CAPITULO 12

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AITANA

Priscilla viene hacia nosotros a despedirse.

—Muchas gracias por concedernos la entrevista, chicos — nos dice sonriendo.

—Al contrario, gracias a ti por tu tiempo — le digo, haciendo que mi voz suene normal y no molesta.

—El primer ejemplar se los haré llegar en cuanto sea impreso, las fotos te las enviaré yo misma a tu correo Aitana, espero que queden a la altura de la gran fotógrafa que eres. Al igual les enviaré la portada de la revista — nos informa Priscilla.

Asiento sonriendo.

Se despiden los chicos de su equipo, todos son muy lindos. El estúpido beso no lo vio nadie más que los presentes en el jardín, Melody corre a dónde me encuentro.

—La entrevista estuvo genial, ni se digan las fotos, con todo eso lo que más me dejó con la boca abierta y encantada fue ese beso que se dieron. Te dije que León te comería a besos, me equivoqué porque en uno solo León estaba acabando contigo, tus labios hinchados lo dicen todo — mientras lo dice me hace recordar lo de hace unos minutos, mi estómago se revuelve, siento como mis jugos gástricos burbujean del enojo, sus malditos labios en los míos.

Mis manos se hacen puños, mis uñas se encajan en mis palmas, trato de mantener mi rostro sereno, sin nada que lo perturbe. No puedo, así que mejor me doy media vuelta y entro a la casa sin decir nada, no sé si el idiota se fue ya, no me interesa, apenas doy dos pasos para ir hacia las escaleras cuando me topo con Walter.

—Ai, ¿Adivina que postre mandé a preparar para la cena? — dice Wal con su voz cálida.

—No lo sé — le sonrió con cariño, haciendo que con su sonrisa se me vaya bajando un poco el enojo.

—Tu tarta favorita.

—Que rico, Wal, pero creo que no me quedaré para la cena, iré a mi departamento tengo algunas cosas que hacer allá.

Wal hizo una mueca.

—En ese caso haré que la empleada se apresure para que te lleves la tarta, a tus padres les puedo dar otra cosa — le sonrió y le doy un beso en la mejilla, Walter es tan lindo, me lo devuelve y se va a la cocina.

La mirada y expresión que tenía cambia drásticamente cuando una figura no deseada aparece en mi campo de visión.

—Hey quita esa cara, ¿Apoco no te gusto? — me dice León sonriendo con las manos en los bolsillos, jamás había sentido esto, unos inmensos deseos asesinos.

—¿Qué? — le pregunto.

—El beso — susurra, una de sus manos sale del bolsillo del pantalón para posarse en mi barbilla, sus dedos aprietan muy poco.

—Me gustaría más que te fueras a la mierda, Collins — espeto enojada y le doy un manotazo para que quite su mano.

Doy media vuelta yendo a mi habitación, cerrando la puerta de golpe, me dejó caer en la cama enterrando mi cabeza en una de las almohadas, al cabo de unos segundos escucho el motor de un auto irse y al poco tiempo entra Melody con un bol de frituras picantes, del cuál me ofrece pero me niego, el picante no quitaría mi enojo, en cambio esa tarta de durazno si.

—Me encantó la manera en la que León define el amor — dice Melody y yo ruedo los ojos cuando despegó un poco mi cara de la almohada.

—Mel, me duele la cabeza podrías dejar de hablar unos minutos, por favor — no es mentira, en verdad me está empezando a doler y más al mencionar al idiota.

—Claro, seguramente fue por todas las preguntas que les hicieron y los flash de las cámaras iré con Walter por una pastilla para que se te quite y descanses — dice como si fuera mi mamá, deja su bol en la cama y se va, Melody es tan buena y linda.

ARDIENTE PASIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora