Decisión

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"Solemos dar las cosas importante por sentadas, cuando se van nos damos cuenta de lo valiosas que eran"

La agencia es lo más parecido a una familia, no me equivoco si afirmo que todos los que estamos ahí fuimos adoptados como perros callejeros por Fukuzawa. Es ciertamente algo agradable casi todo el tiempo, deja de serlo cuando tu compañera de trabajo no solo interrumpe un extraño pero cómodo momento con alguien cercano, además tiene la osadía de tratar de obligarme a tomar vacaciones para superar el supuesto "shock" que viví. Como si el mejor detective del mundo pudiese tomarse vacaciones.

Después de terminar la llamada esperé unos minutos acostado que el escritor regresara a la habitación, cosa que no hizo y debí suponerlo tomando en cuenta el extraño momento que tuvimos antes y lo avergonzado que salió de la habitación, en fin, el punto es que cansado de la espera decidí ir yo por él.

Me levanto de la cama y me abrigo con un suéter que ha dejado el escritor a la altura de los pies de esta, para luego ir a la puerta de madera. Al salir, una voz ronca y suave rebota por las paredes en una melodía en tonos graves y tranquilos, llenos de sentimientos.

Hay pocas cosas en este mundo que me pueden llenar de tanta felicidad como lo hace el escuchar la voz de Poe-kun tarareando. El escritor es este tipo de persona que no menciona del todo cómo se siente por vergüenza o miedo a molestar, sin embargo, lo demuestra con cada fibra de su ser.

Se llena de ansiedad casi todo el tiempo, a veces es un poco terrorífico y altamente dramático, pero jamás vulnerable. Tiene un lenguaje no verbal muy expresivo que emana por cada poro de su piel aquel sentimiento que lo esté abrumado en ese momento, esta característica podría hacer pensar que es una persona fácil de leer, pero lejos de eso el escritor es todo un misterio cuando hablamos de sentimientos. Se puede apreciar la felicidad con una pequeña sonrisa, los nervios cuando juega con sus manos y la ansiedad cuando se hace tan pequeño como sus larguiruchas extremidades se lo permiten para tratar de desaparecer de algún lugar, pero si es tristeza nadie con una inteligencia promedio lo va a poder notar.

No conozco los detalles, pero sé lo suficiente sobre su pasado con un padre abusivo como para poder decir que en gran parte es culpa de ese hombre. Una vez en una de nuestras pijamadas, la noche estaba muy fría, Poe-kun y yo estábamos sentados en uno de los sofás en la sala de estar, nada extraño hasta ahí, su comportamiento sin embargo a medida que las horas pasaban fue de lo más curioso para mí, desde el sofá se levantaba en dirección a la cocina, nada extraño de nuevo, pero se volvió extraño cuando lo hizo por sexta vez en una hora. Todas las veces que fue solo volvía con agua caliente en una taza y algún snack que yo le pedía.

"¿No sería más fácil usar guantes?"  le pregunté sin apartar la vista ni la atención del programa policial en la televisión, sin prestarle mucha atención.

"Oh, supongo que sí" responde indiferente casi en su totalidad.

"¿Necesitas unos? Podría regalarte un par" pregunté, es normal que entre nosotros tengamos ese tipo de detalles o bueno, lo era.

"No es necesario Ranpo-kun, yo en realidad tengo un par, pero no me acostumbro a usarlos" dijo indiferente a la situación prestando atención al programa.

En ese entonces debo admitir que fui de los que se tomaba a la ligera todo lo que representa Edgar, caí en el mundano error de creer que Poe-kun sería muy obvio cuando la tristeza corriese por sus venas, así como lo es con la mayoría de sus sentimientos, por lo que, en ese momento no le presté mucha atención al escritor, solo la necesaria para poder seguir una conversación de forma decente.

"¿Por qué?" pregunté más que nada por seguir la charla, como he mencionado nunca he estado dispuesto a usar mi deducción con el escritor, por lo que hasta la más mínima pizca de información prefiero que él me la diga antes que buscar pistas y saberlo por cuenta mía.

Misión: Recuperar su amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora