CAPITULO 13

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AIDEN P.O.V

Se ve tan guapa, tan comible, y tan caliente.

Puedo doblarla sobre el capo de mi auto, y tomar lo que tanto me ha negado, a pesar de que he sido el puto caballero, que no he sido con nadie, solo con ella. Parece que nuestro juego más divertido, es mirarnos, pensar cosas individuales, porque ahora mismo estamos haciendo eso, mirándonos, mientras nuestras mentes en trabajando, no sé en qué está pensando ella, está hablando algo, no le estoy prestando ni la más mínima atención, pero se ve sonrojada, y molesta, termino mi cigarrillo, y ella ha dicho par de cosas sobre mi actitud, pero solo puedo enfocarme en que si estiro mis manos puedo tomarla de las caderas, y ponerla más cerca de mí.

Se me está poniendo dura la polla.

Mal momento hermano, esta tía es imposible.

- ¿Ya terminaste? - Digo con mi tono de aburrimiento, puedo poner una cara de desinterés que ni siquiera me cuesta poner. No sé ni que decirle, no le he prestado atención a nada de lo que ha dicho, además, ella me molesta.

- ¿Por qué no me puedes tomar en serio?, me siento tan frustrada - Pone las manos sobre sus caderas y noto que el diseño de sus uñas es colorido, son largas, sé que son naturales, siempre le ha gustado tenerlas largas, siempre le han gustado las cosas coloridas, raras y exóticas.

Como ella, en esencia. Me estoy yendo por las ramas, ya que soy full consiente de que me estoy fijando en todo y en nada, menos en lo importante lo que ella me está diciendo, aunque siendo honesto ¿Me importa lo que quiera? La respuesta está corriendo en mi mente, pero lejos de la punta de mi lengua, porque mi actitud es democrática, ella no merece cosas positivas de mi parte. Merece un poco de su medicina, nunca escucha, nunca presta atención a nada, y tiene 0% de responsabilidad afectiva.

Y eso no va a cambiar hoy. Pero eso no puede evitar que sea cabrón, así que, qué más da si jugamos un poco al gato y el ratón, lo hemos jodido desde siempre.

- Me la suda, lo que te frustra Sia - Me pongo derecho y hago lo que he querido hacer desde que mis colegas se largaron de lugar, la tomo de la cintura, ella se pone tensa como una cuerda, mis manos son automáticas y bajan en una suave caricia de su cintura a su cadera, deslizo mis pulgares por el hueso de sus caderas, soy mucho más alto que ella, a pesar de que tiene unos taconazos que pueden ser un accidente de fractura si no pisa bien, siento como mi sangre se calienta y toma el camino hacia el sur ¡diablos! - Y no me digas que te sientes frustrada - Me relamo los labios, ella me está dejando pegarla a mi cuerpo, mis manos ansiosas por deslizarse por su cuerpo - Porque la única frustración que puedas tener y que estoy dispuesto a escuchar es si es sexual - La pego más y suelta un gritito ahogado, porque sé que ahora mismo puede estar sintiendo mi polla dura contra su estómago.

Balancea su cuerpo, y se está dejando llevar, lo siento cuando sus brazos suben en un intento de abrazarme por el cuello. Vaya, estoy perdiendo con mi democracia.

- No me jodas Aiden, no me jodas - Dice con la voz ahogada, y mirándome los labios, yo hago lo mismo.

- ¿Tienes esa frustración? - Murmuro meloso, mientras pongo mi otra mano en su mejilla, y la obligó a mirarme.

Levanta su mirada, y me mira directo a los ojos como si quisiera traspasarme con la mirada, pego nuestras frentes y sus ojos se cierran, y está cayendo tan lento, pero preciso... hasta que abre los ojos de golpe y aparta de un empujo, está colorada y sofocada, yo sonrió victorioso, mientras me cruzo de brazos.

Se acomoda del vestido y pareciera que está buscando un punto de enfoque, cuando levanta la mirada está cabreadísima, pero no sé si es conmigo o con ella misma - Si no quieres que vaya a recursos humanos a acusarte por maltrato psicológico y por acoso sexual, te pido que por favor no me vuelvas a poner una mano encima - Nos señala con los dedos de ida y vuelta, añade - Esto entre nosotros, no va a pasar nunca.

Por Siempre IncorrectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora