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Es la tercera vez que entramos al laberinto.
Hoy las cosas son diferentes y avanzo en la primera línea desde el principio, en lugar de esconderme junto a Shera.
Ignis está bien guardada en mi espalda en caso de que haya una emergencia y me vea empujado a utilizar [Blaze], mi nueva arma de igual manera permanece en su funda durante el primer piso, al menos hasta que necesite sacarla al enfrentarme a los Iron Crawler, pues me es más fácil asesinar a los arácnidos con las manos libres.
Empezamos el camino que ya conocíamos, siguiendo las pisadas de Gisu a la cabeza que advertia de trampas y la llegada de las oleadas de monstruos.
Llegaban tarántulas, las machacaba, llegaban tarántulas, las aplastaba, llegaban tarántulas, las cortaba. Una tras otra caían como moscas antes de que alguien pudiera acercarse a darme apoyo más allá de ver en primer plano el desastre que hacía con ellas.
En un par de horas llegamos al segundo piso.
Saqué la daga y la empuñe en mi brazo izquierdo.
Llegaban Iron Crawlers, los atravesaba cortándolos por un costado en lo que llegaba hasta la segunda línea, partía en dos a las Tarántulas Deathlord con mis manos y regresaba a terminar el trabajo con los monstruos sobrantes antes de que Roxy pudiera siquiera acabarlos. Una oleada más, otro montón de monstruos manchando el suelo, rotos, aplastados, explotados en trozos hasta que quedaban perfectamente hechos trizas, un proceso que se repitió hasta el cansancio.
Poco después llegamos a la entrada del tercer piso.
No habían pasado más de 6 horas, y la mitad del tiempo habíamos frenado para dejar que Shera dibujara en su libreta los círculos mágicos del suelo que encontrábamos en nuestro camino.
"Voy a probar suerte con los círculos, ¿hay alguna objeción?"
De entre todos, la única persona que habló fué Shera, ella exclamó un pequeño Ten cuidado mientras volvía a sacar su libreta a la espera de poder dibujar el par de surcos en el suelo que decoraban el final de la habitación. Me perdí un momento mirándole, a la espera de poder presenciar su rostro antes de partir, algo que nunca ocurrió debido a la manera en la que se ocultaba detrás de su libreta.
(Ella de verdad está concentrada en eso...)
Fué cuando pensaba esto que Vera se acercó para ofrecerme su escudo, no se me dificulta imaginar a Shera pidiéndole con anterioridad a su hermana que hiciera esto, no después de presenciar la actitud que lleva acarreando desde la última vez que estuvimos aquí.
"Gracias"
Un sentimiento de extrañeza se aglomeró en mi pecho al instante en que acepté el escudo de Vera.
(Parece que así será)
En todo el día apenas y hemos hablado unos con otros, más que eso las únicas memorias que mantengo desde que empezó es un ruido sólo compuesto de cómo exterminaba a los monstruos; el estruendo que generaban las Tarántulas Deathlord cuando las estrellaba contra un muro, como si lanzaras un globo con agua lo suficientemente fuerte para reventarlo al momento en que impactase; Iron Crawlers siendo cortados por el medio de su caparazón, soltando baba y demás fluidos a presión, algo parecido a lo que pasaría si abrieras una tubería cortandola de forma perpendicular con una sierra de acero; y por último, sobre todo los demás ruidos o sonidos, se encontraba el que generaba mi respiración cuando todo terminaba, cuando tenía que ver el desastre en el corredor por el que luego transitaría.
Fuuu...
Una vez más, exhalé, volví mi cuerpo ligero tal y cómo me había acostumbrado a hacerlo en todos estos cinco años de práctica, y dí el paso hacia el abismo que me esperaba.
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Wholesome Reincarnation
FantasyDan Volkov, un estudiante extranjero en Japón que padece de Alexitimia, muere a la edad de 17 años y es reencarnado en el mundo de Mushoku Tensei, donde vivirá una vida llena de problemas en busca de descubrir qué es lo que quiere y quién es en real...