,hazz" jadeó, sintiendo la lengua del alfa recorrer su cuello y mandíbula, raspando con sus cólmillos por su zona más sensible, justo donde iría su marca.
Harry sintió el lubricante del omega mojar sus piernas, inundando con su dulce aroma el ambiente, haciéndolo endurecer más de lo que ya estaba.
"Mi dulce criatura, te haré sentir tan bien" gimió sobre la piel del castaño, mientras que con uno de sus brazos anclado a su cintura lo levantó, guiando su erección hacia la entrada del omega, enterrandose lentamente en él.
"Oh, si" gruñó Louis, dejando caer su cabeza hacia atrás, mostrando su cuello.
"Montame Omega, se bueno para mí" gruñó apretando la cintura del Omega con posesión, dejando marcas sobre la piel de su cuello y pecho con sus labios.
El calor sofocante los abrazaba mientras Louis subía y bajaba sobre la erección del alfa, sosteniéndose de sus hombros. Gimiendo sin poder controlarse, en esa posición podía sentir lo profundo que llegaba lanpollq de su alfa.
"Oh, si, alfa...tan profundo" jadeó sin dejar de montar a el rizado, los sentones que daba eran más rápidos y fuertes, creando ese chapoteo intenso al encontrarse sus cinturas.
Harry gruñó extasiado, quería más, anhelaba darle todo a su Omega, porque era completamente suyo. Con un movimiento brusco y sin dejar de besarlo, lo recostó entre las mantas del nido, afirmando su agarre en la cintura del Omega para luego comenzar a dar estocadas certeras y rudas.
El sudor recorría sus pieles, deslizándose por sus cuerpos. Louis se movía de acuerdo a las estocadas recibidas, pegando su frente a el pecho del rizado. Sus respiraciones entrecortandose en cada jadeó, cada gemido y palabra indecorosa salida de sus labios.
El cosquilleo en su bajo vientre recorrió todo el cuerpo del castaño, haciéndolo deseoso de sentir a Harry anudándolo.
"Alfa, mío...tu nudo, ¡oh lunas!" gritó al sentir su prostata siendo martillada con ímpetu, arqueando su espalda debido a el placer que sentia.
"Tuyo Omega, todo lo que soy te pertenece" gruñó mordiendo la piel del cuello del Omega, sin llegar a transpasar su piel, para luego enderezarse y rodear con su mano el cuello de Louis, recibiendo a cambio el brillo de exitacion de sus faros azules.
Varias estocadas más le bastaron a el alfa para que su nudo apresara a el Omega, quien llegó a su orgasmo al sentir el dolor de estar siendo estirado.
Sus colmillos deseosos picaron por enterrarse en la tersa piel acaramelada de su Omega, quien mostró su cuello sumisamente. Su instinto posesivo a flor de piel. Harry cerró sus ojos antes de morder la piel acaramelada, retirándose solo al sentir el sabor a hierro en sus papilas gustativas, lamiendo el sitio donde su marca se mostraba roja.
Sus pechos vibraron, llenándose de emociones que no les pertenecían pero que no distaban de ser iguales, de sentirse con la misma intensidad. Ambos se amaban con locura y ahora no lo podían ocultar.
Louis gimió de dolor, pero Harry se encargó de llenarlo de besos, lamiendo las lágrimas que mojaban las mejillas del Omega, mientras se descargaba dentro de él, dejándose caer sobre el nido para que el castaño permaneciera sobre su pecho mientras el nudo bajaba.
"Te amo, alfa" susurró entre dormido el castaño, sorprendiendo a el alfa.
"También te amo, mi Omega. Solamente mío" gruñó dichoso, ajustándolo más a su pecho. Louis fue el primero en caer dormido y el rizado lo acompaño luego de detallar su rostro y acariciar su espalda con cariño.