Capitulo 10; D

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La primera etapa fue el manejo de armas. Comenzamos con armas de fuego, ajustando mi postura y mi puntería. Jayden ajustaba cada pequeño error en mi forma con un toque firme y una corrección escueta. "Respira, apunta, pausa, dispara," sus palabras eran un mantra que repetía con cada disparo.

Luego, pasamos a armas blancas, donde aprendí a mover el cuchillo con precisión quirúrgica. Jayden me enseñó a sentir el peso del arma, a hacerla una extensión de mi brazo, fluida y letal.

A medida que el sol ascendía, la intensidad del entrenamiento también aumentaba. La lucha cuerpo a cuerpo fue brutal. Jayden demostró ser un oponente implacable, esquivando fácilmente mis ataques más agresivos y respondiendo con contragolpes que me dejaban luchando por respirar.

"¡Más rápido! ¡Más inteligente! No estás aquí para bailar, estás aquí para sobrevivir," gritaba mientras sus golpes delineaban el aire. Cada movimiento que aprendía, cada esquiva y cada bloqueo, era una pieza del arsenal que necesitaba para enfrentar a mi padre.

Después de las armas y la lucha, vino la resistencia. Jayden me puso a correr, escalar y arrastrarme bajo alambres de púas hasta que mis músculos ardían y mi mente gritaba por descanso.

Pero no había descanso. No cuando cada paso me acercaba a mi objetivo. "Tu padre no te dará un respiro; yo tampoco lo haré," insistió Jayden mientras me empujaba más allá de mis límites.

Durante un breve descanso, mientras bebía agua con las manos temblorosas, pensé en las razones por las que estaba haciendo todo esto. No solo era por mi supervivencia, sino por algo más profundo, más oscuro.

Necesitaba ser mejor que mi padre, necesitaba liberarme de su legado de violencia y miedo. Y eso significaba superarlo en su propio juego, incluso si eso incluía quitarle la vida.

La tarde trajo consigo técnicas de supervivencia y tácticas de combate. Jayden me enseñó cómo camuflarme, cómo moverme en silencio, cómo atacar no solo con fuerza, sino con astucia. "En cada sombra puede haber un enemigo; en cada ruido, una advertencia," me explicó.

Estas lecciones se mezclaban con escenarios hipotéticos, donde tenía que pensar rápidamente, responder con precisión y aprender de mis errores al instante.

Con el crepúsculo acercándose, nuestro entrenamiento concluyó con una simulación de combate. Jayden no se contuvo, cada movimiento suyo era una prueba, cada segundo una pregunta que debía responder con mi cuerpo y mente. Cuando finalmente logré desarmarlo y apuntarle con su propia arma, él sonrió por primera vez en todo el día. "Bien hecho," dijo simplemente, y supe que había pasado su prueba.

-¿Será así todos los días?

-Durante esta semana si, la siguiente se complicará y en la tercera habrás deseado no meterte en esto pero estarás más que preparada para matarlo. Venga levanta, si descansas más de 1 minuto tu cuerpo se acostumbrará a el descanso.

-¿Me vacilas? -negué - ¿Que quieres que haga que me ponga a pegar la pared? -asintió - me romperé los nudillos.

-Y los dientes si hace falta, uno no llega a el trono sin haberse roto un hueso. -dijo- Venga vamos. Puño a el frente patada y arrastre.

-Pensé que habíamos terminado -negó con la cabeza - No tengo fuerzas ni para mover un vaso.

-Entonces empújalo. Venga vamos -me agarro del brazo y de algún modo encajo mi pierna en la suya para enseñarme la técnica - Hazlo tú tres veces seguidas hasta que te salga sus problemas.

Lo repetí varias veces y en cuanto lo conseguí se puso delante mío, le pegué sin cortarme un pelo y a él querer darle la patada agarro mi pierna me acercó a él y me agarró del cuello mirándome fijamente a los ojos.

-Así solo conseguirás que te mate.

-Que lo haga entonces

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora