Capitulo 25; D

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Después de comer en absoluto silencio mi madre dolor una especie de interrogatorio con total desconfianza. Lo cual me hizo subirme el cuello del top de nuevo.

-¿Que tal con Alana? -asentí con la cabeza - ¿sabes cuantos años tengo? -asentí -

- Tienes treinta y cinco.

-¿Me consideras vieja? -negué con la cabeza - entonces sabrás que hasta hace 10 años salía de fiesta y hasta hace cinco que conocí a Faisán y vivía con mi madre. No soy tonta, sé que has estado con un chico.

-Ya te he dicho que era el hermano que me encontrado por las escaleras y...

-Me han llamado los padres de Alana preguntando qué tal estabas, que habías desaparecido en el tiroteo y que alana estaba muy preocupada.

-No era un tiroteo Iban con navajas y...

-Es lo de menos Daphne, se que iban a por ti, por tu padre. Pero no me gusta que me mientas, y menos que desaparezcas cuando pasan cosas así. ¿con quien estabas?

-Un amigo -dije -

-Se que va a sonar controlador pero tienes que tener cuidado De en Quin confías, cualquiera puede ayudar a tu padre -sentí con la cabeza - y avísame cuando te quedas en algún lado.

-¿Puedo irme ya? -negó con la cabeza - he terminado ya de comer.

-No has terminado, come todo. Te faltan muchas vitaminas y aunque físicamente te veas genial por dentro tu cuerpo está hecho una mierda. Creeme.

-Mamá, no tengo hambre.

-Claro que lo tienes. Te estas muriendo por un plato de pasta o una pizza, pero no los comes por que tu padre te sigue importando. -dijo en alto enfadada -

-Pues claro que me sigue importando, es mi padre. Y no tienes ni idea de lo que siento por que a ti te lo dijo tu marido, no la persona que debería de quererte con el alma.

Me levante de la mesa y me marche a el cuarto. Me encerré con la silla y me metí en la bañera. Sumergí mi cabeza bajo el agua limpiando mis lagrimas y aguante todo lo posible.

Mi móvil empezó a sonar, lo apagué y me apoye sobre la bañera mirando la cicatriz.

...

Termine de estudiar y me metí en la cama si. Salir a cenar, mi madre toco varias veces la puerta pidiendo perdón. Pero no la abrí en ningún momento.

-Daphne, ¿me puedes abrir por favor? Soy Faisán. -me acerque y quite la silla - toma, te he traído algo para que comas.

-¿Te has teñido el pelo?

-Oh si, ¿te gusta? -fruncí con el ceño y asentí con la cabeza mirándole a los ojos - Se que estás enfadada con tu madre pero yo más que enfadado estoy preocupado -fruncí el ceño- ¿puedo pasar? -le deje hueco y entró - Le he mirado la medicación. El hueco de ayer está lleno. Se las suele tomar por la noche, se preocupó tanto que no se las tomo.

-¿Pero si se lo salta un día es muy malo?

-La ultima vez se saltó un día por que se la olvido, y luego no se la tomo mas. Dijo que era por que se sentí fuerte y por una vez no se sentía cansada si no que se sentía bien. Pero creo que en cierto modo cree que ya no tiene la enfermedad. O por lo menos lo quiere creer.

-¿Y no la puedes obligar a que se las tome?

-Yo no Daphne. Pero tú si. La prometí que nunca la obligaría a hacer nada que ella no quisiese. Aún tiene miedo, y creo que se le ha vuelto a aparecer.

-¿Mi padre? -asintió -

-Va a terapia todos los lunes. Pero no a el psiquiatra desde hace un año. No la dejes volver ahí, por favor. -volvió a llamar a la puerta - Por favor.

Efecto Mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora