CAPÍTULO 27

165 10 4
                                    

AITANA


Me remuevo incómoda en su pecho, por esa pregunta. Su mano la desliza por mi espalda, al igual que su otra mano por mi brazo dando pequeños apretones.

Puedo sentir su mirada puesta en mi, suelto un suspiro y por fin hablo después de varios minutos en silencio.

—¿A qué viene eso? — le inquiero sin verlo.

—Simple curiosidad — siento como se encoge de hombros, tensandose un segundo por su herida.

Con todo lo que ha pasado y me ha dicho sobre él, no sé si contestarle. No creo que sea buena idea.

Me acomodó para poder mirarlo, pero tal vez si le contesto pueda yo también averiguar porque termino con Oriana, en algún momento me surgió esa duda, por qué terminaron y la quiere recuperar de nuevo, a lo mejor su amor por ella es demasiado grande.

—Porque no compartíamos los mismos intereses — le contesto viendo cómo su ceño se frunce.

—¿Los mismos intereses? — pregunta confundido — explícate mejor.

Suspiro.

—Fuimos novios por tres años, lo ame, compartimos muy buenos momentos. En verdad fui feliz a su lado — su mirada está completamente clavada en mis ojos —, pero un día él empezó hablarme de boda, una casa, hijos, de envejecer juntos. Entonces ahí me dí cuenta que yo no me veía así con él, no me veía en un altar vestida de blanco, en una casa con él y niños corriendo...

Me interrumpe.

—Entonces no lo amaste en verdad, solo estabas con él para pasar el tiempo, porque si lo hubieras amado, serías tú la de los planes de boda y niños, no él — me dice completamente seguro.

Niego con la cabeza.

—Estoy segura de lo que sentí y lo que te dije, lo ame, creeme que lo ame. Supongo que al no verme con él así de esa manera, era porque estaba muy chica y aún no tenía esos planes, lo primero para mí era terminar mi carrera y ejercerla — le digo viendo sus labios y después sus ojos.

—Entonces no eres como la mayoría de las mujeres.

—¿De que mujeres hablas?

—De las que sueñan con una grande boda, tener muchos hijos y envejecer con el amor de su vida — rueda los ojos — esas pendejadas que ellas ven como lo mejor del mundo.

Quiero reírme por como lo dice.

—¿Quien dijo que no? — me vuelvo a acomodar en su pecho —, claro que sí, solo con él hombre del que este muy enamorada, del que ame como no he amado a nadie en este mundo. Unir mi vida con él en matrimonio y un hijo fruto de nuestro amor, sería lo más hermoso, lógico que debe de ser alguien que me ame con la misma intensidad que yo a él — digo mientras veo las luces de la ciudad por los grandes ventanales de su habitación, que ocupan una pared entera.

—Tu cursilería me asquea.

Rio.

—Pues claro, que vas a saber tu del amor, si no has amado a nadie. Ah no espera se me olvidaba, si amas a alguien y es Oriana, a la que quieres recuperar — le digo volviendo a verlo y está con la mirada seria — a todo esto, ¿Por qué terminaron? — le pregunto curiosa esperando que me responda.

—Eso es algo que a ti no te importa — dice tan tranquilo.

Abro la boca indignada, él me preguntó lo mismo y yo de tonta le contesté. Ahora él idiota no me quiere decir.

ARDIENTE PASIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora