Capítulo 28: Viviendo en la Aldea Dordia

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"¿Ludeus?"

Ruijerd me mira confundido cuando pasa por la puerta de la habitación, del mismo modo que lo hacen Eris, Gyges y su padre.

"¿Qué?"
".......... ¿Por qué estás sentado en un trono?"
"Ah, eso... Hm"

Vayamos por partes, en primer lugar, debido al incidente de los niños -desconozco la mayoría de la información de los sucedido por el momento- los principales líderes de la aldea se marcharon, acompañados de la principal fuerza de combate de la aldea, dejando las órdenes de encerrarme en una celda, desnudarme y echarme agua helada durante determinados lapsos de tiempo.

Gracias a esa injusticia decidí escaparme durante el segundo día, usando las dos primeras noches para dormir. A partir de ahí las cosas se salieron de control.

En primer lugar derroté a 6 guerreros durante mi partida, siendo perseguido por otros dos, que más tarde usé como rehenes una vez los había derrotado y capturado también.

Durante el tercer día abandoné a los rehenes en la entrada de la aldea y me dirigí hasta el lugar dónde resguardan a la bestia santa, el árbol sagrado; derrotando a los guerreros que se encontraban custodiando esa zona en específico y luego usando de rehén a la misma bestia santa.

Con la bestia santa de rehén llevé a cabo una audiencia con los guerreros restantes, usándola como testigo en un juicio para limpiar mi nombre.

Desde mi perspectiva el plan era bueno...

No obstante, por los crímenes graves hechos hasta el momento como el ataque masivo a los guerreros, el haber desnudado y acosado a la guardia femenina de mi celda, -Eso es injusto le hice lo mismo a los hombres- y por encima de todo, por haber irrumpido en el árbol sagrado, que en efecto, es sagrado, fuí encontrado culpable de todos los cargos, iniciando de esa forma un conflicto nuevo en la aldea.

De nuevo, derroté a mis perseguidores y me dí a la fuga, sin darme cuenta que la bestia santa escapó de su confinamiento durante la pelea, y que más tarde me encontraría en el bosque.

Durante el 4to día la bestia santa y yo vagamos por el bosque comiendo frutas y monstruos desvalagados de los alrededores durante un tiempo, hasta que todos los guerreros de la aldea emplearon un ataque en conjunto con sus fuerzas recuperadas, en un último intento por retenerme, aunque más que nada, para capturar nuevamente a la bestia santa... Yo perdí esa pelea.

Durante el 5to día, y a pesar de estar completamente atado, amordazado y encadenado; volví a escaparme, atacando de nuevo a los guardias presentes y robándoles su ropa por tercera vez consecutiva. En este día también volví a liberar a la bestia santa, que había estado quejándose de no poder salir a jugar por estar confinada en el árbol sagrado y que me llevé de aventura después de quitarme de encima a los guardias otra vez.

Durante el 6to día esto ya era un juego para bestia santa y para mí, un juego donde éramos muy buenos.

"¡Wiiii! ¡Más rápido! ¡Jajajajajajajajaja!"

Montado en la bestia santa y lanzando hechizos a todos lados no había forma humanamente posible de que nos atraparan, porque la bestia sagrada es mucho más rápida que los guerreros comunes, compensando mi único punto débil, vamos, incluso podía treparse a los árboles, los guerreros perdieron toda posible ventaja y ya no tenían oportunidad.

Obtuvimos una libertad absoluta.

Pero bueno, durante la tarde del 6to día volvimos a la aldea porque aquí la comida sabe mejor, a la bestia santa no le gustaba la carne de monstruo y siendo francos ni a mí me gustó lo que cociné.

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