Capitulo 🔥 27

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-Todo el mundo piensa que ya está pasando así que ¿por
qué no íbamos a hacerlo? -le dijo Nattawin.

Mile lo besó a un lado de la boca, como si solo se
quisiera permitir un mínimo contacto, nada más.
Lo besó después al otro lado y el se quedó sin aliento al volver a saborearlo de esa manera. Sabía a menta y a café. Y a algo más que era su propio sabor, algo distinto.
Nattawin se estremeció mientras lo besaba de ese modo, como si no se atreviera a más, torturandolo poco a poco con esos pequeños mordiscos.

-Quiero estar dentro de ti

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-Quiero estar dentro de ti.

Su masculina voz y sus incendiarias palabras lo hicieron temblar. Sentía que se derretía por dentro, lo dominaba la necesidad que tenía de estar con él.

-Entonces, ¿a qué estás esperando? ¿Qué es lo que te lo
impide? ..

Mile lo besó a un lado del cuello, justo debajo de la oreja, y Nattawin se estremeció de nuevo.

-El saber que eres un buen chico... -le susurró él-. No me acuesto con chicos buenos.
-Puedo ser malo -repuso Natt pasándole lengua por la
barbilla, justo debajo de su boca-. Seguro que puedo llegar a ser muy malo si me enseñas a hacerlo.

No podía ver su boca, pero sintió que sonreía.

-Pero a lo mejor me odias por esto mañana por la mañana.

-¿Por qué iba a hacerlo? Solo es una aventura de una
noche, ¿no?.

Mile lo miró entonces a los ojos.

-¿Y eso te parece bien? -le preguntó mile.

-¿Y a ti?

Él frunció de nuevo el ceño.

-Claro. Una noche y ya está.

-Media noche -le recordó ella-. A medianoche te vas de
aquí y vuelves a tu propia suite. ¿De acuerdo?

-De acuerdo -respondió Mile.
Después, lo besó.

Pensó que había algo increíblemente emocionante en un beso cuando era el preludio de un encuentro sexual. Había una pasión más intensa en esos besos, eran más embriagadores. Las caricias y el baile de sus lenguas hicieron que se estremeciera Una y otra vez, llenando su cuerpo de deseo y anhelo. Cada vez le urgía más, no podía seguir esperando, lo necesitaba como el respirar.

Mientras tanto y con la destreza que le debían de dar sus
años de práctica, Mile le fue quitando la ropa con las manos sin dejar de besarlo. Pero se dijo que no era el momento de pensar en todas las mujeres y hombres que había tenido antes en su cama.
Esa cama era la de Natt y ese era su momento.
Ese detalle, por trivial que pareciera, hacía que sintiera que llevaba el control y que era Nattawin la que estaba imponiendo las reglas.

No podía soportar la idea de ser solo otro chico más para Mile otro cuya nombre iba a olvidar antes de que amaneciera.

Quería que lo recordara con claridad, deseaba que todos los momentos que pasara entre sus brazos se quedaran impresos para siempre en su cerebro. Cada roce de su piel contra la de el, cada beso y caricia, cada susurro y jadeo, quería que Mile lo recordara mucho después de que terminara su noche de pasión.

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