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Intentar mantener distancia con su jefe se le estaba haciendo cada vez más difícil, inclusive después de haber sido consolado por él mismo después del inconveniente con Patric.
Aún así, hacia todo lo posible por estar cerca de él lo menos posible.

Después de haber revisado varios contratos que debía archivar, se encontró con uno de los últimos a los que les faltaban las firmas de los directivos, por dicha razón tuvo que acercarse a la oficina de Liam.

Una vez en el lugar, el Omega lo entretuvo conversaciones que lograron envolverlo hasta sacar lo que llevaba guardado en su interior. Pero, podía confiar el Liam ¿Verdad?

"¡Oh por la luna, te sientes atraído por Hazz!" Liam estaba feliz por el pequeño castaño, quien tapaba su rostro avergonzado.

"Sh, alguien podría escucharte y estaré perdido si eso sucede"

"No hay nada de malo en lo que sientes"

"¿Estás bromeando?. Estamos hablando del Señor Styles, un alfa tan inalcansable como mis sueños de recorrer las playas de Grecia."

"No me jodas Louis, eso te impide arriesgarte?"

"No, el buen juicio lo hace. Se que seré rechazado, por eso prefiero dejarlo solo en la pila de sueños que jamás se harán realidad"

"¿Y quién te asegura que te rechazará?"

"La fila de omegas, betas y alfas delante de mi. Es que soy tan poca cosa al lado de cada uno de ellos, tan sofisticados y hermosos. Mejor cambiemos de tema" Louis no quería comenzar a sentirse triste. Estaba bien con la idea de dejar de ilusionarse con alguien que estaba a millas de distancia de su corazón.

Liam lo observó dolido, pero comprendía el punto del castaño y su intento de proteger su corazón, por esa razón no dudo en firmar los documentos y hablar sobre esa campaña. Louis siempre tenía buenas ideas.

El rizado necesitaba urgente la autorización de su amigo Omega para la próxima publicidad que realizarían, por eso se encontraba frente a la puerta de su oficina

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El rizado necesitaba urgente la autorización de su amigo Omega para la próxima publicidad que realizarían, por eso se encontraba frente a la puerta de su oficina. Pero se detuvo en seco al escuchar su entusiasmo para luego escuchar la voz de su asistente hablando con él.

Harry mantenía su mano en su pecho, intentando calmar su agitado corazón. Había escuchado toda la conversación sin querer entre el castaño y Liam. Tenía el deseo ferviente de entrar y abrazar a su secretario, decierle que lo que sentía era mutuo, pero las palabras que Zayn le habia dicho y que aún retumbaban en su mente lograban ganar la batalla.

Odiaba los sentimientos que solo lo confundían más, pero al mismo tiempo se sentía tan dichoso, porque nunca, nadie logró despertar esa parte en él, menos aún sin querer.

Volvió a su oficina, olvidándose de entregar los documentos que estaban destinados a Liam. Quería llegar y encerrarse allí hasta que fuera hora de retirarse, aunque había cosas que no podía controlar por él mismo, como por ejemplo, a un Zayn muy interesado en aquello que lo mantenia en un debate interno, hasta que logró decirselo.

Mi Secretario PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora