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Su mandíbula dolía debido a la fuerza que ejercía en ella. Su pierna no dejaba de moverse mientras la noticia no paraba de repetirse en la televisión.
La habían secuestrado, no solo a ella, sino también a una maldita niña. Su furia era notoria y la energía que emanaba mantenía alejado a cualquiera de sus compañeras que intentaba acercarse.
Se sentía molesto, quería gritarles a Midoriya y Kaminari por no haber estado más atentos, por dejar que se las llevaran, si él hubiese estado ahí estaba seguro que no hubiera dejado que nadie les pusiera un dedo encima.
Vio una vez más la reportera que explicaba los hechos de como pasó todo. Su mirada solo pasaba a la imagen borroso de Yamae en la pantalla, junto a una notoria palabra "desaparecida"
Apretó su puño con fuerza antes de pararse de golpe del sillón e ir hasta la cocina, necesitaba despejar su mente. Estaba claro que los héroes profesionales se harían cargo, pues no solo desapareció una estudiante de la UA, sino también la niña a quien Aizawa planeaba adoptar. Confiaba en su profesor, sabía que no se rendiría fácilmente y haría lo que sea para encontrar su paradero.
Escuchó las voces de los demás comentando lo sucedido, los sollozos de Kaminari junto a las constantes lamentos de Deku, culpandose por lo ocurrido.
El temor se hizo presente cuando un recuerdo pasó por su cabeza, casi como un recordatorio.
─¿No te da miedo morir en una misión?
─Tú y yo estamos hechas para morir, Mina.
─¡No estoy lista!
─Nadie jamás lo está, no se nos deja escoger nuestro tiempo. A la muerte le da sentido la vida, la noción de que nuestros días acabarán. . . Nuestro tiempo es corto.
Ese día, aquel día de tantos en los que ella los venía a visitar, había escuchado esas palabras salir de sus labios con normalidad. No tenía idea del peso de esas palabras hasta el día de hoy.
Agarró su teléfono con rudeza, la culpa de no haberla buscado luego de ese beso lo devoró en cuerpo y alma. Recordar la agradable sensación que experimento al rozar sus labios con los suyos hicieron que sus sentidos fallaran por completo. Y ahora estaba ahí, sentando en una de las sillas de la cocina pensando en que será de ella.
Siempre supo que ocultaba algo, que cada vez que alguien intentaba acercarse más de lo debido construía un muro inmenso en el que nadie pudiera tener acceso. Más de una vez la vio hacer eso, quedarse callada o desviar el tema cuando tocaban un punto de la infancia.
Tiró de sus cabellos con desesperación, maldiciendo su tonto y débil corazón al sentirse angustiado. Sus quejas intensas fueron opacados por la mano firme de Eijirou tocando su hombro. Él lo sabía, sabía como se encontraba, después de todo fue el primero en saber que estaba perdido por Hikari.
─La quieres buscar por tu cuenta ¿No es así?
Mierda, lo conocía tan bien para llevar solo unos meses de amistad.
Solo se limitó a quedarse callado, intentando ordenar sus desastrosos pensamientos.
─Sabes que no me importa que elijas. Se lo que se siente que capturen a una persona importante para ti─ lo que le dijo solo lo hizo pensar en una cosa; el campamento.
Si pensó en como se sintió su amigo ante su captura, pero no esperó vivir lo mismo que él. Kirishima lo entendía más que nadie y sabía que podía contar con su ayuda para lo que sea, así que suspiró hondo antes de alzar su vista y enfrentar su mirada rojiza.
─Necesitamos un plan.
Y eso basto para que la sonrisa del pelirrojo se enganchara, sabiendo que siempre y cuando no sea una idea tan descabellada, él estaría dispuesto a ayudar en lo que fuera necesario.
─Claro que sí, amigo. Llamaré a los demás.
Asintió ante su sugerencia y esperó con nerviosismo la llegada de quienes serían los involucrados, que para su sorpresa fueron más personas de las que imaginó.
Cuarta parte de la clase se encontraba reunida en la cocina, expectantes a lo que sucedería a continuación.
Los ojos ámbar de Denki lo miraron con culpa e impotencia y lo mínimo que pudo hacer fue mirarlo con intensidad y asentir despacio, sabiendo que eso sería suficiente para hacerle saber que intentó hacer lo más que pudo.
─Ya tengo un plan. Pero requiere del permiso de Aizawa sensei, no queremos correr el riesgo de que nos expulsen esta vez por los mismos motivos.
Yaoyorozu tenía razón, si actuaban por su cuenta al final iban a recibir factura y ninguno quería realmente ser expulsado de la academia, así que primero escuchó su idea antes de recurrir a su profesor.
El plan era bueno, pero aún tenía dudas. Siendo ese su único plan confiable no le tocó de otra que aceptar y hacer lo posible para que este saliera bien.
Se dirigieron a su profesor, explicando los motivos por el cual estaban ahí. La cara de su sensei le hizo saber que no era una buena idea, pero su insistencia lo hizo dudar, terminando por aceptar con la condición de que siguieran las órdenes acotadas.
Todos fueron por sus trajes y en menos de un minuto ya estaban en el mismo lugar que se les había indicado. Esperó con paciencia a que les dieran permiso para salir y patrullar, buscar algo que los llevará a donde sea que estaban las dos desaparecidas.
Kirishima no se separó ni un segundo de él, aportando lo más que podía y siguiendo todo lo que le dijera. El primer lugar al que visito fue el parque, le sorprendía ver todo destruido y con varias cintas de peligro.
Merodeo el lugar con detalle, desde los columpios rotos hasta las sillas de madera partidas a la mitad. Algo en particular llamó su atención. El moño rojo de Eri yacía tirado en la arena, casi cubierto por completo.
Lo agarró entre sus dedos y vio una vez más todo el lugar de reojo, para finalmente centrar su vista en el accesorio de pelo.
La idea de que la liga las pudo raptar no desaparecía de su cabeza y le daba coraje saber que una niña podría estar sufriendo gracias a ellos.
Suspiró antes de acercarse a su mejor amigo y entregarle el moño rojo.
─No hay más pistas, es como si se hubieran esfumado─ la irritación se notaba en su voz, era notorio que la situación le desesperaba.
La noche ya estaba pintando el cielo, así que debían volver a la academia. Tuvo que irse aún sabiendo que ellas estaban en peligro y que no pudo hacer más que encontrar un simple moño de pelo.
─Las vamos a encontrar Bakugō, confío en Yamae tanto como tú lo haces, ella protegerá a Eri a toda costa.
Sus labios y cejas se fruncieron, ni siquiera podía responder a eso. Y no es que no confiara en Hikari, pero el hecho de saber que se sentía inútil no apacigua nada.
─Vamonos.
Terminó por decir, quedando en silencio por el resto del camino con el constante sentimiento de amargura en su corazón y cabeza.
"Tú y yo. . . Estamos hechos para morir"
Sus puños se apretaron con fuerza, volviendo blancos sus nudillos. Haría todo por encontrarla.
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ᴄᴏɴᴇxɪᴏɴ | ʙᴀᴋᴜɢᴏ ᴋᴀᴛꜱᴜᴋɪ
Fanfiction🎸⋆⭒˚。⋆ Esa sensación de melancólica cuando vas en el autobús y de repente te encuentras con una mirada, una que se siente diferente, que te genera algo inexplicable. Que te resulte incluso confuso cuando te das cuenta que no es una persona que cono...