Hielo [MoonSun]

Capitulo 3

Como ya había infringido la regla de no beber estando de servicio, Yongsun decidió infringir otra. Sin nada más que tiempo libre y whisky en la barriga, no tardó en reclinarse y dormirse. A veces, el vuelo se llenó de baches y se agitó con las turbulencias, pero, inmóvil en su asiento y sin prestar atención a Moon, que estaba sentada al otro lado de la fila, volvió a sus sueños sin preocuparse por nada.

Seis horas después, abrió los ojos y lo primero que notó fue que el asiento de Moon estaba vacío. Yongsun se encogió de hombros y bostezó. Necesitada de ir al baño, bajó el reposapiés, pero antes de que pudiera levantarse, apareció Wheein y se arrodilló junto a su asiento.

—Creo que tu compañera está enferma. —le dijo en voz baja.

Yongsun aún se limpiaba el sueño de los ojos y le devolvió la mirada. Tardó varios segundos en darse cuenta de quién hablaba Wheein.

—Moon no es mi compañera. Sólo trabajamos juntas por hoy y sólo por hoy. —replicó—. Y sólo tiene miedo a volar, pero es demasiado jodidamente orgullosa para admitirlo.

Un poco sorprendida por la dura respuesta de Yongsun, Wheein se levantó y, mientras se alejaba, dijo en voz baja:

—Bueno, pensé que deberías saberlo.

Mientras observaba a la torneada azafata caminar por el pasillo, Yongsun dejó escapar un largo suspiro. Había sufrido mareos varias veces en su vida, la mayoría de ellos causados por la cantidad de alcohol que había consumido, y de repente se sintió identificada con la situación de Moon. Respiró hondo, se levantó de su asiento y caminó por el pasillo. Justo cuando llegaba al baño, la puerta se abrió y ella salió.

Sorprendida por el aspecto fantasmal de la mujer, Yongsun preguntó:

—¿Estás bien?

Tratando de prestar la menor atención posible a Kim, Byul rodeó a la mujer que le impedía el paso.

—Estoy bien. —murmuró.

—Oye. —dijo Yongsun, agarrando el brazo de Moon para detener su huida—. Estás un poco pálida, eso es todo.

Dolorida, sudorosa y sintiendo que la cabeza le iba a estallar, Byul tiró de su brazo para zafarse del agarre de Kim.

—Si quiero tu preocupación, te la pediré. Ahora déjame en paz.

Sorprendida por el arrebato de la mujer, Yongsun vio cómo Moon se dirigía lentamente a su asiento, agarrándose con cuidado a varios respaldos mientras avanzaba por el pasillo.

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Una hora más tarde, el avión aterrizó en una pista poco iluminada en medio de la nada y, en cuanto se abrió la puerta de salida, Moon salió corriendo del pequeño jet.

Caminando hacia la salida, Kim agarró su abrigo de Wheein y preguntó:

—¿Y ahora qué?

—Bueno, hasta aquí te llevamos.

—¿Qué? ¡Seok dijo que mañana estaríamos de vuelta en Londres!

—Relájate. —dijo Wheein con una sonrisa—. Han hecho los preparativos para que otro avión las lleve de vuelta. Al parecer se avecina una tormenta bastante desagradable, así que nos han dicho que repostemos lo antes posible y nos larguemos de aquí.

—No lo entiendo. ¿Por qué no podemos volver contigo?

—Porque nos dirigimos en otra dirección, me temo. —dijo Wheein. Caminando hacia la puerta de la cabina, señaló un hangar en la distancia—. Dentro, hay una oficina a la izquierda. La gente de allí te llevará de vuelta a la civilización.