Capítulo 4

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Se encontraba exhausto, agotado y totalmente frustrado. La última semana no había sido para nada fácil, aunque quisiera concienciarse de lo contrario. Cabía destacar que recientemente se encontraba en la temporada donde más ventas lograba hacer, por lo que no sabía concretar si se sentía cansado física o psicológicamente.

Minjeong -desgraciadamente- había entrado en la época de exámenes, y siendo sincero, no tenía sentido alguno trasnocharse junto a ella por tal razón, sin embargo, su cabeza últimamente daba tantas vueltas que le era imposible conciliar el sueño con facilidad, así que no tendría que buscar ninguna excusa más que simular ser un "buen hermano" el cual se quedaba acompañando a su hermana pequeña hasta que esta terminara de estudiar.

Otro asunto que lo tenía cansado -además de preocupado- era la inexistente relación que sobrellevaban Jisung y él. No habían hablado tranquilamente desde que encontró a Larry en el departamento del pelirrosa y aquella cena donde todo salió a la luz.

Su mejor amigo trabajaba en el edificio continúo al suyo, por lo que, sin que este se diera cuenta, muchas veces lo veía salir de ahí con una aura tan pesada y oscura que le daba escalofríos. No quería recordar su estado físico porque todos sabíamos que Jisung era una persona que se preocupaba bastante por su propia imagen, pero últimamente no parecía que aquello fuera lo que más le importara.

Minho también se había alejado de él. Aquello no le había afectado en demasía, quizá tan sólo un poco, pero prefería mantenerse al margen del mayor, ya que había sido engañado por la identidad de Minjeong.

Aún recuerda cuando le habló de una hermana mayor -claramente inexistente- la cual tenía el corazón roto, únicamente para saber como Minho reaccionaba ante aquello; sin embargo, todo se había ido a la mierda cuando Minjeong se apareció de improvisto y conoció a la tan famosa pareja (ahora ex) de Jisung.

Debía tener cuidado, y aunque tuviera la suerte de que Minjeong fuera un nombre bastante transcurrido, además de que en los meses en que Hyunjin cortejó a su hermana, Minho había salido de viaje y jamás llegó a conocerla en persona, pero aún así, no tenía por qué bajar la guardia. Lo único que tenía a su favor era el desenlace en que había acabado la preciosa y dramática historia de amor que su mejor amigo y Minho habían experimentado.

Con un poco de suerte no volverían a tener nada más que pudiera llamarse "relación".

—Jeongin —uno de sus compañeros entró a la oficina donde se encontraba, llamando la atención de otros—, debes bajar a recepción. Algo llegó para ti.

Suspiró.

No quería pensar nuevamente en ello. Quizá era el problema al que menos le daba importancia en todo este huracán de malas situaciones donde se había metido, pero era otro más, sobre todo uno en donde claramente repercutía por completo su amante.

Hyunjin.

No se habían visto desde hace una semana a base de estúpidas excusas donde Hyunjin se quedaba insatisfecho y le intentaba volver a convencer de lo imposible. Claramente, debía hacerse el difícil; no tenía por qué dar a entender que necesitaba la presencia de Hyunjin cada minuto de su vida.

Lo que pretendía era que fuera, viceversa, que el hombre lo necesitara cada segundo -sí, cada segundo- de su miserable vida.

Y, al parecer, lo estaba consiguiendo.

De todos modos, al no verse tan seguidamente, recibía costosos e inservibles obsequios con bastante frecuencia. Incluso tenía la poca vergüenza de hacerlos llegar a la recepción de su trabajo; sin embargo, Hyunjin nunca se libraba de una ligera reprimenda para después acabar en risas por las tonterías que ambos siempre decían.

Una venganza casi perfecta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora