Después de encerrarse en el baño durante casi treinta minutos, cuando Byul volvió a la cocina a por su té, apenas estaba tibio. Con un suspiro, se lo bebió de un trago y, al ver que había una botella nueva de whisky sobre la mesita, se acercó y se sirvió un buen trago. Se sentó en el sillón junto a la chimenea, apoyó las piernas en la otomana y se quedó mirando las llamas. Perdida en los mismos pensamientos que la habían mantenido encerrada en el baño, sorbió su bebida, totalmente inconsciente de que la mujer sentada en el sofá la miraba fijamente.
A la resplandeciente luz del fuego, ver el cabello oscuro de Byul se había vuelto un espectáculo y, al verla apartarse unos mechones de pelo detrás de la oreja, Yongsun sonrió. Era algo que se había acostumbrado a verla hacer cuando trabajaban juntas y estaba convencida de que aquel hábito inconsciente nunca envejecería. Cautivada, se preguntó si Byul tendría idea de lo hermosa que era.
Byul salió de sus pensamientos cuando Yongsun se levantó y la observó mientras agarraba su abrigo y se dirigía a la puerta.
Como ya había traído leña suficiente para toda la noche, le preguntó:—¿Qué haces?
Sintiéndose culpable, Yongsun se metió la mano en el bolsillo y sacó los cigarrillos, sosteniéndolos en alto para que pudiera verlos.
—No tienes que salir. Puedes fumar aquí. —dijo Byul. Al ver que Yongsun enarcaba una ceja y ladeaba la cabeza, sonrió—. No hay ninguna ley que prohíba fumar aquí.
—Ah, ya veo. —dijo Yongsun con una sonrisa, tirando su abrigo en la silla. Buscó otra taza de la cocina para usarla como cenicero y volvió a su sitio en el sofá. Al darse cuenta de que Byul volvía a mirar el fuego, dijo—: ¿Puedo preguntarte en qué estás pensando?
Byul respiró hondo y bebió un sorbo de whisky.
—En mi padre. Probablemente piensa que estoy muerta.
—Byul, no puedes pensar así.
—¿No?
—Las dos hemos estado en casos en los que una persona ha desaparecido. Los padres nunca se rinden. No está en su naturaleza. Hasta que alguien pueda darle pruebas concretas de que estás muerta, seguirá pensando que estás viva. No tiene elección. Es tu padre.
—Supongo que tienes razón. Es bastante testarudo.
Yongsun se divirtió al ver que, al parecer, la hija no caía muy lejos del árbol del padre, y dio una calada rápida a su cigarrillo para ocultar la sonrisa antes de preguntar:
—¿Y tu madre?
—Murió cuando yo nací.
—Oh, lo siento. —Respondió en voz baja—. Debió de ser duro. No conocerla, quiero decir.
Ya fuera por el whisky que le calentaba la sangre, por la chimenea que le calentaba el cuerpo o por el consuelo que sentía al estar a solas con Yongsun, Byul dio otro sorbo a su bebida y luego empezó a hablar.
—Nunca la conocí, pero lo sé todo sobre ella. No creo que pasara un día sin que mi padre me contara una historia sobre ella, o cómo hacía las cosas de una determinada manera. Sé cómo era, cómo doblaba la ropa. Sé cuál era su color y su flor favoritos, su libro preferido. Sé que le gustaban las cosas sencillas, que odiaba la ropa elegante y el maquillaje, y que lo único que quería era ser una buena esposa y madre. Mi padre estaba en la Real Fuerza Aérea y nos mudábamos bastante cuando yo era joven. Acababa de cumplir trece años cuando nos mudamos a Leuchars y, mientras mi padre trabajaba, empecé a desembalar algunas cajas. Me encontré con una que estaba llena de polvo y golpes, como si la hubieran movido mucho. Como era una adolescente muy curiosa, la abrí y dentro encontré una colección de libros sobre cómo educar a un niño. En la parte superior había uno que se llamaba Cómo Ponerle Nombre a tu Bebé, y en la portada estaba escrito el nombre de ByulYi en grandes letras. Cuando mi padre llegó a casa, le pregunté por los libros y me dijo que mi madre los había comprado todos el día que se enteró de que estaba embarazada de mí. Quería asegurarse de hacerlo todo bien, hasta mi nombre tenía que ser perfecto. Me contó que se había pasado horas leyendo los libros, aprendiendo todo lo que podía, pero que hasta el día en que nací no había podido decidirse por un nombre. —Se detuvo para beber un sorbo y se quedó callada un momento. Finalmente, dijo en un susurro—: Papá dijo que lo eligió minutos antes de irse al hospital. Fue la última palabra que escribió.

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Hielo [MoonSun]
FanfictionLa última vez que Moon Byul y Kim Yongsun trabajaron juntas, ambas recibieron suspensiones de dos semanas. Esta vez... es peor. Cuando un niño es secuestrado en un parque de Londres, las detectives inspectoras se reúnen para trabajar en el caso. Si...