CAPITULO 24

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AITANA

Fred incremento aún más la velocidad de la camioneta, el corazón lo siento en la garganta, apunto de salirse, estoy demasiado nerviosa y aún más estando León a mi lado sujetando un arma de fuego. Va pendiente de la camioneta a la que dejamos atrás pero no tarda en seguirnos, Fred le comunicó por el intercomunicador a Henry, que más o menos se había dado cuenta de lo que sucedía.

Veo de reojo a León y tiene el rostro bastante serio, se nota que hierve de la furia. De la nada siento como el guardaespaldas frena de golpe que hace que me sujete del asiento frente a mi, escuchándose el sonido de armas disparar.

León ni se inmuta, de sus ojos pareciera como si quisieran salir llamaradas de fuego, volteo hacia enfrente viendo el motivo del porque freno de esa manera. Una camioneta nos está obstruyendo el paso, de ella bajan cuatro hombres vestidos de negro con capuchas y armas en sus manos apuntando hacia nosotros, la camioneta que nos seguía también cerro el camino donde dos hombres iguales que los otros bajan.

Siguen disparando y afortunadamente ninguna bala atraviesa la camioneta que es blindada.

Veo a Fred llamar por el radio a los demás guardaespaldas diciendo un código que no entiendo, a lo que los otros guardaespaldas le informan que de inmediato estarán aquí, saca su arma listo para disparar.

León y su guardaespaldas sacan casi medio cuerpo por la ventana y comienzan a disparar a los hombres que responden de la misma manera cubriéndose con la camioneta. Cuando los disparan los dos se meten de nuevo para no ser heridos y vuelven a salir para disparar.

Henry está peleando solo contra dos hombres a los que logró despojar de sus armas. Los tres reciben golpes, derriba a uno y va por el otro, se vuelven a levantar y se le lanzan encima hasta que nuevamente los derriba a patadas y a puños.

León baja de la camioneta cubriéndose con la puerta de esta.

Jamás creí vivir algo así, balas vienen y balas van. La escena es demasiado espantosa, la camioneta de los tipos tiene varios impactos de bala.

Vinieron por algo y ese algo seguramente es acabar con León.

-No salga de aquí por ningún motivo señorita, no se preocupe que aquí estará segura - me dice Fred antes de bajar y yo estoy completamente inmóvil al ver lo que ocurre, que no le prestó atención.

El hombre que estaba hace apenas unos minutos junto a mi logra dispararle a uno de ellos en el pecho haciendo que caiga al suelo.

Ruego a Dios que rápido lleguen los demás.

Aunque me esté deshaciendo de los nervios no puedo quedarme aquí dentro sin hacer absolutamente nada, son seis y nosotros cuatro. El sonido de los disparos es ensordecedor.

No puedo quedarme viendo cómo los demás arriesgan su vida, mientras yo solo veo. Estoy segura que mi ayuda servirá de mucho.

Uno de los hombres de enfrente tiene la mirada clavada en León, hasta acá alcanzó a ver su mirada llena de auténtica furia, ¿Quién es?, ¿Qué pudo haberle hecho él para que esté así?.

-Muérete pedazo de mierda - grita furioso.

Dispara y todo sucede demasiado rápido, solo escucho como León gruñe y queda recargado contra la camioneta, mientras maldice y su mano toca su hombro izquierdo del cuál empieza a salir mucha sangre manchando su ropa y la mano que tiene puesta en él.

Abro los ojos impactada y un escalofrío me recorre el cuerpo, el miedo y el susto cada vez son más grandes.

Con la mandíbula tensa se recompone y vuelve a disparar dándole a ese hombre que celebro con una risa herir a León, algo que no le duró mucho.

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