Capítulo 18

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Ya se encontraba sentado en la mesa, esperando a que los demás llegasen. Al primero que vio aparecer fue a Su santidad, quien se encontraba animado y le hizo un poco de plática, más que nada le estaba contando sobre algunas costumbres del reino de Eternia, las cuales realmente no llegaban a su mente.

Apareció la familia real, y segundos después Fester. Mientras comían iban comentando sobre lo afortunados que se sentían por ver que la pareja no se llevaba mal y ambos tenían sus principios. Nil solo se sentía más deprimido y no quería escuchar más, pero no se atrevía a retirarse.

Quería volver a su cuarto y no pensar más, no hablar ni escuchar para no tener que ser consciente de sí mismo, que poco a poco sentía como su garganta se iba haciendo un nudo que no le permitía ni suspirar.

Solo llenaba su boca con otra cucharada para excusarse por su falta de participación en la conversación. Y así una tras otra.

––Santa Rafeaste, parece estar tan hambrienta que ni siquiera se ha dignado a dedicarnos una mirada ––la reina Seraphine no parecía tener ningún tipo de filtro y solo continuó ––a partir de hoy estaremos viéndonos más seguido, debería de tener un poco más de tacto, ¿no cree?

––Ciertamente debería de ser más comunicativa. Espero que la junta del final del día se lleve a cabo de manera correcta. Ya saben, sin malentendidos y todos los puntos aclarados... ––el rey parecía juzgar a Nil con su mirada, haciendo que se sintiese más presionado, en su cuerpo y su mente.

––Claro, no se preocupen por mí, solo estoy algo pensativa ––Nil había logrado hablar sin que notasen la penumbra que lo acechaba ––Y si me disculpan, gracias por la comida.

Nil se retiró con la espalda recta y nadie pareció preocuparse. Solo Alexander si no fuese por el don compartido.

Nil luego de salir del gran salón creo una nube sin pensar tanto y solo esperó a que lo llevase a la parte más alta de la sede, no quería encontrarse con nadie.

En ese ascenso vio a lo lejos a Franz, meditando al parecer, y no pudo quitar sus ojos de él. El pequeño cayó de espaldas cansado y cerró sus parpados mientras sonreía relajado. A Nil simplemente se le resbalaron las lagrimas que no pudo liberar desde temprano, y por más que se las limpiara seguían apareciendo, mas no podía liberar sonido alguno, su pecho no se lo permitía. Él solo no quería saber nada más.

¿Por qué me estoy volviendo a sentir como en ese entonces? No quiero estar más aquí. Solo soy un adolescente que tiene mucho por conocer. ¿Qué son estos azares de la vida? No fue mi culpa terminar así. No quiero que me traten así por obligaciones que no son realmente mías.

Abuelos... que nadie se olvide de mí. Prometo que regresaré. Ahora lloro, pero no me he rendido, todavía no. Así que solo espérenme...

Nil seguía llorando, soltando gruesos y pesados sollozos que nadie lograría escuchar. Pero mirando a Franz sentía que lograría volver y no se sentía derrumbado ni desconsolado por completo. Solo cerró los ojos y esperó a calmarse.

Alexandre sentía el temblante corazón de Nil a través del don compartido, por lo que se apresuro a terminar su ración y luego iría a preguntar por su estado, quizás la Santa quería un poco de tiempo a solas.

Se dejó guiar y notó que las emociones de Nil ya estaban más estables, por lo que le diría que por curiosidad fue a verla antes de la junta. Luego ya vería cómo fluían las cosas. Tenía que ser agradecido con Nile por la ayuda que le ha dado, no podía simplemente hacerse de la vista gorda.

Creó una nube, como parecía haber hecho la Santa y llegó al nivel donde esta se encontraba. No se esperaba verla con una expresión dura, como si estuviese a punto de encaminarse a la chimenea de un volcán para buscar tesoros totalmente desconocidos.

Ya no estaba tan preocupado. Estaba emocionado por seguir el camino de la guerra junto a ella.

Nil se dio cuenta de su presencia y lo miró profundamente, Alexandre se había quedado sin palabras, aquellos ojos simplemente existían y él se sentía perdido.

––Nil, ... ––se aclaró la garganta ––verás... perdón, creo que antes tuve que decir algo, cuando mis padres hablaron sin... pensarlo mucho.

––Xan, no es que eso me afecte, a nuestra edad... creo que ya estamos terminando de pasar por la etapa donde no se toma muy a pecho lo que los demás comentan. Son otras cuestiones las que mantienen mi mente ocupada ––Alexandre solo lo miraba de vuelta, fijamente, haciéndolo sentir incómodo.

El príncipe le tendió la mano para invitarlo a su nube, por lo que Nil aceptó sin cuestionar.

––Esta bien, entonces vamos a pasear –– el joven Alexandre comenzó a volar entre las nubes mientras Nil solo sentía el aire golpearle la cara.

EL JOVEN QUE QUIZO SALVAR A LA SANTA DE UN MUNDO DE FANTASÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora