Desperté por la luz que se colaba por las ventanas.– Otra vez había olvidado cerrar las benditas cortinas– inmediatamente me tape con las cobijas, el dolor de cabeza me estaba matando, mire la hora en mi celular eran pasadas las once de la mañana, decidí salir de la comodidad de mi cama para buscar unas Aspirinas y un gran vaso de agua. Cuando llegué a la cocina me sorprendió ver a Sam allí haciendo el desayuno o el almuerzo, supuse que se había acabado de levantar también.
-Buenos días, Jodie ¿Que tal dormiste?.- pregunto dándose la vuelta para mirarme, su ceño paso de ser tranquilo a ser la viva imagen de la preocupación.-¡Por todos los cielos Jodie! ¿Que te paso en el rostro?.
Justo ahí todo lo que había pasado la noche anterior me abofeteo mentalmente haciéndome sentir mareada, lo había olvidado ¡Diablos, ahora entiendo el dolor de cabeza!.
-¿Eh?.- solté mareada e instintivamente me dirigí al pequeño espejo que había justo al lado del teléfono en la pared, mi cara de sorpresa fue increíble.- Diablos pensé que no sería tan grande,.- solté en un jadeo.
-¿Quién te hizo eso?.- demandó con tono molesto.- sientate te revisaré, ya vuelvo no te muevas.- dijo para ir a buscar el botiquín que anoche había usado con Brahms.- déjame ver.
Hice casi a sus indicaciones mientras veía como su ceño se frunció en concentración mientras me curaba, tenía media cara morada por culpa del imbécil que ahora estaba dos metros bajo tierra.
-Ya me dirás como te hiciste esto.- preguntó con tono autoritario, su voz me hizo salir de mis pensamientos para mirarla, no sabía cómo decirle que su "amiguito" quería hacerme daño y por gritar pidiendo auxilio me dejó la mitad de la cara del color de una ciruela.
-Fue el imbécil que trajiste a la casa.- le solté con tono altanero, pero luego me arrepentí ella no tenía de la culpa de que el tipo haya querido hacerme algo, suspiré.- lo siento, pero te dije que algo estaba mal y solo me ignoraste, el hombre que trajiste quiso violarme y por gritar en auxilio me golpeó.- le dije encogiendome de hombros.
-¡¿Qué!? Maldita sea Jodie, ¿Estás bien? ¿Te hizo algo?, Ese maldito me las va a pagar.- soltó exasperada.
-Tranquila, no me ha hecho nada porque…- me detuve de golpe, no podía decirle nada de Brahms aún, sus ojos se entrecerraron en cuanto vió que me quedé callada.
-¿Porque…?.- preguntó con la misma expresión.
-Porque le golpeé en las pelotas y salí corriendo en busca del teléfono y le amenacé con llamar a la policía si no se largaba de una buena vez, él solo salió de la mansión y se fue en un auto.- le mentí, no quería que descubriera a Brahms y mucho menos de que ahora era cómplice de asesinato.
-Mas le vale que no lo vuelva a ver jamás en su miserable vida o yo misma lo mataré.- no lo negare, fue muy chistoso escuchar aquello dado a qué el tipo ya estaba muerto ¡Ja!.-¿Segura que estás bien?.
-Si, no te preocupes.- le dije encogiendome de hombros.- ¿Tu no tienes turno hoy?.
-Debería estar hace una hora en el hospital, pero clara me cubrió así que, debo irme.- suspiro para luego mirarme.- ya sabes, el número del hospital está anotado justo al lado del teléfono y el mío, ten cuidado y no le abras a desconocidos, te quiero, ¡Adiós, nos vemos en la cena!.- eso último lo grito desde la entrada, escuché la puerta cerrarse y luego el auto alejándose de la casa, cuando me di la vuelta grité y pegue un salto.
Brahms que había estado parado en el marco de la cocina mirándome, también se sobresalto cuando oyó mi grito.
-Me asustaste.- le dije llevandome una mano al pecho.- ¿Que haces ahí parado?, ¿Tienes hambre?.- le pregunté más calmada y con una sonrisa tímida. Él asintió y le indique que se sentará para servirle un poco de comida de la cual Sam se había encargado, cuando vió que me iba a sentar a acompañarlo se me quedó viendo esperando algo.
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«TEACH ME»| Brahms Hellshire.
Novela Juvenil-¡Llamaré a la policía si no me dices quien eres y que carajo quieres!.- lo amenacé. -No..- respondió casi en un susurro por fin. -¿Porque no, acaso hiciste algo malo?.- le pregunté por su respuesta negativa ante la mención de la policía. -No, no lo...