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   Últimamente no podía dejar de pensar en ella y en esos tontos ojos heterocromaticos.

   Hizo una rabieta al ser la sexta vez en el día. Tiró el bolígrafo en la mesa al sentir que por fin había acabado de hacer una simple tarea, porque pensamientos intrusivos lo habían estado distrayendo.

   Agarró su teléfono, entró a contactos y se quedó viendo el número de Kirishima. Dudaba en si llamarlo o no, pero necesitaba ayuda de alguien y Midoriya en estos momentos no era una opción, el único en el que sentía que podía confiar era en el pelirrojo.

   El tono de llamada empezó a sonar una y otra vez, hasta que le contestó.

¿Hola? ¿Qué sucede? Casi nunca me llamas

─Callate y ábreme la puerta.

¿Estás afuera?

─Sí.

   La llamada finalizo, salió de su habitación y se dirigió a la de Kirishima, ni bien llegó, el pelirrojo abrió la puerta. No le daría excusas baratas, simplemente entró y se sentó en el piso con las piernas cruzadas.

   El silencio era raro, ambos solo cruzaron miradas y cuando Eijirou estuvo a punto de abrir la boca, él se le adelanto.

─Creo que soy esquizofrenico.

   Sí, sus palabras hicieron palidecer a su amigo, quien casi se tira al piso mientras soltaba una exclamación algo fuerte para su gusto.

─¡¿Cómo sabes eso?!

─Porque la maldita cara de esa mujer no deja de estar en mi cabeza─ gruñó al recordarla una vez más ─Es estresante, no puedo hacer ni una maldita cosa sin que este ahí.

   La expresión de Kirishima cambió y en su lugar alzó una ceja confuso ante sus declaraciones. Sospechando levemente de quien podrían estar hablando.

─¿Mujer? ¿Qué mujer?─ preguntó, haciéndose el tonto.

─La maldita ojos de sirena

─No estoy entendiendo. . .

─¿Cuándo es que tú entiendes algo?─ Le preguntó sarcástico, mirándolo con rudeza ─Yamae.

   Le explicó mejor para que comprendiera, supo que había captado su comentario cuando alzó la cabeza apresurado mientras mostraba sus dientes debido a su felicidad.

─Oh. . . Que gran sorpresa─ canturreó burlesco ─¿Acaso te llama la atención?

─¡Claro que no! Solo. . . No sé como hacer que su cara me deje de dar cólera.

   Kirishima pensó, analizó su rostro y sus gestos. Luego miró el techo por unos segundos antes de dirigirle la palabra otra vez.

─¿La piensas mucho?

─Sí. . .

─¿Te agrada estar a su lado?

─Es más tolerable que el bastardo de Todoroki. . . ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio?

   Le dio un asentimiento e ignoró lo último, se calló una vez más y pensó. Katsuki estaba empezando a creer que haber venido no había servido de nada y estaba reconsiderando irse.

─¿Te sientes extraño cuándo están juntos?

─Sí. . .─ masculló al recordar esas sensaciones en su cuerpo de sentir que se conocían desde hace mucho.

ᴄᴏɴᴇxɪᴏɴ | ʙᴀᴋᴜɢᴏ ᴋᴀᴛꜱᴜᴋɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora