Capitulo 12; D

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Durante la comida hubo ciertos momentos en los que me sentí incómoda. Como si no les conociera o fuese nueva en la familia. Esperaba con ansias el momento donde mi teléfono sonara y me tuviera que marchar corriendo, y no por que no fueran amables, simplemente por que estaban siendo demasiado expresivos. Y supongo que n estaba acostumbrada.

El teléfono comenzó a sonar, me levante del sitio con permiso de que ya habíamos terminado el postre y le cogí desde la habitación.

-Ya voy, no sé cómo salir de esta comida familiar

-Pues arréglatelas, pero rápido, no tengo todo el día, y mi padre ya está enfadado por que entreno a una Wagner. No me hagas arrepentirme. -colgó-

-Mamá, me tengo que ir -dije poniéndome las zapatillas - vuelvo en un par de horas. Para la cena probablemente -dije -

-Vale. ¿Quieres que te lleve a algún lado? -negué con la cabeza la di un beso me despedí del resto con la mano y una sonrisa y salí casi corriendo -

Cuando llegue como cualquier otro día me machaco a correr escalar disparar pelear, pegar entre otras muchas cosas que prefiero estar por el bien de mi propio pensamiento, y cuando sentía que el mundo se me caía de cansancio, me tiré a el suelo esperando no caer más bajo.

-Venga vamos. -suspire- que poca resistencia.

-¿Tú tienes mucha más? -asintió- N voy a estar 4 horas peleando con nadie, no sé tú, pero tal vez 4 horas es pasarse un poco de a raya.

-He estado peleando 12 horas seguidas, 4 de hecho son pocas, venga levanta -me dio a mano y me ayudo a levantar - te queda semana y media, tú verás o que quieras hacer.

-Descansar -dije sentandome en la silla y cogiendo la botella de agua - ¿y cuando me enseñarás a usar un franco? -se rio-

-No puedes apenas con un fusible como para poder con un franco o una metralla, primero lo primero y luego vemos lo que te puedo enseñar. Tienes puntería pero no fuerza. -suspire de nuevo- No te eches a bajo.

Me levante y recogí mis cosas para dar la última vuelta corriendo y luego irme hacia casa. Con el corazón bombeando acelerado y el calor recorriéndome el cuerpo decidí pararme a mitad de la vuelta ya que él no miraba. Sin embargo en un momento dado ya no estaba.

Seguí corriendo hasta llegar a la puerta y ver a su padre parado frente la puerta con las gafas puestas los brazos cruzados y varios guardaespaldas rodeándolo. Ambos me miraron.

-Está bien, si tú crees que va a funcionar, hazlo, pero si no funciona, tú empresa es tuya y la mía es mía, no quiero que se mezcle el buen negocio con el fracaso por culpa de una Wagner ¿entendido?

-No voy a fracasar. -respondió-

-Jayden te estás fijando en unas buenas tetas y en la diversión de una noche, no en el apellido y en la sangre. Acuérdate de que tus errores te pueden llevar a la muerte.

-El día que dejes de desconfiar de mi, tal vez te des cuenta de que los errores llevan a la gloria, pero para tu información, mi plan no es hechar un polvo con ella, es hacer polvo a su padre. Puedes creerme o no hacerlo, pero nunca lo has hecho. -cerró la puerta - Da otra vuelta, venga.

-¿Estás loco? Claro que no.

-Entonces coge tus cosas y lárgate -me reí sarcásticamente- ¿que te hace tanta gracia? ¿No quieres entrenar? Pues coges tus cosas y te largas, sabes dónde está la puerta.

-Eres un capullo.

-Pensaba que eso ya lo sabías rubia -dijo cerrando la puerta de la casa - No te lo voy a repetir, o vienes con ganas o no vengas, pero pierdes todo lo que has ganado -cogí las cosas y sin decir nada dándole l espalda me marche -

Cogí el primer bus que llevaba hacía las afueras de la ciudad, donde vivía mi madre y me senté atrás del todo junto a una mujer mayor que me sonreía todo el tiempo.

-¿Perdona te conozco? -negó con la cabeza-

-Pero yo a usted si. Mucha suerte Daphne, yo también la necesité, cuando tratas con alguien así, no son las cosas completamente fáciles -dijo antes de bajarse del autobús-

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora