Primer paso, listo

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Después de ese día comencé prácticamente a vivir en casa de Edgar.

Los primeros días se sintieron como un paraíso para mi, obtuve su atención siempre que la quería, cocinó para mí, se quedó a mi lado cada noche que se lo pedí, todo se sintió como si mi error jamás hubiese existido y solo fuese un mal sueño de aquellos de una noche y después lo olvidas para siempre. Pero no fue una pesadilla de una noche para mí, como un zombie se levantó de la tumba y apareció en nuestras vidas el recuerdo de un Poe vulnerable y yo siendo un maldito. Fue progresiva su distancia, hasta que un día me vi durmiendo en la soledad del cuarto de invitados en una cama que se siente demasiado grande para mi, demasiado vacía sin él. No es que activamente me ignore como con la ley del hielo o algo así, solo se rehúsa a pasar demasiado tiempo conmigo y corre a su oficina cada vez que se presenta la oportunidad.

Cuando no está trabajando en su oficina recibo su atención, pero es diferente o por lo menos se siente diferente. Ahora mantiene su distancia como se supone que los amigos normales lo hacen, pero no somos normales. Nunca lo fuimos, siempre tuvimos roces, miradas, comentarios, momentos en los que todos dejaban de existir a nuestro alrededor y nuestro mundo se volvía él...quiero decir, nosotros. Pero soy ingenuo, soy un tonto que no supo lo que tenía. Fue así que en unos de esos días en los que el escritor se escabulló a su oficina que decidí que quiero más, quiero más de él, quiero su atención en mi, quiero que me mire, que me escuche, que tengamos roces de manos accidentales y otros que no sean accidentes, quiero mirar sus labios moverse mientras me cuenta una de sus historias y quiero despertarme cada mañana para ver su rostro descansar a mi lado.

Me encontré a mi mismo buscando activamente su atención, ofreciendo ayuda para leer sus manuscritos, cocinar, lavar platos,ordenar los libros, regar el jardín, pasear con Karl en el parque o lo que fuese que me diera más tiempo compartido con él. En otras ocasiones me ofrecí solo para estar en su oficina sin interrumpir nada, ambos en un silencio que al principio fue incómodo y después fue cálido y acogedor, disfrutando de la compañía del otro. Me hice parte de su rutina lentamente y con el pasar de una semana sus ojos estaban en mi a la hora exacta para hacer las actividades de una rutina que ya no es solo de él, es de nosotros. Mi alegría se hizo aún más grande cuando fue él quien me comenzó a buscar para hacer los quehaceres juntos.

Soy consciente que mis compañeros de la ADA están trabajando para atrapar al sujeto que anda tras de mí, sin embargo, lo que en un principio me pareció incómodo ahora es mi más grande regalo. Sin todo el tiempo libre que he tenido hubiese sido el doble de difícil acercarme a Edgar. Sé que le gusto y que aún tengo una oportunidad con él, pero quiero ir lento hasta reparar el daño que le hice a su corazón y ver una vez más sus ojos mirándome con el brillo de la noche en su mirada como si yo fuese lo más hermoso, lo más preciado para él.

Si le muestro mis ojos ahora ¿Podrá ver que él es mi más grande anhelo? ¿Podrá ver que mi corazón late su nombre?

"¿Ranpo-kun?" dice el escritor asomando su cabeza por la puerta que da al jardín trasero.

"Hora de pasear a Karl" digo con una sonrisa "estaba pensando en que podríamos ir a comprar dulces, pasar por la librería y después ir por un chocolate caliente a esa cafetería en donde siempre pido tarta de frambuesa y de mora ¿qué opinas?

La duda se adueña de su rostro, vacilante se muerde el labio y juega con sus manos.

"No sé si sea una buena idea, hay gente buscándote Ranpo-kun"

"Un día no nos hará daño, podríamos salir juntos hoy" menciono y observo cómo un ligero sonrojo se asoma por sus mejillas pasando por sus orejas, el ligero movimiento de su cabeza diciéndome que se siente avergonzado y tímido "vamos, di que sí" le susurro acercándome a él con una sonrisa.

Misión: Recuperar su amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora