El baile

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"Tenemos una pista de quién está detrás de todo esto," dijo Dazai, sus ojos brillando con una mezcla de astucia y misterio. "Pero necesitamos localizar a alguien."

"¿No sabemos su ubicación?" preguntó Atsushi, su cabello blanco desordenado reflejando la luz tenue del cuarto.

"Sabemos dónde está," respondió Dazai, cruzando los brazos, "pero entrar y conseguir que coopere es lo difícil."

"Si es el culpable, ¿no deberíamos arrestarlo?" intervino Kenji, con su habitual entusiasmo.

"No dije que él es el culpable," respondió Dazai, esbozando una sonrisa enigmática.

"Dazai, ¡no es momento para tus enigmas!" exclamó Kunikida, con frustración evidente.

"Alto ahí, Kunikida-kun," dijo Dazai, levantando una mano para calmarlo. "Tengo una idea de quién está detrás de esto, pero no podremos encontrarlo sin la ayuda de este hombre."

"Tenemos a Ranpo-san aquí, quizá él pueda..." sugirió Kunikida, pero fue interrumpido.

"¡Imposible!" exclamó Dazai, con un gesto de mano que cortó el aire. "Habrá un baile repleto de personas influyentes: políticos, artistas, joyeros," continuó, con una sonrisa astuta dibujándose en su rostro. "Lleno de la élite."

"¿Cómo entraremos?" preguntó Atsushi, su curiosidad encendida.

"Digamos que un viejo contacto me debe un favor," dijo Dazai, su tono se volvió serio. "Debemos ser precavidos; si sabe que estamos allí, será un problema con el que no queremos lidiar," advirtió. "No lo conozco personalmente, ni sé cómo luce, así que debemos ser extremadamente cuidadosos."

"¿Cuál es el plan?" preguntó Kenji, su entusiasmo renovado.

"Primero vamos a..."

En ese instante, el detective dejó de prestar atención. Sus ojos se fijaron en la pantalla del celular que reposaba en su escritorio, en un silencio tenso, esperando un mensaje de cierto escritor gótico.

"Ranpo, ya aparecerá," dijo la doctora, tratando de convencerlo.

"Temo que no lo haga," susurró, la duda filtrándose en su voz. Desde ese día no sabe nada del escritor "¿Y si ya lo arruiné todo?". Intentó ir a su casa a la mañana siguiente para poder explicar el todo, pero solo el silencio y el eco de su propia voz contestaron a su llamado cuando entró a la mansión.

"¿Qué tal si usas tu habilidad para encontrarlo?" preguntó la doctora, acercándose por detrás.

"No haré eso," dijo con firmeza. "No podría hacerle eso, no a él," añadió con un suspiro, mordiéndose el labio inferior por lo tentador de la idea. Pero sabía que el escritor no quería ser encontrado, al menos no por él.

Dazai se levantó de su escritorio, su expresión llena de determinación en un instante. "Muy bien, necesitamos prepararnos para el baile. Será nuestra única oportunidad."

Los demás asintieron, recogiendo sus cosas y saliendo de la oficina. El grupo se dividió para preparar sus disfraces y asegurarse de tener todo lo necesario para la misión. Atsushi y Kenji se encargaron de conseguir la información sobre el evento, mientras Kunikida y la doctora se ocuparon de la logística y los recursos necesarios.

Horas más tarde, en un elegante salón de baile, la música suave y las risas llenaban el aire. Las luces brillaban sobre los rostros de los invitados, todos vestidos con sus mejores galas. Dazai, Atsushi, Ranpo y Kunikida se mezclaban entre la multitud, vestidos con trajes elegantes, pero siempre alertas, buscando cualquier señal de su objetivo.

La mansión se erguía imponente en la penumbra de la noche, sus muros de piedra maciza parecían susurrar secretos mientras la luz de la luna se filtraba entre las enredaderas que trepaban por sus paredes. Cada paso hacia su entrada empedrada era un acercamiento a un mundo de misterio y peligro. Las sombras se alargaban bajo la luz titilante de las antorchas, revelando apenas destellos de la opulencia que aguardaba en su interior.

Misión: Recuperar su amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora