CAPÍTULO 12

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SIA P.O.V

Joder, estoy transpirando, y siento que los pelos cortos que quedan sueltos de mi moño rebelde e improvisado se pegan con fuerza en mi nuca, diablos un resoplido y un par de malas palabras salen disparadas de mis labios, sin censurarme un poco. ¿En qué estaba pensando cuando decidí usar la copa menstruar?

Dios tengo serias ganas de golpearme la cabeza contra la pared. Por mi legendario Don de tomar malas decisiones.

La maldita cosa no está siendo para nada cómoda de usar, opción a: soy una idiota y no sé cómo usarla, opción b: si no sé cómo ponerme un tapón correctamente, ¿Cómo pensé que esto iba a funcionar? Cuatrocientos intentos después y un desastre muy del coño, literalmente, logro salir de cubito del baño con mi dignidad un 67% a salvo, al menos no fui tan idiota y me puse unos pantalones negros esta mañana.

Lavo mis manos, retoco mi maquillaje y me doy un toquesito de desodorante porque joder siento que los albañiles de la obra a tres cuadras pueden oler mejor que yo en este momento, mi celular vibra en mi bolsillo trasero, y me hace dar un respingo haciendo que mi labial rosa se vaya un poco desviado, hago una mueca y saco el aparato que no deja de sonar.

No me tomo el tiempo de verificar quién es - Hola - Digo mientras pego mi oreja al hombro para sostener el móvil y poder continuar con mi tarea de pintarme los labios y limpiar el desastre previo.

- Hola, bebe - Chell me saluda con toda la energía posible, como se nota que no está teniendo un día de mierda como yo - ¿A qué hora sales del trabajo? Pienso que debemos darle alegría al cuerpo.

Puede que tenga razón, el único alcohol que ha visto mi cuerpo es el antibacterial que me aplico en las manos.

- Salgo a las 6 creo, pero joder, tienes que traerme ropa porque parezco que mi gato Benito murió ayer - Estoy vestida de negro de pies a cabeza.

Suelta una risita fuerte - No tienes un gato.

- Por eso peor aún.

- ¿Qué quieres que te lleve? - La respuesta es muy fácil

- Algo que haga que quien me vea me quiera echar un polvo - Sonrió a mi reflejo - Aunque no va a poder porque va a quedar como si hubiera participado en la guerra del Rey Arturo.

Ambas reímos

- Qué chorradas dices, va que va, te voy a llevar algo jodidamente sexy, te veo a las 6 te cambias, y vamos a buscar a los chicos primero, y así cenamos, y estamos todos juntos ¿Te parece?

- Me parece, te veo más tarde florecilla, te quiero - Me dice que igual, y me mando un beso chinchoso a través del móvil.

Salgo del baño, y me siento mucho mejor, cuando giro hacia la oficina de mi jefe, que se a convertido en mi guro de moda personal, veo que el rey de mis pesadillas está parado fuera de la oficina, hablando con Max y con Auntuan, se ve demasiado guapo para la salud mental de las mujeres menores de cuarenta años.

¿A quién quiero engañar? Cual quiere mujer se sentiría atraída a él, porque es todo ojitos, cara bonita, pelo de ensueño, cuerpo sexy y ropa más cara que el salario de tres asistentes juntas.

Respiro profundo y decido ser lo más profesional que sé que en alguna parte de mi interior soy, me pongo derecha como una flecha y camino directo al grupo de tres hombres.

- Mi vida, pensé que te habías desmayado en ese baño - Murmura Auntuan con todo el drama que lo caracteriza, no puedo evitar ponerme algo roja, porque la verdad los dos hombres me miran de reojo, uno con una sonrisa, y el otro con toda la mala leche que puede. Mierda, me gustaba más cuando me tiraba sonrisas coquetas, y ojitos cachondos.

Por Siempre IncorrectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora