Ambos nos habíamos congelado al oír aquella voz, me giré inconscientemente hacia la puerta aún con los ojos vendados, apreté los hombros de Brahms en cuanto escuché el forcejeo del pomo. Vanesa quería entrar.
Las manos de Brahms se apretaron en mi cintura con fuerza haciéndome jadear, me estaba lastimando.
Me arranque la corbata de los ojos en un movimiento rápido, mi vista se encontraba borrosa debido al cambio brusco de luz, parpadee buscando aclarar un poco. Lo único que alcancé a ver antes de ser arrojada con fuerza lejos del pelinegro fueron sus ojos.
Eran azules, del azul más claro y hermoso que jamás hubiera visto, en su ojo derecho tenía una cicatriz que abarcaba un poco de su párpado y su pómulo. Tenía sorpresa en sus ojos, era bastante evidente que no esperaba que me quitará la venda sin antes avisarle.
Aterricé de espaldas en el suelo golpeándome la cabeza en el acto, escuché pasos apresurados y los sonidos en la puerta se intensificaron haciéndome levantar de golpe, visualice por el rabillo del ojo como Brahms se colocaba la máscara con afán.
— ¡¿QUIÉN ESTÁ AHÍ?!
¡SANTO DÍOS DE LAS VACAS!
me sobresalté al oír aquello muy cerca, no me había dado cuenta que estaba cerca de la puerta, me giré asustada buscando la mirada del pelinegro.
—¡Brahms!, mírame. ¿Qué hacemos?.— le susurré lo suficientemente alto para que solo él lo escuchara, después de todo no estábamos tan lejos.
Él solo estaba allí parado sin hacer nada y eso me estaba empezando a desesperar en niveles que no conocía.
—¡Hey!
—¡PUEDO OÍRLOS!.
Escucharla gritar y aporrear la puerta no era una buena fuente para que mis nervios se calmaran, miré con nervios al hombre que se había girado mientras sostenía algo en la mano.
Era un maldito cuchillo.
Maldición, lo que faltaba.
Me acerque en pasos rápidos, iba a quitarle el objeto, no iba a permitir que hiciera algo estúpido.
Mi sorpresa fue enorme en cuánto di unos pasos y él levantó el cuchillo para defenderse de mí. Lo observé con los ojos abiertos parando en seco.
—¿Qué sucede Brahms?, somos del mismo equipo.
Mi ceño fruncido era lo que intentaba tapar el miedo que sentí en ese momento.
— ¡ALÉJATE DE MÍ!.
Su grito me asustó haciéndome retroceder. De repente los llamados en la puerta y los forcejeos se detuvieron haciendo que el ambiente quedará en total silencio. Solo se podía escuchar mi respiración asustada y la agitada de Brahms.
Lágrimas se agolparon en mis ojos en cuánto lo ví acercarse a mí, retrocedí pegando mi espalda contra la puerta, cerré los ojos con fuerza en cuánto sentí que no tuve escape.
Pensé en todas las cosas que había hecho y vivido, en mi hermana y en Rose. En los momentos lindos que tuve con Brahms y en la chica que pude haber sido si tan solo no hubiese perdido mi tiempo jugando a cambiar al asesino.
Llore, solté las lágrimas más gruesas que nunca había soltado, pensé en mi madre y en el momento en que nos reuniríamos. Jadee asustada mientras lloraba a mares, me deslicé por la puerta sosteniendo mis rodillas cerca de mi pecho mientras escondía mi cara en ellas, lloré por la vida que tuve.
Escuché como un objeto cayó al suelo, fue un golpe seco y pesado, levanté la mirada y me quedé paralizada al notar lo que había enfrente.
Era Brahms.
ESTÁS LEYENDO
«TEACH ME»| Brahms Hellshire.
Novela Juvenil-¡Llamaré a la policía si no me dices quien eres y que carajo quieres!.- lo amenacé. -No..- respondió casi en un susurro por fin. -¿Porque no, acaso hiciste algo malo?.- le pregunté por su respuesta negativa ante la mención de la policía. -No, no lo...