Miembro Ilegítimo

Reencuentro Bicolor: Negro y Morado

Recomendación Musical: "Brotherhood" – John Dreamer

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Gracias a que había salido antes de lo previsto de la cafetería donde estaba con Shuyō, llegó unos cuantos minutos antes de la hora establecida. Para pasar el tiempo, la peli-naranja optó por pedir una paleta sencilla y esperar acabársela para cuando él llegara, pero aún después de terminársela lentamente, se dio cuenta que todavía faltaban alrededor de quince minutos para encontrarlo.

Tras soltar un pesado suspiro, se inclinó sobre la mesa en la que estaba recargada y comenzó a jugar con el palillo vacío de la paleta. Al mismo tiempo que se recargaba a un ángulo casi acostado, la americana recostó su mejilla sobre su puño cerrado y comenzó a dibujar círculos con el objeto que tenía en la otra mano. Levantó su mirada por unos momentos y pudo observar a muchas familias entrando y saliendo por las puertas, algunos trabajadores atendiendo a otras más, muchos niños pequeños revoloteando por el lugar y algunos que otros adolescentes teniendo citas melosas en unas sillas apartadas del resto..., una escena digna de una heladería.

Mientras su atención regresaba a un punto indeterminado de la mesa enfrente de ella, sus pensamientos se sumieron en todo lo que había sucedido en los últimos meses: la Inter-Escolar varonil había llegado a su fin, teniendo a Rakuzan como ganador, a Tōō como el segundo y a Yōsen como el tercero; no era cosa de sorprenderse de los resultados, sólo que había algo que no cuadraba en aquellos partidos y era el hecho que ninguno de sus viejos amigos participó. Ella era consciente de que Aomine se había lastimado en su partido contra Kise, pero todavía no lograba entender por qué ni Murasakibara ni Akashi participaron en el evento más importante de todo Nipón. Otro hecho importante fue que sus nuevas amigas de Shutsu le habían dado datos sobre un instituto con el que habían tenido un juego de entrenamiento; Shōsha describió a las chicas como un equipo poderoso en el ataque..., tal y como Tensai, y sus estrategias eran bastante parecidas a estas últimas; se maldecía a sí misma por haber olvidado el nombre dicho por la segunda mejor Emperatriz, pero sabía que podía averiguar sobre ellas cualquier otro día.

Ya que su mente estaba concentrada en el tiempo que pasó, no se percató de cierto azabache entrando por las puertas y estudiando con la mirada a todas las personas sentadas. Sus ojos grises-oscuro, casi semejantes al negro, se abrieron en sorpresa y una sonrisa se dibujó en sus labios al observar a su hermana menor. Su copete caía sobre su ojo izquierdo al mismo tiempo que avanzaba hacia la extranjera. Tras estar parado enfrente de ella y notar que esta última estaba distraída en sus pensares, eligió hablarle directamente―: Can I take a seat? ―preguntó en un tono un tanto coqueto.

Los párpados de la más alta se abrieron en señal de sorpresa al escuchar la voz masculina de aquel americano. De un solo movimiento se levantó de su asiento y lanzó lejos el palillo que tenía en mano segundos antes de rodear al más bajo con sus brazos― Big brother! ―exclamó en el mismo idioma antes de darse cuenta de algo―. Oi ―volvió a exclamar, pero en un tono un poco molesto―, estamos en tu país, por lo que debemos hablar en tu idioma. ―le explicó mientras ambos se separaban del agarre.

El japonés rio ante el tono con el que habló la chica y negó de manera divertida― Puede que tengas razón, pero estar mucho tiempo en América hace un hábito el hablar en inglés. ―explicó.

Katomi también rio ante aquella explicación y ambos se sentaron en los asientos alrededor de la misma mesa de la cual la peli-naranja se había levantado― Es increíble que hayas vuelto a Japón ―le dijo con una sonrisa en rostro―, ¿alguna razón de por qué ahora?

―Ninguna, en realidad. ―el oji-gris negó, desviando su mirada hacia un costado y haciendo que aquel "collar" se librara del interior de su remera y tintineara un poco al chocar contra la cadena.