CAPÍTULO 13

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Despertarme era fácil, lo difícil era salir de mi cama. Me senté mientras me estiraba con pereza, observé panorámicamente mi habitación, está mañana se sentía diferente a cualquier otra mañana, tenía el presentimiento de que algo iba a suceder.

Me levanté dirigiendo mis pasos al cuarto de baño, hice mis necesidades y luego de cepillar mis dientes bajé directamente a buscar a Rose.

Mientras bajaba las escaleras detalle lo que nunca había visto de la casa, sus muros altos, los barandales pulidos y tallados a mano, las grandes alfombras que adornaban el suelo, la casa era simplemente preciosa y la belleza que está irradiaba con la luz mañanera era una obra de arte digna de admiración.

El olor de la comida llegó a mi nariz haciendo cosquillas en mi estómago, me había ido a la cama sin cenar y eso me estaba pasando factura.

Al arribar la cocina me encontré con una Rose bailarina, había una pequeña radio de la cual salía una melodía muy al estilo New Orleans, la observé con una pequeña sonrisa contagiandome de su buen humor. La tomé por sorpresa uniendome a su baile, ella soltó una risita siguiendome el juego, ella me hizo girar haciendo que me soltará fuí dando vueltas mientras soltaba carcajadas las cuales fueron abruptamente interrumpidas por el pelinegro y Samantha con quienes me topé de frente.

El primero me observaba con la cabeza ladeada y estoy casi segura que con una sonrisa, por orto lado mi hermana tenía una sonrisa pequeña, les sonreí mientras iba a por Samantha para unirla a nuestro pequeño baile, ella solo soltó una carcajada uniendose a mi locura, el pelinegro observaba desde el marco de la cocina, la canción terminó e hice una reverencia exagerada a mis complices quienes negaron con la cabeza riendo.

— Jodie, que buen humor tienes está mañana — la exclamación de Rose me hizo sonreír haciendo que le echara una mirada rápida al enmascarado.

— Es cierto, hacía bastante no te veía de tal manera — la expresión de rareza de mi Sam no pasó desapercibida, aún así mantenía una sonrisa.

— ¿Que una chica no puede tener un despertar feliz?— mi tono fue burlesco, pues tenían razón, no había amanecido de tan buen humor desde hace ya mucho tiempo, miré a mi hermana y recordé nuestra pequeña discusión del dia anterior.

— Sam..— la llamé atrayendo su atención de su desayuno a mi llamado, ella me observó con expresión incómoda pero sin perder la pequeña sonrisa que la acompañaba.— ¿Podemos hablar después del desayuno?, a solas.

Su asentimiento fue leve, me observó unos segundos y luego solo decidió seguir comiendo, Rose por su parte me pidió sentarme en el comedor para que desayunasemos todos juntos, observé al hombre, quien no se había movido ni in centímetro de su lugar Rose siguió mi mirada curiosa y pude ver casi como si recordara que él estaba ahí presente.

—¡Oh Brahms! Había olvidado que estabas allí — su expresión de sorpresa y pena me hizo gracia y al pelinegro también pues solo soltó una pequeña risa negando con la cabeza.

— Está bien, no te preocupes — No había escuchado su voz desde la última vez que tuvimos esa conversación aquella noche, había salido con una nota ronca y grave.

— ¿Vas a desayunar con nosotras Brahms?

La pregunta había salido de una muy sorprendida Sam, la entendía, pues él solo se dirigió a la pequeña silla junto a ambas, quienes lo mirábamos con extrañes. Por lo general a Brahms no le gustaba estar cerca de ninguna cuando comía, bueno, de mí, pues mi hermana ya le había visto el rostro aquella noche en la que tuvo que obligarlo a quitarse su preciada máscara.

El pelinegro asintió, Rose sirvió los platos sentándose en el proceso, ambas empezamos a comer sin perder de vista a Brahms quien miraba receloso la comida, noté la duda en sus ojos y en sus manos inquietas, incluso por un momento pensé que se iba a levantar excusándose para irse a comer a otro lado, pero no.

«TEACH ME»| Brahms Hellshire.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora