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Los pasillos de la universidad están completamente vacíos, desolados e imagino que nadie a llegado o yo estoy llegando muy tarde. No se que materia tengo en mi cronograma hoy, pero sé que los miércoles tengo que venir y que la llamada de Luciana es muy importante. Me detengo enfrente del tablero informativo, busco mi nombre en la lista de becarios y ahí estoy, junto a Luciana.

Bueno ella está primera, yo un poco más al final, seleccionaron a diez personas nomas y de esas las únicas que valemos la pena somos nosotras. Los otros ocho no hacen nada de su vida o al menos no lo sé, pero sus nombres no están en escándalos todas las semanas. Ayer a la noche, cuando los tweets ya estaban públicos, virales y donde me referí a los candidatos de una forma indirecta muy directa, me contestaron tres de ellos.

Claro que mi madre no.

Pero si obtuve respuesta de Manzur, ¿Qué pasa con todos ellos que quieren invitarte a cenar cuando los insultas por internet?

Me pareció una completa locura, no hubo insultos y cuando le preguntaron por mi en una entrevista por la calle, le dijo que yo le divertía, que todas las semanas apunto hacia alguien... pero que solo a una logré darle bien.

Eso fue un claro doble sentido y es obvio que se refirió a Ximena Wittenveng. Twitter no dejo de hablar de eso toda la noche, apuntaron algunos contra Ximena y su poca ética... ¿pero de que ética hablan? Yo no trabajo con ella.

Me adentro al salón en silencio, saludo al profesor con suave sonrisa y me escabullo entre los asientos hasta dónde está mi amiga. Luciana levanta la mirada de su apunte, está subrayando cosas sin sentido y ha dibujado flores en una esquina. Me siento a su lado.

—¿Cómo estás? —pregunto y le indico con mi cabeza su apunte

—Bien, creo que no estoy concentrada —susurra mirando lo que ella misma ha hecho

—¿Qué sucede? —deslizo mi mano por su espalda para ser más compresiva, aprieta los labios y deja caer su cabeza sobre el apunte. —¿Volviste con Nathaniel? —pregunto esperando lo peor de su boca, pero niega... entonces no es tan grave.

—Me propusieron un puesto en "Delicius".

Delicius es un programa de chimentos, es lo más popular en el país e incluso me atrevería a decir que en otros países, pero que tu nombre este entre los panelistas y no sea por un escándalo, es doblemente de genial. Delicius por delicia que se hace agua en tu boca cuando alguien ha cometido un error y todos lo han visto.

—¡Es maravilloso! —exclamo levantando un poco el tono de voz, pero a ella y al profesor que me dan una mirada de que cierra la boca, no.

—El contrato es por un año y si tengo buena presencia... por más —susurra —y Londres...

—Oh, no es tan maravilloso —me reacomodo mejor en el asiento, trato de prestarle la mayor atención a su aspecto, está con unas ojeras que denota que no ha dormido anoche... —no sabia que estabas entregando Curriculum —nombro por lo bajo, para que nadie más no escuche.

—Es que no he enviado nada, solo cayo del cielo —aprieta sus labios —quiero ir a Londres de la misma forma que quiero trabajar en Delicius... —suspiro, sé que es así y quizás cuando volvamos de viaje, ya no estén interesados y sabemos que debemos volver.

—Quisiera poder aconsejarte, pero no sé

—¿Tu que harías?

—Ir a Londres, no hay nada que me haría cambiar de opinión —confieso —yo no ando detrás de un programa al que desee participar, quiero vivir experiencias y después planificar que hago con mi vida —estiro mi mano y acaricio su espalda —ambas son muy buenas oportunidades, tu puedes elegir lo que más te grite el corazón

INFLUENCIA;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora