Hielo [MoonSun]

Capitulo 15

Byul no quería otra cosa que seguir abrazada a Yongsun, pero la necesidad de ir al baño la obligó a soltarse del abrazo de la mujer. Recogió algo de ropa del suelo y salió de la habitación con suavidad, visitando primero el cuarto de baño antes de dirigirse a la cocina para prepararse un té. Después de llenar la tetera de agua y colocarla sobre el fuego, se relajó en el sofá y contempló las llamas. Exhaló un suspiro de satisfacción, cerró los ojos y, en un instante, los recuerdos de la noche la invadieron.

Había sido un sensual tira y afloja de deseo y necesidad. Con palabras tiernas, suaves caricias y susurros de aliento, habían despertado en la otra cosas que ninguna había creído posibles. Una pasión tan urgente que el sueño pasó a un segundo plano ante el deseo, y una sed que sólo podía saciarse con el néctar que manaba de sus centros; se habían dado un festín mutuo hasta que el agotamiento acabó venciendo. Oliendo a sexo y con los cuerpos húmedos de sudor, durmieron seguras y saciadas; sus mentes vacías de sueños porque la realidad se había vuelto mucho más dulce.

Soltó una risita sensual al abrir los ojos.
Estaba totalmente enamorada de Yongsun y se sentía de maravilla. El sonido del agua hirviendo la puso de pie y, mientras preparaba el té, otra sonrisa adornó su rostro. Su vida nunca volvería a ser la misma... y estaba deseando disfrutar de cada minuto.

Yongsun dejó escapar un suspiro mientras se estiraba en la cama para volver a abrazar a Byul, pero al no encontrar nada, abrió los ojos y frunció el ceño. Estaba sola. Por una fracción de segundo, los recuerdos de Seohee se agolparon en su mente. Rápidamente se apresuró a alejarlos, balanceó las piernas en el borde de la cama y al instante deseó no haberlo hecho. Hacía mucho tiempo que no hacía el amor durante la noche y, riéndose para sus adentros al notar el dolor en los músculos, se puso lentamente de pie.
Alargando los brazos hacia el techo, se relajó y escuchó una serie de suaves chasquidos que le recorrieron la columna vertebral. Flexionando el cuello y los hombros, se puso rápidamente la camiseta y los calcetines y se dirigió al baño.

Unos minutos más tarde, con los dientes limpios y el pelo peinado, recorrió el pasillo en busca de Byul. Al doblar la esquina, vio al objeto de su deseo de pie en la cocina, con una camisa demasiado grande y unos calcetines que hacían juego con los suyos. En silencio, se quedó admirando la vista.

Sintiéndose observada, Byul miró por encima del hombro y, al ver la mirada lasciva de Yongsun, sonrió.

-Buenos días, cariño.

Al instante, la sonrisa de Yongsun se ensanchó, el simple término cariñoso aplastó cualquier inquietud sobre la posible incomodidad de la mañana.

-Buenos días. -respondió Yongsun, con voz grave y sensual.

Byul se dio la vuelta y se mantuvo firme mientras contemplaba el paisaje. Capaz de contemplar sin miedo a ser descubierta, se tomó su tiempo y dejó que sus ojos viajaran, y viajaron.
Apreciando la belleza de Yongsun desde sus estrechas pantorrillas hasta sus musculosos muslos, su mirada se detuvo en las caderas apenas ocultas por la tela escocesa y, de nuevo, en la redondez de los pechos visibles a través de la abertura de la camisa antes de alzar los ojos para encontrarse con los de Yongsun. Curiosa por saber por qué la mujer seguía mirándola con una sonrisa pícara, dijo:

-¿Qué?

-Quiero besarte -admitió Yongsun, acercándose un paso más.

-Me preguntaba por qué tardabas tanto. -dijo Byul, con una sonrisa ansiosa dibujándose en su rostro.

Dos pasos rápidos y estaban abrazadas, y el beso de buenos días pronto se convirtió en mucho más. Al principio lento, casi tentativo, mientras los sentimientos se agitaban, los labios se abrían y las lenguas se exploraban. Pasaron unos minutos antes de que finalmente se separaran, y un ligero rubor apareció en las mejillas de Byul al sentir la necesidad entre sus piernas.