╚»35«╝ 10 Minutes Version

935 108 16
                                    

sᴏ ᴄᴀsᴜᴀʟʟʏ ᴄʀᴜᴇʟ ɪɴ ᴛʜᴇ ɴᴀᴍᴇ ᴏғ ʙᴇɪɴ' ʜᴏɴᴇsᴛ
ɪ'ᴍ ᴀ ᴄʀᴜᴍᴘʟᴇᴅ-ᴜᴘ ᴘɪᴇᴄᴇ ᴏғ ᴘᴀᴘᴇʀ ʟʏɪɴ' ʜᴇʀᴇ
'ᴄᴀᴜsᴇ ɪ ʀᴇᴍᴇᴍʙᴇʀ ɪᴛ ᴀʟʟ

sᴏ ᴄᴀsᴜᴀʟʟʏ ᴄʀᴜᴇʟ ɪɴ ᴛʜᴇ ɴᴀᴍᴇ ᴏғ ʙᴇɪɴ' ʜᴏɴᴇsᴛɪ'ᴍ ᴀ ᴄʀᴜᴍᴘʟᴇᴅ-ᴜᴘ ᴘɪᴇᴄᴇ ᴏғ ᴘᴀᴘᴇʀ ʟʏɪɴ' ʜᴇʀᴇ'ᴄᴀᴜsᴇ ɪ ʀᴇᴍᴇᴍʙᴇʀ ɪᴛ ᴀʟʟ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Melissa

La cabeza me punzaba constantemente, sentía mi pecho arder y mi estómago rugir. Ni siquiera sabía cuántos días habían pasado ya, el hambre estaba matándome. Hoy era por la mañana, lo sabía por la luz del sol que se colaba en el lugar. La puerta se azota dejando entrar a mi padre y dos hombres desconocidos.

—¡Crees que no iba a saber la mierda qué hiciste?! -. Grita mientras se acerca a grandes zancadas a donde estoy sentada. —Más te vale que tu maldito noviecito no te haya entendido. ¿Me oíste? Grita mientras me comienza a golpear en repetidas ocasiones.

Ni siquiera podría decir que más sucede, porque lo último que recuerdo es a uno de los hombres frente mío y su puño impactando mi cabeza. El dolor era insoportable, antes de quedarme inconsciente solo pensé en él.

Que esté bien, por favor.

Hola, Mel-. Escucho lo que dicen detrás de mí.

Era un hombre algo alto, con barba de candado. Pero esa cara, esa cara era igual a la de la foto. Era él. Era Edgar.

—¿Edgar?—. Pregunto temblorosa.

—Hola—. Dice mientras se acerca a mí.

La paz que sentía a mi alrededor parecía casi irreal, nunca la había sentido. Edgar estaba vestido de blanco y, por alguna razón, yo también.

¿Dónde estamos? Pregunto una vez que se encuentra frente a mí. Él lleva una de sus manos para tomar las mías y me ve con una sonrisa.

—No te preocupes por eso, vas a estar bien—. Asiento cuando veo su semblante, se ve honesto y si pudiera apostar que me decía la verdad, lo haría.

¿Iván está bien? Asiente un poco más serio.

-Está preocupado por ti, pero los dos van a estar bien, ¿sí?-. Respondo un leve "sí".
-¿Te tienes que poner bien, ¿okay? Asiento confundida.

-¿Cómo me conoces?-. Se ríe levemente.

—Yo siempre cuido a Iván. Sonrió inconscientemente.

- Él siempre dice que hubiera sido lindo que nos conociéramos. Digo con nostalgia.

—¿De qué habla?—. Vuelve a sonreír. —Si yo te mandé con él—. Dice bajito y no puedo evitar sonreír.

Si pudiera quedarme aquí, lo haría.




Iván

Habíamos podido localizar el rancho de los abuelos de Mel, rezaba porque estuviera allí. Íbamos en camino hacia allá, mis hermanos, Néstor y por lo menos 15 de mis hombres.

No podía pensar siquiera con normalidad, solo pensaba en si ella estaría bien, si había comido, si tendría frío o calor, solo en ella.

Vamos a entrar. Dice Néstor, una vez que la camioneta frente nuestro empieza a avanzar por la entrada del rancho.

Ni siquiera habíamos llegado a la mitad del terreno cuando una lluvia de disparos comenzó a llover sobre nuestras camionetas.

¡Ustedes busquen a Mel!-! Néstor grita mientras abre su puerta y se cubre con ella para empezar a disparar.

—Si la tienen, debe ser allá. Dice Alfredo mientras empezamos a correr a una especie de granero.

—¡Rápido!—. Grita Ovidio mientras nos rebasa corriendo.

Abrimos ambas puertas mientras los sonidos de disparos se escuchan a nuestro alrededor. Si hubiera sabido lo que iba a ver cuando entrará, no lo hubiera hecho.

Mel estaba tirada, su cara estaba hinchada y golpeada horriblemente, estaba inconsciente.

Mis piernas se movieron por sí solas cuando corrí hacia ella.

-Mel, por favor, mami despierta—. Sollozo incontrolablemente mientras Alfredo se acerca a ella y revisa su pulso. Ovidio lleva sus manos a la cabeza y empieza a llorar fuertemente. Ambos vemos inquietos a Alfredo.

—Está respirando—. Parece aliviado mientras cierra los ojos con fuerza.
Por alguna extraña razón, no podía pensar con rapidez. Reaccioné cuando sentí a Ovidio cargarla.

—Hay que llevarla al hospital—. Dice apresurado mientras limpia sus lágrimas en su hombro. Asiento parándome.

—No creo que eso se vaya a poder—. Dicen a nuestra espalda y no puedo evitar ponerme frente a Ovidio, quien aún sostiene a Mel en sus brazos.

—Muévase—. Le apuntó justo a la cabeza.

No necesitaba ser adivino para saber quién era; esos ojos eran idénticos a los de Mel.

—— Teníamos un acuerdo, veo que no tienes palabra. ¿Verdad, Iván?—. Pregunta con burla.

—No voy a repetírselo, muévase—. Se ríe. —De verdad, no me voy a tentar el corazón—. Digo serio mientras le apunto de nuevo.

—Yo tampoco. Dicen a nuestras espaldas, mientras una bala le atraviesa el pecho al padre Mel. Su esposa le había disparado.

—Es lo menos que podría hacer por Mel-. Dice atacada en llanto. —No me les voy a volver a acercar, lo prometo, ahora váyanse. Dice, haciéndose a un lado.

Corremos a la camioneta donde Néstor ya nos espera arriba de ella.

¡Rápido Néstor, hay que llevarla al hospital!—. Arranca rápidamente mientras Ovidio pone a Mel sobre mis piernas.

—Por favor, que estés bien, mi vida—. Le susurró en el oído mientras acarició su cabeza con cariño.

Por favor, que esté bien.

𝗞𝗔𝗥𝗠𝗔           ☆𝗜𝘃𝗮́𝗻 𝗔𝗿𝗰𝗵𝗶𝘃𝗮𝗹𝗱𝗼☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora