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@Lunarodrigo; ¿Qué esconden detrás de esas caras brillantes las Wittenveng? No hay que ser muy tontos para saber que estamos frente a una tiranía y controlan todo mediante la tecnología. ¿Cómo estás Wittenveng? ¿Puedes leerme y borrar mi tweet?

En solo un segundo me hago tan viral que a veces asusta el nivel de atención que tienen algunos sobre la red social, mi madre está del otro lado de la sala leyendo un libro y su teléfono comienza a sonar tan de repente que clava su mirada en mí. Cierra los ojos y acerca el aparato a su oreja, es claro que se trata sobre mí y mi reciente publicación.

—¿Qué has publicado ahora, Luna? —pregunta en cuanto corta la llamada, elevo mis hombros y vuelvo a mirar la pantalla de mi laptop. Mi madre suelta un bufido y escucho sus dedos presionar la pantalla con fuerza, lo averiguara ella misma. —¿De verdad? ¿Los Wittenveng? ¿Quieres perjudicar mi vida?

—Ya perjudican la vida de todos los jóvenes, ¿piensas que se van a preocupar por la senadora Rodrigo? ¿o quieres que publique un tweet sobre ti y tu pasión por el vino? —blanquea sus ojos y tira el móvil encima de la mesada. Reposa sus brazos sobre el borde de la silla y me mira, espera que haga algo. —No lo borraré si es lo que estás pensando, ya se hizo viral, ya lo vieron todos

—¿Pero es que no piensas antes de publicar algo?

—¡Oh madre, claro que lo pienso! Por eso se hacen públicos —sonrió y tiro mi cuerpo hacia atrás —si no lo pensara, solo seria una tonta escribiendo cosas sin sentido —bromeo —y nadie me leería.

—Eres una pesadilla, tienes que borrarlo

—¿Y que mis seguidores piensen que me silenciaron? No lo sueñes senadora, seguirá ahí.

Cierro la pantalla de mi laptop, la deslizo dentro de mi bolso y tomo una manzana, tengo que ir a clases.

—Nos vemos luego mamá —beso su mejilla con ruido, la mujer no me quita la mirada de encima, quiere matarme y me lo hace saber. No espero una respuesta de su parte, para ella seria un milagro del cielo que ese nos vemos luego, sea un; no nos veremos nunca más.

Presiono varias veces el botón del ascensor, está subiendo y mientras espero le doy una mordida, las puertas se abren. Enfrente de mi tengo a la mano de derecha de mamá, Martina Ramos, es como su secretaria, pero a mamá no le gusta decirle así y prefiere llamarla como... ¿Cómo es que le dijo? Así, si, confidente...

Hubiera sido más divertido llamarlo amante y ya.

—Luna —dice mi nombre con molestia, claro que también ha leído el tweet y no duda en hacérmelo saber cuando sus dedos encuentran mi brazo. Me jala con ella dentro y presiona el botón de estacionamiento.

—¿Te gusto mi Tweet? —pregunto en cuanto golpea mi cuerpo contra la pared del elevador. Aprieta sus dientes y analiza mi rostro como si quisiera razones para no acercarse más. —¿o prefieres que hable de alguna Wittenveng en especial? —pregunto y trato de ocultar una sonrisa en mis labios.

—Eres una pesadilla —susurra y se acerca para dejar caer sus labios sobre los míos y no me niego ante el beso, si, Martina Ramos es mi amante, no la de mi madre. No somos novias ni nada parecido, solo nos acostamos cuando se nos da la gana o cuando estamos tan casadas de la mirada del publico que no nos queda de otra que desnudarnos y quitarnos el estrés a roces.

Trato de mantener mi bolso aferrado a mi hombro, pero sus manos se deslizan por mi cuerpo con tanta velocidad que es difícil y cuando intento ajustarla, ya es tarde. El sonido de mi laptop en el suelo es evidente y Martina se separa de inmediato.

Me inclino para tomarla de nuevo, espero que la pantalla este bien... le abro y no, no he tenido suerte, esta completamente cristalizada.

—Mierda... —susurro y la guardo de nuevo, tendré que sacar de mis ahorros y llevarla al servicio.

INFLUENCIA;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora