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—Son tres mil cuatrocientos —respiro profundamente, aún estoy media dormida y he salido tan rápido de la cama que apenas he podido procesar mi mañana, le entrego el dinero a la joven y tomo la bolsa. Estoy a unas cuadras de mi edificio, quise salir a comprar unas facturas para prepararle el desayuno a Ximena Wittenveng. La deje durmiendo, ni si quiera se dio cuenta que remplace mi cuerpo por una almohada y me escabullí de sus garras.

Hoy hace demasiado calor, es un milagro que finalmente tengamos un día con mucho sol, extremadamente soleado y por alguna extraña razón la gente me mira. ¿Me abre peinado? Estoy segura que lo hice antes de salir.

Bueno, no soy de las que se peinan en realidad, pero me vi en el espejo antes de salir y estaba presentable. Trato de no prestarles tanta atención y sigo mi camino.

En la puerta de mi edificio, me encuentro con el portero que habla con una señora del piso 6, creo que es profesora de la universidad y me mira, lo hace como si me conociera; se que no está en mi vista de todos los días porque nunca tome una clase con ella. Debe tener alrededor de treinta o cuarenta años, es alta y de ojos mieles.

—¡Hey Luna! ¿Cómo estas por lo de anoche? —no recuerdo el nombre del portero.

—¿Anoche? —el frunce el ceño

—Hay un video por todo internet donde te atacaban —muerdo mi labio buscando respuestas en mi memoria, ¡Mierda si!

Había celulares apuntando nuestros rostros.

¡Ximena!

No le contesto nada al portero, no me atrevo a esperar el ascensor así que subo los pisos por la escaleras, saltando de dos en dos y olvidándome que llevo una bolsa en la mano. Escucho como se golpea contra los barrotes y la pared.

Busco en mi bolsillo las llaves y abro la puerta.

La mujer que se deje durmiendo, está sobre el sillón con su teléfono en la mano revisando algo y antes de que pueda decir algo, levanta la mano para ordenarme que me mantenga callada.

—Es un desastre Ximena —es la voz de su hermana Ana María —Maximiliana está como loca, tiene miedo que esto te vincule con las encuestas

—¿Ella miedo? Si como no —contesta de mala gana, se tira sobre el sillón y cierra los ojos —ese tipo es un idiota, quiero su nombre y la acta de su despido en mi mano para la tarde

—Ximena

—¿Qué esperabas que hiciera? ¿Qué dejara que le hiciera cualquier cosa? —dejo la bolsa sobre el desayunador y busco mi teléfono, tengo muchas notificaciones de Twitter.

—No Xime, claro que no, esto es una situación que sobre pasa y no es tu culpa —es un solo video que va en loop, no hay otro solo es uno y es una repetición del golpe de Ximena hacia el sujeto de anoche. —Ven a la casa de Max, trataremos de solucionarlo

—No —la voz de Ximena es dura —solo no quiero estar cerca de ella ahora, prefiero quedarme con Luna y evitar discusiones

—Se molestará mucho —susurra su hermana, me giro a observarla... parece ser una llamada común y solo está su hermana...

—¡Que va! tendría que haber matado a ese tipo asqueroso —Renata. —Yo misma le hubiera arrancado las manos —trago saliva, Ximena abre los ojos y ladea un poco su cabeza para verme. —Estoy a favor de Ximena, Max que se vaya a la mierda

—Renata —nombra Ana María

—Tomate todo el fin de semana Xime —le regalo una sonrisa —que Ana María se encargue de su niñera y que Max se consiga una nueva vagina a la cual maltratar —quedo tiesa

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⏰ Última actualización: Jul 18 ⏰

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