╚»33«╝The Smallest Man Who Ever Lived

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Dɪᴅ ʏᴏᴜ sʟᴇᴇᴘ ᴡɪᴛʜ ᴀ ɢᴜɴ ᴜɴᴅᴇʀɴᴇᴀᴛʜ ᴏᴜʀ ʙᴇᴅ?
Wᴇʀᴇ ʏᴏᴜ ᴡʀɪᴛɪɴɢ ᴀ ʙᴏᴏᴋ? Wᴇʀᴇ ʏᴏᴜ ᴀ sʟᴇᴇᴘᴇʀ ᴄᴇʟʟ sᴘʏ?
Iɴ ғɪғᴛʏ ʏᴇᴀʀs, ᴡɪʟʟ ᴀʟʟ ᴛʜɪs ʙᴇ ᴅᴇᴄʟᴀssɪғɪᴇᴅ?

Dɪᴅ ʏᴏᴜ sʟᴇᴇᴘ ᴡɪᴛʜ ᴀ ɢᴜɴ ᴜɴᴅᴇʀɴᴇᴀᴛʜ ᴏᴜʀ ʙᴇᴅ?Wᴇʀᴇ ʏᴏᴜ ᴡʀɪᴛɪɴɢ ᴀ ʙᴏᴏᴋ? Wᴇʀᴇ ʏᴏᴜ ᴀ sʟᴇᴇᴘᴇʀ ᴄᴇʟʟ sᴘʏ?Iɴ ғɪғᴛʏ ʏᴇᴀʀs, ᴡɪʟʟ ᴀʟʟ ᴛʜɪs ʙᴇ ᴅᴇᴄʟᴀssɪғɪᴇᴅ?

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Iván

Mis manos y piernas temblaban de manera incontrolable mientras tronaba mis dedos. Ni si quiera sentía que respiraba con normalidad, solo sentía mi pecho arder y mi cabeza a punto de estallar. No me molestaba en limpiar las lagrimas que ahora escurrían hasta mojar mi playera.

Mi vida se basaba en sangre, sicarios, armas y narcotraficantes en mi entorno, siempre. Pero nunca en el miedo. No hasta hoy. No hasta que escuche a mi Mel gritar. No hasta que la escuche patalear y luchar porque la dejaran en paz. No hasta que no pudimos ir más rápido a rescatarla. No hasta que encontré su camioneta abierta y ni un maldito rastro de mi novia.

Habíamos vuelto al rancho luego de que no encontráramos ni un rastro de Mel, Nestor se encargo de revisar el perímetro mientras mi vista daba vueltas y las ganas de vomitar se alojaban en mi garganta.

Ya había puesto a todas las personas a mi servicio a buscar hasta debajo de las piedras. Me estaba volviendo loco lentamente. Mis hermanos y mi mamá estaban aquí junto a mi. Sentía las caricias de mi mamá en mi espalda y cuando recordé las caricias de Mel, los sollozos empezaron a escapar de lo garganta, incontenibles.

-Ya, ya, ya-. La escuchaba susurrar en mi oído mientras yo ocultaba mi cara en su pecho. Sentía las manos de mis hermanos en mis hombros y no ocasionaba nada más que mi llanto.

-Iván-. Escucho a Nestor hablarme y lo empiezo a bombardear en preguntas.

-¿Ya saben donde esta? ¿La encontraste? ¡Dime algo Nestor no te quedes callado chingada madre!-. Le grito mientras lo sacude de los hombros.

-No Iván, pero si sabemos que no fueron los que te dispararon-. Habla pausado y bajito mientras me sostiene de los hombros.

-¿Cómo que no?-. Pregunto en susurro.

-Los vigilaban mientras Mel desapareció y al parecer era alguien que no es de aqui-. Suspira. -Encontramos las placas, son de Guadalajara-. Susurra serio.

-Buscalos-. Digo serio mientras limpio con coraje mis lágrimas. -Tráemelos vivos-. Asiente y lo veo salir del rancho.

-Vamos a encontrar a mi cuñis Quino, no te preocupes-. Asiento mientras la cabeza me sigue punzando.

¿Que monstruos te llevaron mi amor?




3 días, 3 días habían pasado desde que no sabíamos nada de Mel, no llegaban llamadas de secuestro, no había ni una maldita señal de que mi niña siguiera viva. 3 días, 3 días habían pasado desde que no podía comer ni dormir. Lo había intentado, lo había intentado por mi madre y mis hermanos, no habían dejado de insistir, pero cada que ponía un bocado de comida en mi boca no tardaba ni un segundo en vómitar y cuando cerraba los ojos para intentar dormir, los posibles escenarios de lo que estaría viviendo mi niña, simplemente no podía.

Pero más que nada intentaba estar, relativamente bien, por mi Mel, casi podía escuchar su voz regañandome por no comer, por no dormir y por no poder parar de llorar, pero no podía parar de hacerlo. Me sentía culpable, de absolutamente todo, de haberla traído aquí, por haberla metido en mi mundo, por dejar que se la llevara.

Me ardía en el alma ver a mis hermanos y mi mamá igual que yo, los descubrí llorando en la cocina mientras creían que estaba dormido, vi a Ovidio ser consolado por mi madre y la suya mientras lloraba desconsolada, Alfredo estaba igual, y mi madre peor, pero aun así se hacían los fuertes, por mi.

Escuche el teléfono de la casa sonar y no pude evitar fruncir el entrecejo mientras mis manos empezaban a sudar frío y temblar. Corrimos todos al teléfono y mientras descolgaba el teléfono y me lo llevaba al oído, sentía las miradas asustadas de todos, incluida la de Nestor.

-Pero si es el Chapito mayor-. Escuche una carcajada del otro lado y mi sangre comenzó a hervir.

-¿Donde esta?-. Grito a través del teléfono mientras empiezo a llorar. -¿Donde putas la tienen?-.

-Ese no es un buen tonito para hablarme-. Escucho al hombre chasquear la lengua detrás del teléfono. -Menos si tengo a tu princesita-. Ríe y la piel se me eriza.

-¿Que es lo que quieres?-. Pregunta Ovidio molesto mientras me arrebata el teléfono y pone el altavoz.

-Aaaa pero si esta la familia reunida-. Celebra a través de teléfono. -¿Quieren escuchar a su Mel?-. Pregunta con tono divertido que ocasiona que mi bilis se instale en mi garganta. -Mira Meli, es tu noviecito-. Dice divertido y después de 3 días, escucho a Mel.

-Iván-. Grita.

-Mi amor-. Tomo el teléfono y me lo pego al pecho mientras siento mis rodillas flaquear. - Mi niña, no te preocupes, vamos a ir por ti ¿esta bien?-. Asiento repetidamente como si pudiera verme.

-Yo se, yo se-. Susurra y escucho el llanto apoderarse de ella. -¿Iván?-. Me llama y yo repito su nombre más de diez veces en susurros. -¿Recuerdas a mi princesa?-. Respondo un leve "si" mientras la escucho sollozar. -Recuerdas que te dije que era mi mejor amiga, que me encantaba visitarla, si pudiera volver a esos días lo haría-. Solloza más fuerte. -Si pudiera volver lo haria-. Solloza más fuerte.

-Awwwww eso si que me conmueve-. Habla con falsa lastima el hombre a través del teléfono. -Es una lástima que no estés aquí Ivancito-.

-¿Que es lo que quieres?-. Gritó.

-Pues nada más 25 millones de dólares-. Dice simple. -Esto que le esta pasando a tu niña es porque no colabora ¿si sabes no?-. Dice como si fuera obvio.

-Te lo voy a dar-. Asiento. -Pero quiero a Mel de regreso, ya-. Digo tanjente.

-Eso no se va a poder-. Canturrea. -Hasta que me des ese dinero-. Dice feliz. Maldito enfermo. -Te voy a dar el número de cuenta y si quieres ver a Mel bien, me lo vas a transferir hoy-. Explica. -¿Estamos de acuerdo?-. Asiento entre dientes y simplemente cuelga.

Estrelló con furia el teléfono en la pared mientras me dejo caer en el sillón.

-¿Que hacemos?-. Dice Alfredo. Niego muchas veces mientras sigo sin parar de llorar. Ahora con coraje.

-¿Mel dijo?-. Susurra Ovidio. -¿Mel dijo que si puerta volver a cuando visitaba a su princesa lo haría?-. Susurra pensativo. Asiento mientras lo veo confundido.

-¿Y Nestor dijo que la camioneta qué se la llevo era de Guadalajara?-. Sigue hablando. -Los papás de Mel son unos malditos, ¿y si ellos se la llevaron?-.

La idea de Ovidio hace que corra fuera del rancho a donde esta princesa. Su placa llama mi atención. Su placa. Donde la direccion del rancho de los abuelos de Mel brilla en ella.

Allí estas.

𝗞𝗔𝗥𝗠𝗔           ☆𝗜𝘃𝗮́𝗻 𝗔𝗿𝗰𝗵𝗶𝘃𝗮𝗹𝗱𝗼☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora