Capítulo 20

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—Sí.

—Sí, ¿qué?

—¡Claro que quiero casarme contigo, idiota! — Jeongin se rió complacido, se soltó del agarre de Hyunjin y se lanzó sobre éste para abrazarlo con fuerza, intentando mantener el equilibrio, ya que se encontraba de rodillas sobre el césped.

Bajo los festejos de Año Nuevo, los gritos de alegría que soltaban los presentes en las gradas y los fuegos artificiales que brillaban en el cielo, Hyunjin cogió el rostro del menor y lo besó. Acarició aquellos labios con los suyos, se impregnó de aquel sabor que tanto había extrañado y del que, de ahora en adelante, iba a ser dueño. Apretujó al menor entre sus brazos hasta que éste necesitó aire, riendo suavemente.

—Mi anillo —estiró la mano frente al mayor, los dos se encontraban de rodillas frente a frente, en su burbuja de felicidad. Hyunjin sonrió y, con delicadeza, le colocó la argolla de compromiso alrededor de su dedo anular—. Oh, mi amor, acabas de sentenciar tu muerte.

—Era lo único que deseaba —ambos volvieron a abrazarse y Jeongin apretó los ojos contra el cuello del mayor, sintiendo como su respiración se cortaba. No quería llorar como un bebé, no en un momento así, pero era inevitable ponerse de esa manera cuando sabía que su vida iba a cambiar de ahora en adelante —. Hey, no llores.

—Te amo —murmuró y se separó un poco, cogiendo el rostro de Hyunjin y volviendo a unir sus labios en un suave beso.

—¡Jeongin, cariño!

Jeongin se separó rápidamente del mayor y giró el rostro para ver a su madre. Sonrió enormemente y se reincorporó para lanzarse a abrazarla; no sabía decir con exactitud cuanto tiempo había pasado sin ver a la mujer que lo trajo al mundo, pero ya no importaba las veces que habían discutido, ni los momentos en que se hicieron falta. Estaban juntos otra vez, ella había venido en un momento tan importante para él gracias a Hyunjin.

—Escúchame, cariño —la mujer le cogió de las mejillas para que se miraran a los ojos directamente —. Estoy muy feliz por ti —ella desvió la mirada hacia el azabache y con una mano, agarró la de éste, acercándolo a ellos—, no importa lo que haya ocurrido en el pasado, se aman y es lo único que importa.

—Mamá...

Poco después de que Hyunjin y su madre estuvieran hablando por un par de minutos más, hasta que fueron atacados por Jisung y Minho, como era de esperarse.

—¡Fue la pedida más hermosa que he visto! —el mejor amigo de Jeongin miró a su novio de soslayo, de manera un tanto amenazante—. Ya puedes currártelo mejor para cuando me pidas ser tu esposo.

Minho sonrió un poco nervioso hacia su pareja para después mirar a Hyunjin como si lo estuviera fulminando. Aún no le había pedido matrimonio a Jisung e incluso Hyunjin se le había adelantado; sin embargo, estaba contento por ellos. Ya merecían ser felices después de tanto tiempo sufriendo.

—Mi bebé se va a ir de casa —Jisung abrazó con fuerza al castaño mientras simulaba sollozar, aunque verdaderamente se encontraba muy sentimental por el reciente acontecimiento—. Espero que el imbécil éste te haga feliz.

—No sé por qué, pero dudo de eso —Hyunjin rodó los ojos escuchando la risa ahogada de su mejor amigo, claramente burlándose de aquello.

Frente a aquella burbuja, Minjeong se cruzó de brazos y se mordió el labio inferior. Sentía como si no debía interferir, pero su cuerpo tuvo mente propia y aclaró su garganta para hablar.

—Jeongin.

Su hermano se separó de sus amigos para mirarla, incluso Hyunjin se alejó del grupo para saber quién lo llamaba. Se sintió avergonzada, muy chiquita frente a aquellas miradas tan vacías y rencorosas.

Una venganza casi perfecta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora