Despertarme se había vuelto todo un reto para mí, últimamente vivía entre mis sábanas, no tenía mucho ánimo para hacer algo.
Ya han pasado meses sin interacción de parte de Brahms, y empiezo a sospechar que esa es la raíz de mi nuevo comportamiento.
— Buenos días.
Mi voz hace sobresaltar a mi hermana, quien estaba concentrada en su teléfono.
— Buenos días.— se voltea a mirarme y su cara se contrae en sorpresa.— Wow, que fachas las tuyas.
Intentó no darle importancia a sus comentarios burlones, que últimamente eran muchos, ahora no tengo tiempo para eso. Me sirvo café y tomó una rebanada de pan, para volver rápidamente a mi habitación.
Siento la mirada pesada del pelinegro pero no le hago caso, me parece totalmente ridículo su comportamiento, no me habla pero me vigila. Visualizo a Rose salir de su habitación, ella me mira con sorpresa pero luego me da una sonrisa, estoy segura que soy un desastre, y su gesto solo me lo comprueba.
— Buenos días mi cielo.— su tono es dulce, y automáticamente me hace sonreír, no puedo ser una imbécil con ella.
— Buenos días Rose, ¿Cómo has dormido?
— Muy bien, gracias por preguntar mi niña.— su tono dulce es un respiro a mi amargura, y su sonrisa me contagia.— ¿Y tú?
— Creo que no me puedo quejar, al menos he dormido.— Soltó una risita, y su vista se desvió a mi espalda.
— Veo que tienes compañía, iré a desayunar.
La miro extrañada, y me giró al lugar donde estaba mirando, era el muñeco Brahms. Estaba sentado en el piso aún con su pijama, no había estado demasiado consciente de que había dejado botado al pobre por semanas en su habitación.
Camine en su dirección, lo iba a recoger cuando por el rabillo de mi ojo visualice a alguien caminando en mi dirección, solté un grito dejando caer mi taza.
¡Estúpido Brahms!
Llevé una mano a mi pecho, escuché pisadas rápidas, eran Sam y Rose, la preocupación se les notaba a kilómetros, cuando notaron la razón de mi sobresaltó simplemente se dieron la vuelta, no sin antes guiñar y sonreír en dirección al grandulón. Las mire extrañada.
— ¿Qué te sucede?, en verdad me asustaste.— inquiero molesta, encarandolo.
— Quiero hablar contigo .— su tono fue duro, no esperaba que me hablara así, mi gesto fue de desconcierto.
¿Qué rayos le sucede?
— Pues adivina qué .— lo miré directamente a los ojos.— yo no quiero.
— Hablo enserio jodie .— la manera en que pronunció mi nombre me dió escalofríos, seguía hablándome como si tuviera la culpa de todos sus problemas.
— Y yo también, no tengo nada que hablar contigo, nisiquiera quiero verte .— Mi voz salió igual de fría que la suya. Eso lo lastimó, pude notarlo por la forma en la que su rostro se contrajo en un gesto dolido detrás de su máscara, como si no esperará aquella respuesta de mi parte.
— Por favor….
— No Brahms, no quiero hablarte ¿Acaso esperabas que te recibiera con los brazos abiertos después de que me ignoras por meses?.— lo interrumpí sin dejar que siguiera con su súplica.
— Tengo mis razones, pero si no quieres hablar está bien, lo acepto .— y procedió de nuevo a darme la espalda para largarse y dejarme tirada como estúpida otra vez, lo odio demasiado.
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«TEACH ME»| Brahms Hellshire.
Novela Juvenil-¡Llamaré a la policía si no me dices quien eres y que carajo quieres!.- lo amenacé. -No..- respondió casi en un susurro por fin. -¿Porque no, acaso hiciste algo malo?.- le pregunté por su respuesta negativa ante la mención de la policía. -No, no lo...