Capitulo ⭐ 4

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-No tengo nada más que decirle -le anunció el con
formalidad-. Por favor, retírese.

-Escucha, cariño -le dijo Mile tuteándolo e ignorando por completo el protocolo-. Tal y como veo las cosas, no tenemos más remedio que trabajar juntos, aunque solo sea para salvar Las apariencias. Tu hermana mayor parece muy interesada en que trabajemos juntos y me da la sensación de que lo que ella dice va a misa.
La verdad es que preferiría estar tomando el sol
en alguna playa cercana, a ser posible con un par de modelos rubias oh rubios que me ayuden con la crema bronceadora. Así que échame de aquí si te atreves, no me importa. Pero entonces no vas a poder usar el Hotel Romsaithong para el banquete.

El Principe Nattawin se volvió hacia él y le dirigió una
mirada que hizo que se sintiera como una cucaracha.

El Principe Nattawin se volvió hacia él y le dirigió una mirada que hizo que se sintiera como una cucaracha

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-Es el hombre más desvergonzado que he conocido en mi vida -le espetó el principe.

-Entonces, creo que deberías salir más -repuso él con
media sonrisa-. Te puedo asegurar que hay muchos más como yo o peores. El joven entrecerró los ojos y apretó las manos con fuerza.

-Salga de aquí antes de que tenga que avisar a mi equipo de seguridad

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-Salga de aquí antes de que tenga que avisar a mi equipo de seguridad.

Mile se encogió de hombros con indolencia mientras iba
despacio hacia la puerta.

-Si me necesitas, me encontrarás en el ático del Romsaithong - dijo antes de lanzarle un beso desde la puerta-. Ciao!

Natt irrumpió en las habitaciones de su hermana pocos
minutos después.

-¡No sabes lo que me has pedido! ¡Ese hombre es insufrible! Creo que es posiblemente la persona más maleducada y grosera que he conocido. ¿Cómo se te ha ocurrido traerlo aquí? No voy a trabajar con él. ¡No lo haré! ¡No y no!

Madeleine se volvió lentamente en el taburete de terciopelo Que tenía frente al tocador. Vio que había estado probándose Una nueva sombra de ojos.

-Lo siento, pero vas a hacerlo te pongas como te pongas. Quiero que mi banquete se celebre en el hotel Romsaithong.
Hemos hablado de ello desde nuestra niñez s. No voy a dejar que eches a perder mi boda de cuento de hadas solo porque no te llevas bien con él.
Quería mucho a su hermana, pero odiaba lo autoritaria que podía llegar a ser Madeleine. Solo se llevaban tres años, pero estaba acostumbrada a salirse siempre con la suya y, una vez que se le metía algo en la cabeza era prácticamente imposible hacerle cambiar de opinión.
Pero iba a tener que intentarlo.

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