╚»31«╝Cornelia Street

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ᴀɴᴅ ɪ ʜᴏᴘᴇ ɪ ɴᴇᴠᴇʀ ʟᴏꜱᴇ ʏᴏᴜ, ʜᴏᴘᴇ ɪᴛ ɴᴇᴠᴇʀ ᴇɴᴅꜱ

ɪ'ᴅ ɴᴇᴠᴇʀ ᴡᴀʟᴋ ᴄᴏʀɴᴇʟɪᴀ ꜱᴛʀᴇᴇᴛ ᴀɢᴀɪɴ

ᴛʜᴀᴛ'ꜱ ᴛʜᴇ ᴋɪɴᴅ ᴏꜰ ʜᴇᴀʀᴛʙʀᴇᴀᴋ ᴛɪᴍᴇ ᴄᴏᴜʟᴅ ɴᴇᴠᴇʀ ᴍᴇɴᴅ

Melissa

-De verdad estas mal de la cabeza si crees que te voy a obedecer-. Dije medio gritando ya muy enfadada con Iván.

-Entiende Melissa, es por tu bien, ¿Que no viste de lo que son capaces? De no ser por ti casi me muero, hazme caso una vez en la vida ¿Quieres?-. Dice en tono exasperado logrando enfurecerme más.

-No, no quiero y yo no voy a dejar de ir a trabajar solo porque según tu, me pueden hacer algo-.

-¡No es según yo Melissa! Entiéndeme, son capaces hazta de matarte y parece que a ti te importa poco-. Levanta su tono de voz y entonces caigo en cuenta, ambos estamos aterrados por la misma razón, perdernos el uno al otro.

Nunca me había detenido a pensar en eso, no hasta hace dos días, donde prácticamente se estaba desangrando sobre nuestro sillón.

No quiero que se me malinterprete, pero me fascina ir a trabajar, llevo una semana peleando mi lugar en una extracción de un tumor cancerígeno en el cerebro, cosa que a Iván no le importa mucho justo ahora, se que es por mi bien pero me parece algo drástico el qué ni siquiera me deje salir de casa. Sinceramente lo que más me había molestado era el maldito tonito con el que me lo pidió, con autoridad, como si tuviese poder sobre mi, cosa que me hizo enfurecer.

-No me grites-. Dije separando cada palabra en notable molestia, cosa que ocasionó qué el cerrará los ojos como implorando al cielo paciencia. Luego de un suspiro escandaloso de su parte y acercarse a pasos lentos a mi lado, se inclino para quedar de cuclillas frente a mi.

-Mel, ellos me odian, harían cualquier cosa por tener información sobre mi, serian capaces de todo si se enteran qué eres mi novia-. Dice bajito mientras acaricia mis rodillas. -Solo quiero cuidarte-. Suspiro rendida y caigo en cuenta de que tiene razón.

Yo no tengo ni idea de quien es esa gente y después de lo que le hicieron a mi novio y a los hermanos Zambada, realmente no se de que son capaces.

Luego de saber quien era realmente Iván me hice mil ideas de lo que implicaría ser su pareja, pero nunca pasó por mi ingenua mente que esto sería parte de.

Ver la mirada suplicante de Iván hizo qué imitara el suspiro qué el acababa de soltar.

-Ya que-. Susurre y el sonrió leve.

-Te amo-. Dice mientras deja besos en toda mi cara y yo trato de reprimir la sonrisa que se quiere escapar de mi boca. -Te amo-. Digo finalmente antes de que me empiece a besar realmente.

Cuando siento sus besos más necesitados trato de alejarlo cayendo en cuenta el estado de su hombro, qué aunque ya había mejorado notablemente aun no estaba 100 por ciento recuperado.

-No amor-. Digo agitada cuando se sube sobre mi y se apoya en su brazo sano. -Tu hombro, te vas lastimar-.

-Entonces házmelo tu-. Dice dándonos la vuelta haciendo qué yo termine sentada sobre su cadera.

Mentiría si dijera que nuestra rutina diaria desde que vivimos juntos no implica sexo, porque realmente lo hace, mucho. Este maldito hombre guapo no hacía más que seducirme y yo como buena novia, lo complacía.

Deje de pensar con claridad cuando tomo mi cadera y me ayudo a restregarme sobre su miembro, qué a este punto estaba más que despierto, me separe de su boca cuando un jadeo fue imposible de retenerse dentro de mi.

Lo sentí desesperado al momento de quitar mi vestido, el cual ni siquiera supe donde termino, las pupilas se le profundizaron cuando vio que una pequeña braga era todo lo que me cubría debajo.

Con ganas de dejar de jugar, me encargue de desabotonar tanto su camisa como su pantalón, que para este punto ya sentía que estorbaban, mi mano se coló dentro de su bóxer cuando fue lo único que lo vestía. Mi muñeca se ondeo por todo su tronco mientras lo veía cerrar los ojos, casi dejándose arrastrar por el placer.

Acaricie con mi pulgar su glande y sentí una gotita escurrir, casi haciendo qué empezará a babear.

Me incline hasta que mi boca estuvo a la altura de su pene y me encargue de desvestirlo. Mis labios acariciaron todo su largo y gordo miembro, me encargue de pasar mi lengua por toda su prominente vena.

-Deja de jugar-. Dice con los dientes apretados arrancándome una risita risueña cuando lo siento tan desesperado.

Decido dejar de ser cruel cuando lo introduzco en toda mi cavidad bucal. Succiono, chupo, lambo, hasta que lo siento querer apartar mi boca de el.

-Móntame-. Dice autoritario ocasionado qué en esta ocasión, sea yo quien goteé.

Una vez que nuestros sexos están a la altura me es imposible no pasar todo su glande por el exterior de mi sexo, donde mi botón hinchado y mis labios empapados no dejan de punzar. Su mirada nunca abandona la mía mientras sigo jugueteando.

Cuando me siento lo suficientemente desesperada empiezo a meterlo en mi, dejando caer mi cabeza hacia atrás y sentirlo apretar mi cintura mientras yo lo aprieto a el en mi interior. Maldito hombre super bien dotado.

En el primer rebote tuve ganas de correrme y supe qué sería rápido cuando lo sentí embestirme rudamente desde abajo, su verga saliendo y entrando sin pudor de mi, cada vez más empapada y dura.

Cuando lo sentí desordenar sus movimientos y un poco más tenso, condujo dos de sus dedos a mi boca, los cuales al instante deje entrar en ella, solté un gemido aún con ellos dentro mi. Los llevo a acariciarme fuertemente apresurando mi bendito orgasmo, al igual que el suyo.

Por favor que todas las peleas terminen así.


𝗞𝗔𝗥𝗠𝗔           ☆𝗜𝘃𝗮́𝗻 𝗔𝗿𝗰𝗵𝗶𝘃𝗮𝗹𝗱𝗼☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora