Capítulo 13

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Un años después.

—¿Desde cuándo eres papá? —preguntó Jisung con los ojos entrecerrados del sueño, mirando confundido a su mejor amigo.

—Desde nunca —respondió el otro tajante y se adentró al lujoso departamento que Minho y el ahora rubio compartían. Se habían mudado juntos cinco meses atrás y realmente se veían como una pareja próxima a casarse.

—¿Y me explicas qué haces con ese bebé?

—Es mi sobrino —respondió tan tranquilamente que Jisung estuvo a punto de caerse de bruces contra el suelo de madera. Jeongin se sentó en el sofá de color crema y bajó la mirada hacia la pequeña personita que se encontraba entre sus brazos—. Yo, a diferencia de ti, si me caí al suelo de la sorpresa que me dio.

—Déjate de tonterías y explícame que mierda está pasando aquí —Jisung se sentó al lado de su mejor amigo para ver mejor al bebé que cargaba. Abrió mucho los ojos cuando pudo ver que se parecía tremendamente a Jeongin—. Amigo, ¿De verdad no es un hijo perdido tuyo?

—No... No me he acostado con mujeres desde hace un año y medio —murmuró el ahora muchacho de hebras platinadas—. Minjeong llegó hoy a mi departamento, hace dos horas, con un bebé llorando y ella en la misma situación. El padre de este pequeño no se quiere hacer cargo en lo absoluto.

Jisung miró al frente y frunció el ceño, aún confundido.

—¿Lo dices tan tranquilo?

—No me voy a vengar de ese bastardo si es lo que crees —bromeó seriamente, como si el recuerdo de hace un año no le doliera en lo más mínimo—. Yo quiero ayudar a Minjeong, pero con el bebé.

—Jeongin... Sé que te han ascendido el puesto, que ahora vives en un departamento precioso con buenas vistas a la playa, pero... ¿Podrás? Minjeong es una chica que le gusta ser mimada en todos los aspectos —el rubio no se resistió y acarició la rosada mejilla de aquel pequeño humano. Se sorprendía cada vez que lo miraba, era totalmente idéntico a Jeongin.

—Ella se pondrá a trabajar.

—Ja, tu confianza me abruma —chasqueó la lengua.

—La amenacé. Si ella no pone de su parte, yo mismo llamaré a asuntos sociales para que den al niño en adopción.

—¿De verdad harías eso? —frunció el ceño jodidamente sorprendido. Su mejor amigo en dos horas había pensado lo que iba a hacer con un bebé, como si se tratara de un coche de segunda mano.

—Sí, pero teniendo la seguridad de que Minseok se viene conmigo.

—Oh, este chico guapo se llama Minseok... — ambos sonrieron mirando como los labios del bebé se curvaban en una sonrisa juguetona—. Te vienen tantas responsabilidades, Jeongin...

—Me da igual... Yo creo que lo necesito en mi vida —el platinado miró a su mejor amigo con unos ojos llenos de un no-sé-qué que cautivó el corazón de Jisung completamente.

—¿Por qué dices eso?

—No lo sé —Jeongin volvió a bajar la mirada hacia el bebé—. Tengo un buen trabajo, un buen departamento, una buena vida... Y ahora tengo a este ángel conmigo.

—Te olvidas de Chan.

Las mejillas de Jeongin se encendieron y negó totalmente avergonzado, como si quisiera ignorar que él también había empezado a sentir algo diminuto, muy microscópico es decir casi nada, por el australiano.

—¿Cuándo piensas darle una oportunidad?

—Nunca. No quiero enamorarme. Nunca más.

Jisung suspiró y desvió la mirada para encontrarse con el esbelto y semidesnudo cuerpo de su pareja. Sonrió en silencio y lo vio desaparecer entre los pasillos del departamento.

Una venganza casi perfecta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora