Jeongin pellizcó la mejilla de su sobrino sin dejar de sonreír. No entendía cómo, en tan poco tiempo, el pequeño había logrado robarle el corazón por completo. Nunca se imaginó cuidando a alguien tan frágil y dulce como lo era Minseok; agradecía tanto que le hubiera devuelto un poco más de luz a su vida.
—Hey, ¿Estás listo? —escuchó la voz de Chan tras su espalda.
—Sí —se inclinó hacia delante para besar suavemente la redonda mejilla de su sobrino. Éste, al sentirlo, soltó un quejido lloroso que se disipó una vez que retomó el sueño.
Se giró hacia el australiano y sonrió amablemente. Aún no podía reponerse sobre la mentira que le habían hecho creer a Minjeong, pero era la única manera de que ella se mantuviera tranquila el tiempo que fuera necesario... hasta que lograra sacarse esa diminuta —pero dolorosa— espina que se arraigaba fuertemente a su corazón.
—¿De verdad te sientes bien? —Chan dio un paso hacia delante para colocar una mano sobre su mejilla, acariciándola con las yemas—. Podemos cancelar nuestra asistencia.
Jeongin sacudió la cabeza. No podía hacerle eso a Minho —ni mucho menos a Jisung— cuando lo habían ayudado muchísimo este último tiempo.
—No te preocupes. Quiero ir.
Decidieron que cada uno llevaría su automóvil, ya que cualquiera podría irse antes o después de la fiesta y no querían molestar a nadie para que les dieran un aventón hacia sus respectivos departamentos. Jeongin tenía claro que no se pasaría con el alcohol debido a la presencia de su sobrino una vez regresara del cóctel. Muchos puntos de su vida tenían que cambiar si Minseok iba a criarse a su lado de ahora en adelante.
Guardó su móvil en el bolsillo trasero del pantalón y esperó a que Chan encontrara aparcamiento por las anchas calles de Seúl. Hacía bastante frío y empezaba a congelarse por cada minuto que pasaba.
—Lo siento —sintió la mano de Chan treparse por sobre su cintura y sonrió un poco incómodo, más bien muriéndose de frío—. Creo que han invitado a bastante gente y todo estaba repleto de coches.
—Jisung suele pasarse mucho cuando se trata de estos eventos —rio levemente y se encaminaron hacia la entrada del bloque.
Llegaban un poco tarde, pero no había sido culpa de ellos. Entre la conversación que tuvieron con Minjeong y su cambio de ropa —el cual le costó decidir— no lograron organizarse bien respecto a la hora en que debían llegar al cóctel. Una vez estuvieron frente a la puerta del departamento, tocaron el timbre.
—¡Pensé que no llegarían!
Tanto Jeongin, como Chan, miraron con la mandíbula desencajada la elegante figura de Jisung. Bien, ellos eran consciente de que el rubio era exageradamente atractivo, pero cuando se lo tomaba en serio y se arreglaba se convertía en un jodido Dios.
—¿Qué me miran? —bramó, con tono confundido—. ¡Basta! Estaba a punto de ir a sus departamentos para arrastrarlos hacia acá.
Jeongin sacudió la cabeza y dio un paso hacia delante, aún sintiendo el agarre de Chan sobre su cintura, trato de apartarse un poco.
—Te ves muy bien, Jisung.
—Eso es cierto —prosiguió Chan, mostrando su típica sonrisa.
—¡Vayan a felicitar a Minho! —con las mejillas sonrosadas, Jisung los empujó bruscamente hacia la entrada del departamento.
La gente no les prestó atención en absoluto, estaban tan absortos por la suave música y el alcohol que residía en una alargada mesa de madera que nadie giró el rostro para saludarlos. Caminaron por toda la estancia hasta que vieron a Minho hablando con uno de los invitados, por lo que decidieron mantenerse al margen y aceptar una copa de vino por el camarero.
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Una venganza casi perfecta
Fanfiction❝Era un plan infalible, la venganza perfecta, hasta que me enamoré.❞ Ella está rota por dentro. Él ansía una cruel venganza. Y el culpable es el objetivo a destruir. Después de ser cruelmente dejada, con el corazón roto y la dignidad por los suelos...