Quinto Prodigio

484 49 11
                                    

Recomendación Musical: "Legacy" – Philipp Klein

| ~ | ~ | ~ | ~ | ~ |

El invierno llegó a su fin, el ciclo terminó y los recién ingresados pasaron a segundo.

En Nenki, Katomi se vio envuelta en muchos interrogatorios de parte de los demás estudiantes, puesto que todos supieron que ella no iba a inscribirse al club de baloncesto. La americana, con una sonrisa en rostro, se alzó de hombros y excusó preocuparse por sus estudios antes que un club. Pese a que todos le creyeron, la mayoría notaba raro como la peli-naranja siempre salía a gran velocidad de sus instalaciones y desaparecía hacia un "lugar".

Por su parte, la oji-naranja había disfrutado tanto sus últimos meses de primero que se entusiasmaba imaginando como sería su segundo año. Su gusto por aquel club varonil era tan fuerte que jamás volvió a colocarse sus audífonos durante el camino, sino que llenaba su mente de escenas que podrían llegar a pasar en el entrenamiento..., o más excusas que darle a sus padres cuando éstos preguntaran su día en el equipo, puesto que ellos (al igual que su hermana mayor), seguían pensando que todavía era integrante del equipo de Nenki y ella no pensaba revelar la verdad.

Dentro de las canchas de Teikō, todos los prodigios demostraron el incremento en sus habilidades, sobrepasando a sus superiores en poco tiempo. Kuroko no fue la excepción, pues el chico fantasmal fue nombrado titular principal por Sanada un poco después de comenzar el segundo año y recibió su uniforme.

Al mirar la hora en su celular, la extranjera chasqueó la lengua y aumentó considerablemente la velocidad..., comenzado con una carrera a tercera velocidad. Se le había hecho tarde y ya estaba diez minutos atrasada en el entrenamiento. Divisó ya el instituto, notó que no había ningún principal cerca y se dirigió al edificio directamente. La puerta estaba abierta, por lo que aquello le permitió observar como algunos miembros estaban reunidos en un círculo.

Ella entró en el edificio y dejó sus pertenencias en tan aclamado rincón dónde las mochilas terminaban sobre otras. Al mismo tiempo que tomaba una liga de su muñeca izquierda (la cual siempre tenía ligas, bolitas, donas, entre otros accesorios para cabello), y comenzaba a hacerse una coleta alta, los jugadores varoniles comenzaban a dispersarse, permitiéndole ver a un nuevo recién llegado.

Dado a que tenía la liga entre dientes, soltó ésta y dejó que cayera sobre la duela, al mismo tiempo que soltaba su gruesa cabellera y sus párpados se abrían en sorpresa. Comenzó a avanzar hacia cierto rubio, quien copió sus mismas expresiones y comenzó también a acercarse, señalándole con un dedo de manera acusadora pero divertida.

―Tú... ¡dramático! ―ella le acusó con una extraña sonrisa sarcástica

―Tú... ¡mentirosa! ―él también exclamó, señalándole con un dedo.

Cuando ambos estaban ya enfrente del otro, bajaron de nuevo sus manos y extendieron ambos de sus brazos― ¡Tú! ―después de gritar en unísono, ambos se unieron en un abrazo.

Los demás miembros intercambiaron miradas confusas, tratando de averiguar la raíz de aquella inesperada acción. Algunos preguntaban a los otros más cercanos y estos últimos se alzaban de hombros, negando saber algo. El capitán y entrenador se unieron a esas reacciones y negaron al chocar miradas. Los prodigios tampoco se quedaban solos, pues se preguntaron a sí mismos la relación del par.

Tras dejar pasar unos cuantos segundos más, la pareja se separó y se quedaron viendo mutuamente, una sonrisa en sus rostros y una alegre aura a su alrededor.

―Muy bien ―Nijimura se alejó del costado de Sanada y se acercó a los menores, quienes giraron al escuchar su voz―, amarillo, idiota... ¿se conocen?

Miembro IlegítimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora