╚»20«╝ End Game

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I ᴅᴏɴ'ᴛ ᴡᴀɴɴᴀ ᴛᴏᴜᴄʜ ʏᴏᴜ
Jᴜsᴛ ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ ᴇx-ʟᴏᴠᴇ
I ᴅᴏɴ'ᴛ ᴡᴀɴɴᴀ ᴍɪss ʏᴏᴜ
Lɪᴋᴇ ᴛʜᴇ ᴏᴛʜᴇʀ ɢɪʀʟs ᴅᴏ

I ᴅᴏɴ'ᴛ ᴡᴀɴɴᴀ ᴛᴏᴜᴄʜ ʏᴏᴜ Jᴜsᴛ ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ ᴇx-ʟᴏᴠᴇI ᴅᴏɴ'ᴛ ᴡᴀɴɴᴀ ᴍɪss ʏᴏᴜ Lɪᴋᴇ ᴛʜᴇ ᴏᴛʜᴇʀ ɢɪʀʟs ᴅᴏ

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Melissa

Abro los ojos una vez que el pequeño ronquido de Iván me despierta. Habíamos dormido en casa de Alfredo debido a lo tarde que termino la fiesta, entre risas y relatos de su madre se nos paso la madrugada en dos segundos. Había tenido la oportunidad de platicar mucho con mis dos cuñados y me habían caído maravillosamente bien, básicamente amábamos aliarnos para molestar al anciano que justo ahora se esta removiendo.

-Buenos dias-. Me saluda ronco y casi quiero dar brinquitos de la emoción, me acurruco todavía mas cuando me abraza y me atrae a el.

-Buenos dias-.

-Hay que ir a desayunar y nos vamos al rancho, ya te quiero enseñar tu casa-. Me da un beso en la coronilla y yo sigo sin saber que responder.

-¿Mi casa?-. Pregunto enderezándome.

-También va a ser tu rancho, todo lo mío es tuyo-. Dice jalándome para sentarme sobre el.

-¿También tu ropa?-. Digo moviendo juguetonamente mis cejas.

-También, preciosa-. Dice acariciando mis muslos y ocasionando que su short de pijama, el cual me había prestado anoche debido a que olvide mis pijamas, dejara descubierta gran parte de mi piel.

Luego de bañarme y vestirme Iván se había metido a la ducha, aun con algo de nervios decidí bajar.

-Buenos dias-. Digo saludando a mis cuñados, mi suegra y una señora que estaba fuera de la cocina.

-Buenos dias cuñis-. Dice Ovidio mientras me tiende una taza de café y le agradezco. -Ella es mi mamá-.

-Un placer señora-. Digo extendiendo mi mano y ella la toma con una gran sonrisa.

-El placer es mío, el niño Iván no deja de hablar de ti-. Me rio. -Pero dime Griselda, me haces sentir vieja-. Dice divertida y asiento sonriente.

-¿Que se te antoja desayunar hija?-. Pregunta mi suegra mientras toma mi mano y me guía a la cocina.

-Iván me a presumido muchísimo los frijoles puercos que hace-. Casi podría apostar que se le habían iluminado los ojos cuando termine de hablar.

-Te voy a hacer frijolitos con tortillitas de harina entonces mi niña-.

-Le ayudo-.

Una vez que empezamos a cocinar, aunque mi suegra no queria que le ayudara, me dispuse a freír el chorizo para los frijoles como ella me había indicado.

-Ivancito me conto que te van a transferir a un hospital de acá-. Dice mientras estira la masa para una tortilla.

-Si, se que es peligroso que Iván este yendo y viniendo así que decidí que estaría bien pedir mi planta acá, aparte en Guadalajara ya no había cupos-. Digo viéndola y ella me sonríe.

-Me conto también que van a vivir juntos, esta muy emocionado-.

-Si, yo también la verdad-. Le sonrió de vuelta.

-Mi niño esta muy enamorado de ti-. Dice tomándome por sorpresa.

-Y yo de el-. Le aseguro.

-¿Que hacen las mujeres de mi vida?-. Dice Iván sonriente cuando entra a la cocina.

-Nada, chismoso-. Dice su mamá mientras hecha los frijoles a la cazuela.










Luego de terminar de cocinar empezamos todos a desayunar todos juntos, la mamá de Ovidio y mi suegra no dejaban de platicar y reír juntas, note como amaban a todos sin importar si eran sus hijos o no, la señora Griselda les hablaba con tanto cariño a Iván y Alfredo que también parecía su mamá, incluso mi suegra le sirvió el desayuno primero al ratón y sus dos hermanos empezaron de celosos.

-Ya mejor dele todos los frijoles-. Dice Alfredo divertido a mi lado e inevitablemente se me sale una risita.

-Síguete riendo cabeza de Chucky-. Dice mi cuñado medio ofendido y abro mi boca con asombro.

-No sabia que ya nos llevábamos rata pulgosa-. Digo achicándole los ojos amenazadoramente mientras Iván suelta una carcajada.

-Por eso digo que me callo-. Dice empezando a comer.

-Deberíamos llevar a Mel por un aguachile-. Dice Alfredo.

-Si quiero-. Digo emocionada.

-La voy a llevar al rancho, esta que no cabe de emoción por ver mis caballos-. Dice burlón.

-Pero podemos comer todos juntos allá ¿no?-. Sugiero y lo veo asentir inmediatamente.

-Yo llevo el aguachile-. Dice Ovidio y todos asienten.

Luego de terminar de desayunar y ayudar a recoger la mesa, Iván y yo emprendimos camino a su rancho.

-¿Y si me pierdo? ¿Cómo digo para llegar? Das vuelta en el árbol torcido y pasas 40 mil piedras-. Digo divertida.

-Tas loca tu, siempre vas a traer quien te cuide-.

-¿Que?-. Pregunto extrañada.

-Siempre va a haber alguien cuidándote, Nini se va a encargar de que siempre haya alguien contigo-. Dice seguro y yo asiento indecisa.

-No quiero que haya alguien vigilándome Iván-.

-No te van a estar vigilando, te van a estar cuidando, no quiero que nada te pase, te tengo que cuidar, mira, si quieres mejor que Néstor se quede contigo, ya lo conoces y te cae muy bien-. Me propone.

-Esta bien-.

Una vez que pasamos lo que parecían ser anillos de seguridad en la entrada del rancho, no pasaron ni diez minutos cuando ya habíamos llegado a la entrada de una grande y hermosa casa. Bajamos y uno de los hombres que se encontraban afuera nos abrió la puerta.

-¿Y? ¿Si te gusta?-. Pregunta algo inseguro. -En unas semanas ya vamos a vivir aquí, puedes hacerle los cambios que quieras-. Dice abrazándome.

-Esta hermosa mi amor-. Lo beso. -¿Vamos a ver tus caballos?-. Pregunto insistente y se carcajea.

Empezamos a caminar hasta que se enfoco en nuestra vista una linda caballeriza estaba super emocionada y no sabia el porque. Me abrió la puerta y en mi vista aparecieron varios sementales pero enfoque mi vista en una preciosa yegua con varias trenzas que al instante casi reconocí, parecía ser que me estaba hablando cuando empezó a relinchar y a pararse sobre sus patas traseras. Me acerque a ella y mis lagrimas empezaron a bajar.

-¿Princesa?-.
































𝗞𝗔𝗥𝗠𝗔           ☆𝗜𝘃𝗮́𝗻 𝗔𝗿𝗰𝗵𝗶𝘃𝗮𝗹𝗱𝗼☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora