ALESSIA
Dejo caer dentro del vaso otro cubo de hielo, con práctica vierto, un dedo del líquido ambarino, que procede de la costosa botella de whisky escoses que sostengo en mi mano. Sonrió artificial mientras se lo entrego a Dom, mi jefe; podría usar tres palabras para describirlo de manera perfecta: arrogante, estúpido y no sabe que son horas extras. ¡Okey! Utilice más de tres palabras, pero es que a el tipo le encanta que uno trabaje como un maldito esclavo por una mierda de salario, si no fuera por las propinas, ya estaría trabajando en la peluquería de mi tía. Bueno, aunque esto último suene como una sucia mentira. Por varias razones principalmente porque mi tía cerró su negocio hace varios años.
¡Diabolic! el lugar más feliz de todo Camden, y porque no, admito que también es mi lugar feliz en todo Londres.
- ¿Vas a trabajar el próximo fin de semana? - Me pregunta por enésima vez en lo que va de la semana, como si el hecho de preguntarme muchas veces va a lograr hacer que cambie de opinión.
- Iré a Glastonbury, te lo dije hace varias semanas. Además he trabajado dos semanas sin descansos, solo por esto - Le dijo en tono acusatorio, Dom ha sido mi jefe por dos años, ya nos saltamos esa etapa de "soy tu jefe, ponme en un altar y respétame".
- Joder, ya cálmate. Solo quería saber si habías cambiado de planes.
- Bueno no lo hecho, así que si mañana me quieres preguntar de nuevo O.L.V.I.D.A.L.O no he cambiado de parecer en lo más mínimo.
- Olvidili- Dice con voz chillona.
- Eres un odioso, creo que con la edad de estas volviendo un baboso.
- Mierda, contigo no se puede hablar... Estas toda agresiva. ¿Estás en tus días?
Ruedo los ojos - Estúpido machista - Le escupo molesta, él solo ríe y se aleja de la barra mientras saca su celular y empieza a revisarlo - Idiota - Mascullo entre dientes, mientras continuo con mi labor de inventario, no demoran en llegar los demás chicos y hoy será una noche movida, ya que tendremos set de varios DJ'S. Como dije anteriormente sería una gran mentirosa si dijera que odio mi trabajo, la verdad amo estar en este lugar.
Son las dos de la mañana, el sitio está a reventar, una chica linda de cabellos blancos y ojos jodidamente azules, tiene todo el ambiente animado, le devuelvo el cambio al lindo moreno que no para de sonreírme - Quédate con el cambio, preciosa - Lo escucho gritar sobre la música, le sonrió mostrando todos mis dientes perfectamente alineados después de dos años de aparatos tortuosos y tres semanas de sueldo en blanqueamiento.
Me giro para limpiar el tequila que se me fue de más cuando preparaba unas margaritas, y puedo ver de reojo cuando Reggie le agarra el culo a la chica nueva, y no puedo evitar rodar los ojos por sentir pena por la pobre chica. Ella suelta una risita, seguido de un guiño y la veo perderse rumbo a la bodega.
- Ni de coña - Le dijo a Reggie cerca de su oído, mientras clavó mis uñas en su brazo y jalo una de sus cortas trenzas que se le escapa de su snapback - El maldito lugar está a reventar, y te aseguro que no echaras un polvo hasta dentro de un par de horas.
Suelta una risotada y me devuelve el susurro de oído - Eres una aburrida - Pero al menos me hace caso y continua atendido un grupo de solteras que están al final de la barra, tratando de llamar la atención de los chicos que están a su alrededor. Pero al parecer no son capaces de obtener nada por lo gritonas y manilargas que son. Sonrió, porque ellas pueden ser un buen recuerdo de cuando estoy borracha con mis amigas.
A las seis de la mañana estoy rumbo al departamento que comparto Mikeila y Cedric. Como era de esperarse todo está en silencio y la sala de estar esta hecha un desastre, puedo ver a los gemelos Rider echados sobre una alfombra vintage que conseguimos en un mercado de pulgas por un par de billetes. Me siento un poco mal por ellos, porque no tienen cobija y está helando. Me estiró sobre del armario que está cerca de la entrada y sacó una mullida cobija de cuadros y se las tiró encima.
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Por Siempre Incorrecto
Teen FictionAlessia y Lucas Dos corazones rotos. Es inevitable cuando la única persona que te puede sanar, es la misma que te rompió.