Cenicienta

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Corro por el pasillo del segundo piso al ritmo de mi acelerado corazón. La imagen de Poe-kun abandonando este lugar, tomado del brazo de otro hombre, es suficiente estímulo para seguir corriendo pese a mi no tan buen estado físico. Antes de que salgan por la elegante puerta, los detengo.

"Poe-kun!" Digo más fuerte de lo pensado, llamando la atención de algunas personas. En cámara lenta, las figuras delgadas de los dos hombres se voltean.

"¿Ranpo-kun?" susurra con un claro tono de sorpresa en su voz, tan suave que podría perderse en el aire.

Poe-kun está vestido con un antifaz negro de tela lisa, decorado con pequeñas perlas blancas que resaltan el color amatista de sus ojos brillantes. Su cabello, peinado elegantemente hacia atrás, deja caer un par de mechones sueltos alrededor de su rostro. Sus labios delgados, pintados de un rojo oscuro y difuminado, casi como sangre, añaden un toque misterioso. Lleva un traje negro con delicadas decoraciones blancas que se ajusta perfectamente a su silueta delgada. Cada detalle de su atuendo lo hace lucir sofisticado, como si hubiese salido de un cuadro o de una historia de cuentos de hadas. Puedo entender cómo aquel hombre quedó hipnotizado por la belleza y elegancia de Edgar; parece inalcanzable, como una estrella que no se puede tocar.

Sin embargo, este hombre lo está tocando.

La presencia de Poe-kun es casi etérea, como un sueño hecho realidad. Me encuentro admirando su belleza cómo si fuese primera vez, sin embargo, esa misma admiración burbujea y se convierte rápidamente en molestia cuando noto cómo el otro hombre se mantiene innecesariamente cercano, aún tocándolo con demasiada confianza.

¿Cómo se atreve?¿Por qué Poe-kun lo permite?¿Desea esto?

No sabría decir qué es lo que me preocupa más, si Poe-kun deseando tener cercanía con este hombre o que no quiera tenerla y que está siendo forzado por la situación.

La visión de sus dedos sobre el brazo de Poe-kun enciende una furia en mi interior, un impulso irrefrenable de separarlos y reclamar la atención y afecto solo para mi. Sé que es egoísta solo desear que me observe a mi, que solo yo pueda tener esa intimidad que puede parecer mínima ante los ojos de aquellos que no conozcan al escritor, sin embargo, cuando se trata del escritor que siempre está lleno de ansiedad, esa mínima cercanía física significa muchísimo.Sé que Edgar no es alguien que se pueda poseer ni en lo más mínimo, pese a su timidez, personalidad tranquila y ansiosa. Es un genio, una mente brillante capaz de seguir la mía con solo un par de minutos cómo diferencia, creador de obras maestras criminales, un detective brillante con mirada aguda, con una mente así, nadie sería capaz de poseerlo.

Desearía en este momento poder tener la conversación que tanto he estado aplazando. ¿Qué pasa si ya no tiene lugar? Quizá el hombre a su lado es la muestra que yo he quedado en el pasado, quizá solo me he convertido en un amargo recuerdo de su corazón roto. ¿Qué digo? Poe-kun no se toma los sentimientos a la ligera ¿ya me comence a volver tonto por el amor?

Pero no es el lugar, ni el momento para poder conversar. Estoy aquí por trabajo.

"Yo..." Solo puedo decir en un pequeño susurro, los engranajes de mi cerebro están luchando por articular algo coherente. "Luces espléndido", digo finalmente "Te ves realmente hermoso"

Las piedras preciosas que posee por ojos se iluminan de tal forma que podrían opacar a la luna sin mayor esfuerzo. Me deja sin aire la belleza de sus ojos brillando una vez más por mi, siendo tan expresivos y mostrando la belleza de sus emociones. Ante mí cumplido se sonroja hasta la punta de las orejas y en un intento de esconder algo tan divino como lo es su reacción, suelta al hombre y se tapa la mitad inferior del rostro, dejando solo la zona del antifaz a la vista.

Misión: Recuperar su amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora