Llegada

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Recomendación musical: "Imagination" – Cristian Onofeiciuc

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El sonido de turbinas de aviones, de personas charlando por celular y de las ruedas de maletas de equipaje se escuchaba por todo el aeropuerto en Narita, Japón. Miles de personas salían y entraban por diversas puertas, subían y bajaban escaleras eléctricas, buscaban su equipaje correspondiente y hablaban con gente de diferentes temas; pero nuestra historia no es acerca de un concurrido aeropuerto asiático, sino sobre una persona que se encontraba apenas descendiendo de un avión proveniente de América, bajaba por las escaleras eléctricas y se acercaba a donde cientos de equipajes se encontraban amontonados, buscando detenidamente el suyo. Al captar con la mirada una maleta color jade, no dudó en tomarla rápidamente y dirigirse hacia la salida.

Antes de cruzar por aquella puerta, de su bolsillo sacó un pequeño papel que tenía escrito algo en él: una dirección. Leyó rápidamente las palabras y segundos después volvió a guardar el pedazo de papel. Una expresión de confusión cubrió su rostro al mismo tiempo que su mirada atravesaba el lugar entero. De repente captó la mesa de recepción a unos cuantos metros en frente e inmediatamente dirigió su paso hacia allá.

Al quedar frente a la alta mesa, se aclaró la garganta y miró fijamente a la mujer del otro lado del mostrador— Disculpe. —le llamó.

La mujer de mediana edad giró su mirada hacia la persona quien le llamaba, levantándola y encontrándose con una joven chica parada frente al gran mostrador. Le sonrió amigablemente y no pudo evitar notar la inhumana estatura que poseía, al igual que aquel color de cabello tan peculiar que, si no hubiera escuchado acerca de ellos, hubiera pensado que era cabello teñido.

―¿Qué tal? —la saludó—. ¿Te puedo ayudar en algo? —preguntó.

La chica sonrió de vuelta y sacó de nuevo el papelillo, lo colocó sobre el mostrador y se lo extendió a la mujer— Sí —confirmó—, me podría ayudar a saber, ¿en dónde queda éste lugar?

La mujer observó el papel y leyó cuidadosamente la dirección, una sonrisa se formó en sus labios al mismo tiempo que asentía seguramente con la cabeza— No te preocupes —ella exclamó—, no queda muy lejos de aquí. Si quieres puedo decirle a alguien que te lleve.

La chica sonrió también y asintió con la cabeza de forma afirmativa— Claro, eso sería de mucha ayuda.

—Muy bien —la mayor murmuró mientras tecleaba algunas palabras en su ordenador—, ¿te gustaría taxi o limusina? —preguntó.

—Taxi. —la más joven respondió sin pensarlo dos veces.

Acababa de regresar a ese hermoso país y no quería empezar llegando a su nuevo hogar en algo tan llamativo como una limusina.

—Entendido —la mayor exclamó mientras terminaba de teclear en su computadora—. Pasa por favor de lado izquierdo. —ordenó sutilmente mientras ambas mujeres giraban su atención hacia aquel lado, pudiendo observar a un chofer de taxi moviendo su mano.

La peli-naranja tomó el mango de su maleta y se volteó hacia su lado izquierdo— Gracias. —le agradeció a la mujer justo antes de comenzar a caminar hacia donde se encontraba el taxi. Salió del lugar y se acercó hacia donde el hombre que saludaba se encontraba.

El castaño, al verla acercarse, se giró hacia su dirección e hizo un gesto de saludo— Buenos días, señorita, ¿le gustaría colocar su equipaje en la parte de atrás? —preguntó.

La chica asintió a su propuesta y le extendió su maleta— Sino fuese mucha molestia. —exclamó.

—Por supuesto que no —y acto seguido, el hombre tomó la maleta en manos y la colocó en la parte trasera mientras que la joven entraba dentro del vehículo. El hombre cerró la puerta de la cajuela, segundos antes de entrar en el asiento del conductor, encendió el coche y volteó a ver a la oji-naranja con ayuda del retrovisor—. ¿Hacia dónde? —le preguntó.

En lugar de responderle, ella sacó el mismo papel de antes y se lo tendió al hombre— A esta dirección, por favor. —dijo mientras el taxista leía el papel.

Le tendió el pedazo de hoja de vuelta y se volteó hacia el volante— Con mucho gusto —y comenzó a conducir por la avenida en frente de aquel aeropuerto—. Usted no es de este país, ¿o sí? —el hombre preguntó sin siquiera dejar pasar diez segundos desde que encendió el taxi.

La chica rio ligeramente a su pregunta— ¿Tanto se nota?

—Sólo un poco, por los rasgos. Si no me equivoco, ¿americana?

—En efecto.

El hombre rio poco mientras volteaba a ver de reojo a la chica— Yo nunca me equivoco —bromeó, haciendo que ambos rieran divertidos—, pero —comenzó momentos después de que sus risas cesaran—, ¿qué hace una joven americana del otro lado del mundo? —preguntó curiosamente.

La joven miró involuntariamente por la ventana después de oír la pregunta del taxista— Si le soy sincera —comenzó—, es por dos razones: la primera es para poder estudiar en la academia que deseo y la segunda es..., para ver otra vez a unos viejos amigos. —ella respondió.

—¡Vaya! Eso es bueno —el taxista exclamó—, siempre es bueno reencontrarse con viejos amigos. —explicó.

—De hecho, pero creo que será un poco difícil encontrarlos.

—Y eso, ¿a qué se debe?

—Bueno —la chica volvió a observar por la ventana, viendo cuidadosamente el paisaje urbano—, es que todos posiblemente se irán a institutos diferentes —explicó—. Puede que usted haya escuchado de ellos, ¿ha oído acerca de la "Generación Milagrosa"? —preguntó inesperadamente.

El hombre no esperaba aquella pregunta, pero por suerte sabía de lo que hablaba— Por supuesto —afirmó—, fue en la Secundaria Teiko; estaba conformada por cinco prodigios del baloncesto..., y un misterioso sexto hombre fantasma —relató―. Aunque esos chicos deben todavía de continuar en su tercer año, ¿o no? Ya a meses de ingresar a la preparatoria. ―agregó.

La oji-naranja miró de reojo al hombre y volteó su mirada de nuevo hacia el exterior— Precisamente, pero no sólo existía un sexto hombre fantasma. —exclamó.

El mayor frunció el ceño confundido— ¿A qué se refiere?

La extranjera sonrió triunfante antes de aclararse la garganta— Así como usted sabe: el equipo estab..., está formado por cinco estrellas de aquel deporte y del sexto hombre —ella confirmó―, pero, a parte de ellos seis, existía un séptimo integrante que nunca formó parte del equipo formalmente por dos razones: la primera era que estudiaba en una secundaria diferente y la segunda era...

El hombre volteó a ver por el retrovisor a la chica y observó cómo se giraba hacia él con una sonrisa en rostro.

—..., que yo soy una chica.

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¡Hola, gente! ¿Cómo están? Espero que bien, como pueden notar (o tal vez no), este es mi primer fic de Kuroko No Basket. Sinceramente había tenido esta idea en mi cabeza durante muchas semanas y..., creo que ya era momento de expresarla libremente, ¿o no? XD. Espero y hayan disfrutado de este prólogo. Acepto con gusto toda clase de reviews (ya sean admiraciones, críticas, felicitaciones, jitomatazos..., ya me callo). Muchas gracias y hasta el próximo capítulo. Chao.

Miembro IlegítimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora